El significativo silencio del capitán Sergio Ramos
El central, inmerso en un peliagudo proceso de renovación en el Real Madrid, suspende su comparecencia ante los medios
El ruido de los dos penaltis errados ante Suiza y el complejo proceso de renovación con el Real Madrid en el que está inmerso han imbuido a Sergio Ramos en el silencio. Su comparecencia, prevista para la tarde de este lunes, fue cancelada. Estaba programada desde el inicio de la concentración, cuando los aditivos para su acto de presencia ante los medios se ajustaban a la medida del capitán de la selección.
La trascendencia del partido, la altura del rival, haberse convertido en el jugador europeo con más internacionalidades (177) y el escenario de Sevilla componían el marco ideal para su presencia ante los medios. El domingo, la federación confirmó su comparecencia ante la prensa. Un día después, fue abortada. Ramos optó por mantener la boca cerrada tras una reunión con el equipo de comunicación federativo de la que salió consensuada la decisión. Al central, de 34 años, no le interesa hablar públicamente en un momento en el que la partida con su club está más en las filtraciones por una y otra parte que en la confrontación directa.
Con el pase a la final a cuatro de la Liga de Naciones en juego, desde la federación explican que no querían que la intervención de Ramos se convirtiera en una batería de preguntas monotemáticas sobre su peliaguda renovación con el Real Madrid. Su club no está por la labor de concederle los dos años que solicita. Tampoco de mejorarle sustancialmente la nómina por la situación financiera que atraviesa la entidad, derivada de la remodelación del Bernabéu y las devastadoras consecuencias monetarias que ha deparado la covid-19. “Todos los jugadores pasan un momento al final de sus carreras en los que finalizan contrato y tienen que renovar. Tienes que saber gestionar esos momentos y él, como Koke o Busi, tienen experiencia. A Sergio le veo igual, con la misma ilusión de competir, de entrenar y de liderar. No le cambia para nada de su semblante”, advirtió Luis Enrique. “Lo que hice yo es lo que hace cualquier entrenador a la hora de defender a sus jugadores”, abundó el seleccionador cuando fue cuestionado por su convencimiento de que si ante Alemania hay un penalti, Ramos será el elegido para ejecutarlo.
Pese a su afán por trascender en la historia del fútbol con goles y récords, en la expedición aseguran que estos días han visto al capitán tranquilo, aunque fastidiado porque sus dos errores desde los once metros han obligado a la victoria ante Alemania para certificar el pase a la final del torneo. “Pero es un animal competitivo, no se le ha visto abatido ni mucho menos”, explican desde la concentración de la selección en el hotel Eurostars de Sevilla. Ramos ha explicado los dos penaltis fallados por la frialdad de Sommer para apurar al máximo el aguante ante sus dos lanzamientos. El segundo, una mala ejecución de la suerte al estilo Panenka, está muy ligado a su carácter y a su querencia por un dicho de la tauromaquia: “O puerta grande o enfermería”.
En la Eurocopa de 2012, Ramos optó por ese arriesgado tipo de lanzamiento en la tanda de penaltis que dirimía las semifinales ante Portugal. Un mes y medio antes había fallado uno de los lanzamientos que apearon al Real Madrid de las semifinales de la Champions ante el Bayern de Múnich. El golpeo se le fue muy arriba y provocó la mofa de Manuel Neuer. “No sabía que le gustaba tirarlos por encima de la portería”, ironizó el meta alemán.
Precisamente, Ramos y Neuer vuelven a cruzarse ahora. Preguntado por la posibilidad de que Ramos le lance un penalti, después de su doble fallo ante Suiza, el meta alemán recordó que ya se ha enfrentado “muchas veces” al andaluz. “Nos conocemos bien y ya me ha tirado algún penalti. Evidentemente, es un gran jugador que tiene mucha presión en su club y en su selección”, subrayó Neuer.
“No nos definen nuestros errores, sino cómo enfocamos las siguientes metas”, escribió Sergio Ramos en sus redes sociales tras el partido en Suiza. Desde entonces, se ha impuesto un silencio forzoso a la espera de tiempos mejores.
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