Unai Emery: “El problema del Madrid y el Barça es que regulan el esfuerzo contra rivales inferiores”
El entrenador del Villarreal, que regresa a la Liga tras su periplo en París y Londres, examina su reencuentro con la competición en vísperas de enfrentarse al Madrid este sábado en La Cerámica
La voz de Unai Emery (Fuenterrabía, 1971) suena distendida al otro lado de la línea. Después de cuatro años de agitación en los banquillos del Paris Saint-Germain y el Arsenal, dos clubes deformados por sendas crisis existenciales, el técnico vasco ha encontrado la paz que brindan las empresas sencillas. Ni ramificación de un holding con base en ultramar ni embajada de un estado soberano del Golfo Pérsico, el Villarreal solo es un club de fútbol. Este sábado recibe al Real Madrid para poner a prueba su excelente momento de juego.
Pregunta. Cuando usted fichó por el PSG en 2016 la Liga era el campeonato más goleador de Europa. Ahora es el que menos goles registra por partido.
Respuesta. Todo influye. La menor capacidad económica hizo que Neymar y Cristiano se marcharan y la Liga bajara el escalón. El Barça y el Madrid están apostando por gente joven que posiblemente coja ese relevo, pero necesitan tiempo. Y no olvidemos que la inversión del Madrid en Hazard solo la pueden hacer los cinco clubes más ricos del mundo; y que el Barça reinvirtió el dinero de Neymar pero no encontró un referente claro: ni Dembelé, ni Coutinho ni Griezmann están en el ‘top cinco’ del mundo, como Neymar, Messi y Cristiano. La segunda liga más vista del mundo siempre fue la española porque aquí se jugaba el mejor fútbol. Para que esto siga siendo así tenemos que ser capaces de generar un juego donde pasen cosas. La estadística nos señala que tenemos trabajo por hacer.
P. ¿Por qué en los partidos de la Liga pasan menos cosas que en los partidos de la Serie A?
R. El fútbol de orden que vemos tiene que ver con el mensaje de mantener tu portería a cero. Se mira la portería contraria con precauciones. Ese mensaje ha calado. El otro extremo, el de los partidos bonitos, atractivos, con los dos equipos mirando la portería, transmitiendo energía e incertidumbre durante 90 minutos, va contra la organización. En España los entrenadores somos muy organizados, muy tácticos y competitivos. Y eso es como la manta corta. Nos da una riqueza y nos aleja del fútbol espectáculo.
P. ¿Sin público brillan más los jugadores de clase media que los grandes, que suelen ser los más exhibicionistas?
Ha calado el mensaje del orden. En España los entrenadores somos muy organizados, muy tácticos y competitivos. Pero eso nos aleja del espectáculo. Debemos generar un juego donde pasen más cosas
R. Puede ser. Pero el Madrid remontó al Barcelona jugando en Valdebebas, sin público y con una regularidad grandísima. Sin hacer grandes partidos, eso sí.
P. Pertenece a un gremio de vanidosos que se jactan de no dudar. ¿Usted duda de sí mismo?
R. No creo que sea así. Procuro ser natural. Vivir mi profesión con pasión y responsabilidad. Es muy difícil cuando eres reconocido y te pueden querer u odiar. Necesitas un equilibrio emocional muy alto para las dos cosas. Porque donde te quieren mucho te van a querer poco. Cuando estaba en el Sevilla no me querían los del Betis, y así sucesivamente. A todos nos gusta que nos quieran y a veces no sabemos manejar eso.
P. Hay entrenadores cuyo ego les impide hacer una rectificación, un autoanálisis. ¿Por qué a usted parece que revisar sus decisiones no le afecta personalmente?
