El otro Madrid niega al Sevilla
Un autogol de Bono da la victoria a un Real afanoso y concentrado, que coge aire a costa de un adversario poco expansivo de entrada y bloqueado cuando los de Zidane bajaron la persiana delante de Courtois
Equipo nómada, al Madrid parece irle la caza mayor. Es un tiro al aire. Lo mismo es un conjunto pánfilo y vegetativo ante el Cádiz, el Alavés y el Shakhtar como saca pecho en el Camp Nou, San Siro y Nervión. En el Pizjuán, voló de inicio, con las cometas de Rodrygo y Vinicius. Luego, tras el autogol de Bono, meta local, no disimuló: bajó la persiana delante de Courtois.
No estuvo Ramos, pero compareció el Real afanoso, macizo y gremial que con la puerta bloqueada se desconfinó hasta la última cumbre liguera. Con la habitación cerrada los visitantes, al Sevilla se le cortaron los cables. Primero, cuando más en alerta le tuvo el Madrid, fue un equipo de fogueo. Cuando se encapsuló el Real, tampoco dio con la tecla, por más que Julen Lopetegui interviniera con cambios de piezas y sistemas. Una victoria blanca en un envite considerable a la espera del órdago del miércoles con el Borussia Mönchengladbach.
Con Hazard lamentando a Hazard y Asensio rastreando a Asensio, Zidane se inclinó de entrada por Rodrygo y Vinicius. Ambos brasileños tienen hoy otra marcha. Se advirtió a los 55 segundos. Rodrygo se citó con su compatriota y Vinicius armó un disparo cruzado que alivió a Bono por un pelo. Con su fútbol protesta, el mismo Vinicius acogotó al meta local, que se metió en un jaleo con el balón en los pies. Tras el rechace, a Benzema le faltó un flequillo para embocar de cabeza ante Diego Carlos, al rescate bajo el larguero. En cinco minutos, con los extremos brasileños como vectores, el Madrid tuvo al Sevilla a sujeto. Más vivificante que en jornadas precedentes, el Real, bien articulado con y sin la pelota, fue más categórico que su rival.
Kroos y Modric auxiliaban a los tres delanteros visitantes a enchironar a los de Lopetegui desde el punto de partida de Bono. Hay quien se empeña en que los porteros sean trapecistas con el balón en los pies. No lo es el meta marroquí, que en más de una ocasión afligió a los suyos. Si el Sevilla saltaba la primera trinchera, el Madrid se replegaba de forma gregaria, con Vinicius y Rodrygo al quite, sin renuncias defensivas.
Nacho y Varane
Por más que el Real le concediera el formalismo del toque, el cuadro andaluz no fue capaz de intimar con Courtois en todo el primer acto. Firmes Nacho y Varane, esta vez centinelas a lo grande, entre ambos encapsularon a De Jong antes y luego a En Nesyri. También se encargaron los de Zidane en negar el flechazo habitual entre Navas y Ocampos. Ni migas hubo de Munir y Aleix Vidal, en su ortopédica posición de lateral izquierdo. El equipo de Nervión se quebraba en zonas templadas, por más que Jordán y Rakitic quisieran dar carrete al juego. No llegaba el Sevilla. Sí Toni Kroos, al que se le fue un tiro combado por un dedo. A Bono no se le fue la tiritona ni con una estupenda parada tras un disparo raso de Benzema.
Al inicio del segundo tramo, una chilena de De Jong que acunó entre sus brazos Courtois fue el primer cartucho sevillista. Un espejismo. La respuesta fue contundente. Vinicius activó una jugada, Benzema le puso el lazo con una magnífica apertura de espaldas y al primer toque para Mendy. El centro del lateral, tenso, fue acariciado con una uña por Vinicius. La pelota se iba extraviada, pero Bono, arrodillado a la espera de blocar el balón, se desorientó y acabó por sellar lo que no era gol.
Con el 0-1, otro partido. Y otro triunfo madridista. Un Madrid ganador cuando no eludió estirarse como cuando puso el andamio delante de su área. Defendía Benzema, apretaba la mandíbula Vinicius, tiraba de pico y pala Asensio, sudaban como regaderas Modric, Kroos... Una conjura total. A los de Lopetegui se les hizo de noche. Tan abrochado estuvo el Madrid que un remate de Suso y otra chilena, esta de Ocampos y más exigente para Courtois, fue todo su balance ofensivo. Nadie ventilaba rivales, y Navas, su mejor puñal, siempre estuvo bajo vigilancia.
Lopetegui hizo hasta cuatro cambios. Sus chicos cambiaban de posición, el sistema derivó a un 4-2-3-1. Nada: agua. Al equipo le faltó ingenio, desborde. Zidane ni se inmutó, salvo por la entrada de Asensio para dar un respiro al mancomunado Rodrygo. Con todo madridista como piquete delante de Courtois, el Real descorchó un partido que se le presumía crudo. La mejor forma de encarar la Copa de Europa. Al Sevilla de nada le valieron las rebajas de Lopetegui ante el Chelsea.
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