Zidane: “Esta noche no tengo una explicación”
El técnico del Madrid lamenta la falta de regularidad de su equipo, tres días después de ganar al Inter, y vuelve a perder a Hazard por lesión
El subibaja que es este principio de temporada del Real Madrid, raro heredero de la solidez postconfinamiento, fue declarado ya oficialmente enigma este sábado por su entrenador, Zinedine Zidane: “Esta noche no tengo una explicación”, resumió después de la derrota contra el Alavés. Con el de este sábado, su equipo ha perdido tres de los últimos seis partidos, tantos como en los 42 anteriores. Este último, solo tres días después de una exhibición en San Siro: “Nosotros alternamos el buen y el mal momento, que son partidos como el de hoy, sobre todo nuestro inicio. Porque cuando te meten un gol después de tres minutos, tenemos tiempo para volver al partido, pero parece que nos complican mucho las cosas”, dijo.
El francés estaba sobre todo disconforme por esa incapacidad de cambiar el curso de los acontecimientos cuando el partido empieza mal: “No pudimos cambiar la dinámica del partido y eso me molesta y me preocupa”. Y eso pese a que la actitud no había sido un problema en esta ocasión, como reconoció el técnico y había explicado antes Casemiro: “Hemos dado todo en el campo como manda el manual de este escudo. La actitud de trabajar, de pelear hasta el final, de trabajar... es esta”, dijo el brasileño.
Y sin embargo, el partido se escapó y el entrenador no había descifrado por dónde y qué sucedía con la misteriosa regularidad, en una noche en la que se concitaron todos los enigmas recientes del equipo.
El mayor Eden Hazard, cuya estancia en el Real Madrid se parece al desesperante destino de un sueño feliz. Hay un tipo soñando, pongamos, que se encuentra a un par de centímetros de morder un trozo de chocolate, y antes de conseguir atraparlo en la boca, despierta. Solo, atribulado y muerto de gula. Como el belga en el Alfredo di Stéfano, lesionado contra el Alavés. Como el belga todas las veces que sentía que se acercaba a su versión buena. O incluso que iba a empezar a jugar. Se lesionó antes de empezar su primer curso, antes de empezar este, cuando mejor estaba en el partido de Champions contra el PSG en el Bernabéu el año pasado, al poco de regresar de aquello, y también este sábado, tres días después de marcar en San Siro, recién salido del coronavirus.
Hazard dejó el campo antes de media hora con molestias musculares en el muslo derecho. “Espero y creo que tenga un golpe, como dijo él”, contó Zidane. Hasta entonces, había sido de lo más amenazante del Madrid, muy activo por el centro. La mejor ocasión fue suya: robó, avanzó y se plantó ante Pacheco, que repelió el tiro. El belga insistió: recogió el rechace, recortó y cayó en el área. El pelotón de lesionados instalados con Ramos en la grada estalló: “¡Clarísimo, hombre!”, se quejó el capitán, que siguió enganchado con el lance un par de minutos. “Vaya penalti te has comido, eh. Se mira, eh, que es clarísimo”.
Buena parte de la vida de los últimos días del Madrid circula alrededor del punto de penalti. Tres en contra en Mestalla, otro en La Cerámica, uno a favor para abrir el marcador en San Siro y otro en contra al poco de comenzar este sábado. Laguardia cabecea un córner y el balón da en el codo izquierdo de Nacho, que saltaba de espaldas con el brazo extendido. Modric, Varane y Marcelo aseguraron al árbitro que no tenía sentido, pero la norma es bastante clara en estos casos. Han recibido al menos un gol de penalti en tres partidos ligueros seguidos por primera vez en el siglo XXI. Cinco de los últimos siete tantos que ha recibido en la Liga han sido desde los once metros, tantos como los anteriores 65 goles.
Todavía hubo un último lance que hizo que el equipo se fuera al descanso rumiando la parte de su destino que gira alrededor de los penaltis. Marcelo se colaba en el área cuando la cabeza se le venció hacia atrás. Laguardia, que le perseguía, le había agarrado del pelo. El brasileño se quejó al árbitro de lo que le había parecido evidente. También Ramos, que aguardó de pie en la grada a que el colegiado se retirara en el entretiempo: “Los dos, claros. Los dos son claros”, la lanzó sobre la caída de Hazard y el agarrón de melena a Marcelo.
Pero contra el Alavés el Madrid no resolvió ni sus incógnitas del campo ni las de fuera. El descanso sirvió uno de los encuentros sobre los que especula el madridismo. El presidente, Florentino Pérez, se cruzó camino del antepalco con su capitán, cuyo contrato vence el 30 de junio. Chocaron los puños y se demoraron unos segundos en una breve charla. En realidad, nada.
Sobre Hazard, se sabrá algo más con la ecografía de este domingo, cuyo resultado no será concluyente, y todavía algo más el lunes, con una resonancia. Respecto al juego, Zidane seguirá indagando: “Tengo que buscar la solución con los jugadores”, dijo.
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