R. Soy muy práctico en mi búsqueda. Toda mi experiencia y conocimiento lo canalizo para ser competitivo. ¿Cómo llegas a ser competitivo? Comenzando por lo humano. Los entrenadores vivimos en el límite de ganar o perder. Si no eres capaz de dar algo más que profesionalismo el futbolista no será capaz de dártelo todo porque para él serás un producto de usar y tirar. Pero yo nunca me he planteado si tengo o no tengo dudas. Tener ante ti distintos caminos te genera dudas, pero son dudas positivas porque son soluciones. No me planteo que soy peor entrenador porque después de dos años en el PSG no conseguí el objetivo máximo, que es ganar la Champions. Eso es natural. Lo entiendo. La conclusión es que un entrenador tiene que tener su sitio muy consolidado internamente.
P. ¿En qué sentido?
R. El presidente es el jefe. Y de cara a los jugadores el jefe es el entrenador. Si los jugadores tienen acceso al presidente y no tienen claro que es al entrenador a quien tienen que hacer caso ahí se debilitan mis funciones. En algunos sitios he tenido problemas por esto. En otros, las posiciones han sido muy claras. Esto tiene que ver con los liderazgos. En España el contraste es curioso. Florentino Pérez es el liderazgo más visible en el Madrid; en el Atlético ese liderazgo lo encuentras en Simeone; vas al Barça y te encuentras a Messi; y en el Sevilla a Monchi...
P. ¿Y cuál es el liderazgo ideal?
R. Yo les digo a los jugadores: “Vosotros sois los más importantes”. Cuando el jugador tiene un poder, de cara al exterior, al presidente o a la dirección deportiva, al club y a los aficionados, y además sabe gestionarlo, eso es magnífico. Pero es muy difícil de lograr. Messi ha sido un líder que ha sabido ejercer ese poder. Pero también me he encontrado casos en que los jugadores tiene un poder perjudicial porque lo utilizan en beneficio propio. Lo empecé a ver en el Lorca.
Florentino Pérez es el liderazgo más visible en el Madrid; en el Atlético ese liderazgo lo encuentras en Simeone; vas al Barça y te encuentras a Messi; y en el Sevilla a Monchi...
P. ¿Y en el PSG?
R. En el PSG el presidente respetaba mucho a los jugadores. Y les daba cariño. Pero él siempre decía que yo era el jefe. Se lo decía delante de mí e individualmente. Ese impulso es vital. Sea quien sea quien tenga el poder, para que el sistema funcione deben saber gestionarlo. Los clubes mejor organizados son los que mejor diseñan esas responsabilidades.
P. La Real, el Sevilla, el Granada y el Villarreal son los equipos que mejor están jugando en la Liga. Todos a partir del 4-3-3. Pero usted empezó formando un 4-2-3-1 con un doble pivote con Parejo y Coquelin. ¿Las dudas le ayudaron a cambiar?
R. Amplío mis conocimientos y ahora procuro hablar con mis asistentes para utilizar los recursos de la mejor manera posible. Porque yo alguna vez me he equivocado. Porque ves que un jugador actúa en una posición con cierta comodidad y a veces creemos encontrarle otro lugar pensando que pueden explotar mejor sus cualidades, pero sale mal. Me ha pasado a mí. Yo ahora lo que procuro es utilizar los jugadores en el sitio donde mejor se desarrollan. Mi prioridad es que ese desarrollo se produzca sobre todo cuando tengan el balón, y luego ya nos colocaremos cuando no lo tengamos. En Lorca empecé jugando con 4-4-2 porque tenía dos puntas buenos, al siguiente año pasé al 4-3-3 porque tenía un mediocentro del Barcelona, que era Xavi Moro, y aprendí mucho viéndole a él. En Valencia teníamos un mediapunta como Silva, un punta como Villa y dos bandas, así es que hicimos un 4-2-3-1 porque los jugadores se encontraron cómodos en ese sistema. Y luego en el PSG desarrollé otra vez el 4-3-3 con Thiago Motta, que hacía una función que me encantaba. El día que le ganamos al Barça 4-0 en París (para mí el partido famoso y bueno es ese, no el que perdimos 6-1) jugamos un juego brillante a partir del 4-3-3. Y en el Arsenal, otra vez me encontré con un jugador que te condiciona mucho que es Özil, y hay que ponerle detrás del punta en un 4-2-3-1…
