Una noche redonda en Kiev para el Barcelona
El Barcelona sella su clasificación para los octavos de final con un equipo tan experimental como resultón por su sentido del juego colectivo en ausencia de sus figuras
Hasta en la Champions se dan partidos recreativos y agradables de ver cuando los favoritos de grupo, que no necesariamente son los del torneo, firman su clasificación a mitad de camino como ha sido el caso del Barcelona. A los azulgrana les ha alcanzado con una victoria rotunda en Turín ante la Juve sin Cristiano Ronaldo para administrar su botín de puntos, gestionar sus recursos y priorizar la visita el domingo de Osasuna al encuentro de anoche en Kiev. El mérito de los elegidos azulgrana fue que supieron meter cuatro goles en una contienda muy lúdica y sumar el pleno en Europa. No hubo dispersión en el bando azulgrana, tan repleto de jugadores inéditos que hasta debutó un futbolista que ni ha sido presentado como Matheus y marcó un internacional estadounidense como Dest. Lo nunca visto en el Barcelona.
A juzgar por la alineación no parecía que el Barça jugara un partido de Champions. Ausentes por lesión Piqué, Busquets y Sergi Roberto, no viajaron Messi ni De Jong y tampoco jugaron de salida Alba, Dembélé ni Griezmann. La ausencia del francés fue un chasco porque después de pasar por el confesionario del Universo Valdano se le esperaba para que se reivindicara en ausencia del 10. Tampoco encontró sitio Riqui Puig. A Koeman le quedó un equipo raro, repleto de novedades, ninguna tan trascendente como la de Mingueza. No hay más centrales disponibles que el del Barça B. Asegurado prácticamente el pase a octavos, la jornada propiciaba jugar con la formación y al técnico le quedó un once muy juvenil —la media era de 24 años— y en las antípodas del que salió goleado en Lisboa. No había más testimonios de la goleada ante el Bayern que Ter Stegen y Lenglet.
El dominio de Pedri
Ante la ausencia de presión, la distensión fue manifiesta desde que empezó el partido en el Olímpico de Kiev. A los barcelonistas se les veía divertidos y juguetones, a gusto en la cancha, muy sueltos y atrevidos, más ambiciosos que el Dinamo. Pedri y Coutinho mezclaban bien, el ritmo era alto y la circulación buena, como si los azulgrana se conocieran desde juveniles, resultones y al tiempo demasiado inocentes, faltos de desequilibrio y pegada para suerte de Bushchan. Las ocasiones escaseaban porque no se acababan las jugadas, apenas remataba el Barça.
Aunque vestían de blanco, los muchachos de Lucescu jugaban como si se enfrentaran al Barça de verdad, a Messi y Griezmann, una actitud que propiciaba la iniciativa y el mando al equipo de negro, la indumentaria del Barça. El Dinamo se tapaba bien, confiado en el poco desequilibrio de los barcelonistas, y procuraba seleccionar sus transiciones, alejado en cualquier caso de Ter Stegen. Académico, superior en la presión, posesión y la circulación, el Barcelona era poco contundente, demasiado cándido, sin la saña de los equipos que compiten por ganar los partidos, no para pasar el rato y completar la cuarta jornada de la fase de grupos de la Champions. También podían haber descansado los dos porteros titulares: Bushchan y Ter Stegen.
Hasta que el Dinamo se estiró un poco en la reanudación y el Barcelona contestó con Pedri, excelente en la lectura del juego, profundo a campo abierto, delicioso en el pase para la llegada de Dest con la intermediación de Braithwaite. El lateral cruzó el tiro como el mejor de los interiores y puso el 0-1. El tanto despabiló a Braithwaite, que remachó un balón peinado por Mingueza después de un saque de esquina botado por Aleñá. El 0-2 sacó del encuentro al Dinamo y permitió a Koeman dar reposo a Coutinho, Pjanic, Lenglet y hasta a Pedri. La rueda de cambios le salió tan redonda como la alineación al entrenador del Barça. Braithwaite repitió en un penalti que le concedió Griezmann, recién salido a la cancha, y el francés puso el colofón con un bonito cuarto tanto en una noche que dio incluso para que apareciera Konrad y formara pareja con Dest, dos norteamericanos en las filas del Barcelona.
El foco en cualquier caso se puso en Mingueza, un futbolista que podría tener continuidad por la lesión de Piqué mientras se recuperan Araujo y quién sabe si Umtiti. El central del filial estuvo fino y certero en las dos áreas: en un escorzo al inicio y en el salto que propició el segundo tanto después, momento en que el Barça remató el partido que había madurado ante la impotencia del Dinamo. Todo le sale redondo al Barça en Europa. Nadie preguntó por Messi seguramente porque se trataba de dar con futbolistas que se puedan juntar con el 10 para la Liga. Y las individualidades llevaron a ofrecer un muy buen partido colectivo del Barça.
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