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El Barça encuentra un ‘9’

Braithwaite, comparado con Larsson por su mentalidad, sale del ostracismo y convence a Koeman y al vestuario porque fija a los centrales, crea espacios y marca

Jordi Quixano
Braithwaite festeja su tanto al Ferencvaros.
Braithwaite festeja su tanto al Ferencvaros.ATTILA KISBENEDEK (AFP)

Nada más dejar el Leganés y aterrizar en Barcelona para sellar una operación exprés y ocupar el lugar del lesionado Luis Suárez en el invierno pasado, Martin Braithwaite (Esbjerg, Dinamarca; 29 años) se definió. “Soy fuerte, rápido, físico y me encanta estudiar el juego. Soy un goleador”, resolvió sin modestia, algo que no suele digerir el vestuario azulgrana. Pero con el tiempo, el camerino tornó el escepticismo en confianza porque el danés no ha faltado a su palabra. Compite como pocos en los entrenamientos, revisa los partidos y los rivales, machaca a Alfred Schreuder (segundo de Koeman) sobre cuestiones tácticas y todos saben que al acabar el entrenamiento le espera el gimnasio. Cae bien. Y marca. Y ya juega porque se lo ha ganado.

En 2018, poco después de fichar por el Girondins de Burdeos, Braithwaite pidió hora al técnico Gustavo Poyet. Al delantero le preocupaba el juego colectivo, también cómo se debía construir atrás para que le llegaran más balones. “Fue una charla muy constructiva porque se interesó por el fútbol para utilizar sus virtudes. Una discusión sobre qué cualidades le iban mejor a su alrededor. Estaba interesado en rendir y eso es un placer para cualquier entrenador”, recuerda Poyet.

Algo similar le sucedió en Can Barça. “Koeman se quedó encantado con su predisposición, cómo se entrena y por su interés en ayudar y evolucionar”, desvelan en el club, que en verano rechazó dos ofertas de la Premier por insuficientes, conscientes de que el delantero y sobre todo el gol van caros. Y Braithwaite, que ha provocado dos penaltis y firmado cuatro dianas en los tres únicos (y últimos) partidos que ha disputado de titular, de eso sabe rato. Además, hace mejores a los demás porque actúa de referencia para jugadores como Dembélé y Griezmann, estira al equipo y con sus desmarques de arrastre deja espacio a la segunda línea. “Estoy contento de demostrar que pertenezco al equipo”, aceptó tras medirse al Ferencváros.

“Martin está trabajando muy bien, se esfuerza mucho y contribuye al equipo desde distintas posiciones porque sus desmarques e intercambios son muy buenos para nosotros”, le reconoció Koeman en Budapest. Un elogio que evoca su deseo de contar con un nueve desde que llegara al club, sobre todo Memphis Depay (Olympique Lyon). “No para de tirar desmarques tras la línea de cuatro. Le puede ir muy bien para generar espacios a Messi. Ahora estamos viendo el jugador que es”, reflexiona Poyet. Pero para tener su ocasión, ha tenido que esperar lo suyo. “Muchos de los que vinieron en los últimos años no eran fuertes mentalmente. Braithwaite es nórdico, duro. Quizá el último con esa capacidad mental fue Henrik Larsson [ariete azulgrana de 2004 a 2006 y ahora en el cuerpo técnico de Koeman]”, señalan en la ciudad deportiva. “No pone malas caras nunca y está para ayudar. Se mata en cada entrenamiento y cuando acaba, todos sabemos que va al gimnasio”, añaden en la caseta.

Ariete en el 4-2-3-1

Braithwaite llegó en el mercado del curso anterior sobre la bocina después de que se lesionara Suárez. Pero con la pandemia y el parón, el uruguayo se recuperó a tiempo y el internacional danés se perdió en el ostracismo. Primero con Setién y después con Koeman, hasta que le colocó de 9 para reordenar las piezas, para que los extremos no se choquen en sus diagonales hacia dentro, para dejar la banda a los carrileros y para que los centros se rematen en el área como quiere Koeman con su 4-2-3-1, apuntalado ahora con un ariete clásico. “Llegó porque nos faltaba energía y porque podía actuar en cualquier posición de ataque. Ahora el equipo es más joven y tiene nuevos bríos, y aunque no le sobra calidad, puede cambiar los partidos”, señalan en el club.

Eso sucedió ante el Ferencváros, pues perdió 10 balones de 30 pero atacó en profundidad, llegó al remate y engrandeció el ataque del Barça, además de firmar su autógrafo (su gol llegó tras 33 pases). Con Fati lesionado y con Griezmann cómodo de mediapunta —también ha hecho diana en los últimos tres encuentros—, Koeman seguramente volverá a poner mañana a su Larsson ante el Cádiz.

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