P. ¿Y en el Villarreal?
R. He vuelto a encontrar una idiosincrasia en el club, una filosofía de jugadores de toque. Por eso quiero construir a partir del balón con un solo mediocentro que dé el equilibrio. Ser competitivo es adaptarte a las circunstancias y a partir de ahí desarrollar el fútbol. Y es cierto que la Real está jugando muy bien partiendo de posicionarse con el balón como prioridad. Porque cuando la Real pierde el balón ves un 4-4-2. Nosotros también. Con Gerard y Paco Alcácer como referentes arriba. Gerard no es ni banda-banda ni punta-punta, pero actúa muy bien entre punta y banda. Entonces procuramos que nuestro juego con él sea a partir de ahí, y cuando perdemos el balón formamos un 4-4-2.
Alguna vez me equivoqué por cambiar de posición a jugadores que estaban cómodos. Ahora procuro utilizar los jugadores en el sitio donde mejor se desarrollan cuando tienen el balón. Y si lo perdemos, pues ya nos colocaremos
P. Iborra en la cantera del Levante jugó de nueve. Luego fue un volante llegador. Ahora usted lo ha descubierto como mediocentro. ¡Con 32 años! ¿Cómo lo hizo?
R. Porque es muy inteligente. Ha aprendido a moverse en esa zona dándole al equipo lo que necesita: pases fáciles, soporte a los de arriba, saber buscar superioridades con el portero y los centrales cuando presiona el rival, imponerse en el juego aéreo, ganar los centros laterales cuando se mete entre los centrales… Él trabajó sus carencias: colocación, saber orientarse para dar los pases hacia adelante, cuando está de espaldas saber cómo ladearse o evitar participar para que jueguen los siguientes porque viene otro compañero en la presión... ¡Está aprendiendo!
P. ¿Jugar con un solo pivote ayuda a que los espacios se repartan de forma más elástica?
R. Tenemos un proceso de crecimiento a partir de hacer que el equipo juegue posicionalmente para dar pases y romper líneas. Insistimos mucho en identificar los espacios donde está cada uno y cómo ganar espacios nuevos. A veces hay espacios para dar muchos pases y a veces para dar menos y ser más verticales. Estamos intentando mejorar la lectura de lo que requiere cada momento.
P. ¿Cómo ve a los grandes?
R. Creo que el Atlético está jugando bien con un sistema que no es el 4-3-3. Es el más regular de los candidatos a ganar la Liga. El Madrid y el Barça están siendo irregulares cuando no encuentran la motivación máxima. El problema de los equipos grandes es la gestión que haces de los esfuerzos entre Liga, Champions y selecciones. Esa gestión del descanso cuando los futbolistas rotan es tan importante como la gestión que hacen cuando se dosifican en el terreno de juego. Los jugadores regulan esfuerzos frente a rivales inferiores porque consideran que incluso sin ir al máximo ganan. El freno de mano no me gusta. Por eso el Barça y el Madrid son irregulares. Le pasó al Madrid con el Cádiz y al Barça con el Getafe. Los equipos de Simeone nunca van a medio gas.
P. ¿Espera un Madrid menor?
R. Después de haber perdido con el Valencia yo creo que van a venir enchufados. Espero al mejor Madrid. Con el mejor once posible haciendo esfuerzos máximos durante 90 minutos. Ya no están para gestionar el esfuerzo.
P. Considerando este Madrid, ¿qué es más dañino, dejar que los proyectos se agoten sin fichar o fichar jugadores equivocados?
R. La implicación y el compromiso de los jugadores es con sí mismos. Pongo ejemplos: Cristiano, Ramos, Piqué… y en mi equipo Iborra o Albiol. Son jugadores responsables al máximo con su profesión. No hay que decirles que hay que descansar y alimentarse bien para estar mejor. Lo tienen interiorizado. Son los modelos más necesarios. Porque todavía ves muchos jugadores que están a un 50% del compromiso con ellos mismos. Viven más al margen de su profesión de lo recomendable. Y hoy al fútbol hay que dedicarle 24 horas. Entrenas hasta en tu casa.
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