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Ralf Rangnick: “Alemania influye más por sus entrenadores que por sus futbolistas”

El fundador del RB Leipzig, patriarca de la nueva escuela del fútbol alemán, reflexiona sobre los éxitos de Klopp, Flick, Nagelsmann y Tuchel en las últimas Champions

Ralf Rangnick.
Ralf Rangnick.Andreas Gebert (Reuters)
Diego Torres

Las semifinales de la pasada edición de la Champions enfrentaron a tres entrenadores alemanes. Julian Nagelsmann con el Leipzig, Hans-Dieter Flick con el Bayern, y Thomas Tuchel con el PSG, formaron la última ola de una marejada que ya agitó Jürgen Klopp cuando levantó la copa con el Liverpool en 2019. La nueva escuela de fútbol de Alemania marca la tendencia en el máximo nivel. Su patriarca —reconocido por todos ellos— es Ralf Rangnick (Backnang, Alemania, 62 años). El hombre que ascendió al inédito Hoffenheim de la Segunda B a la Bundesliga en dos años, y que luego elevó al Leipzig de las ligas regionales a la Champions en cuatro temporadas, fue el revolucionario que predicó la abolición del líbero en el país de Beckenbauer, rey de los líberos. Hoy su causa se ha impuesto

Pregunta. Muchos directores deportivos y fondos de inversión que observan el fútbol como una fuente de ingresos consideran que usted es el estándar en el arte de generar valor económico de la nada y, al mismo tiempo, construir equipos muy competitivos. ¿Cuál es la clave para tener éxito en esta industria?

Respuesta. Cuando inicias un proyecto debes plantearte cinco pasos básicos. Lo primero es tener una idea clara de cómo debe ser tu estilo. ¿Cómo quieres que juegue tu equipo? En términos empresariales lo denominaría identidad corporativa. En el Hoffenheim y en el Leipzig acordamos definir claramente un estilo muy proactivo, sin importar que la pelota la tengamos nosotros o el rival. Los primeros entrenadores que hicimos una apuesta decidida por este fútbol en Alemania fuimos Klopp y yo. El segundo paso es fichar jugadores jóvenes. El mercado es como una partida de póker, y bajo circunstancias normales los jugadores no están libres y si lo están hay que pagarles primas muy elevadas. Con jóvenes puedes recuperar la inversión, o aumentar su valor de mercado y obtener un rendimiento. El tercer paso es contratar a los mejores técnicos, y por último dejar que los profesionales desarrollen al equipo. Si tienes éxito es una constelación ganadora para todos. Suena muy simple. Pero no lo es: debes ser fiel al plan incluso en tiempos de malos resultados. Por eso lo primordial es la identidad corporativa, y a partir de ahí construir el comportamiento corporativo, que se consigue contratando a la gente adecuada. Tan importante es fichar a los jugadores adecuados como no fichar a los que no te convienen y vender en el momento justo para regenerar al equipo, aunque te haya ido bien. El Barça es un ejemplo: después de ser tan exitosos durante tanto tiempo perdieron la oportunidad de renovar la plantilla.

En el Hoffenheim y en el Leipzig definimos un estilo muy proactivo, sin importar que la pelota la tengamos nosotros o el rival. En Alemania los primeros entrenadores que hicimos una apuesta decidida por este fútbol fuimos Klopp y yo.

P. ¿Es realista pensar que este modelo se puede aplicar a clubes grandes?

R. En 2008 Klopp dejó el Mainz por el Dortmund, uno de los clubes más grandes y tradicionales de Alemania. Y allí demostró que se podía hacer exactamente lo mismo que hizo en el Mainz. Y ahora en el Liverpool no solo ha elevado el nivel del club, ha contribuido al florecimiento de la ciudad.

P. ¿Cómo explica la nueva ola de influencia alemana en el fútbol? ¿Se trata del talento individual de los jugadores o de las ideas y métodos de los clubes?

R. El número de jugadores de gran talento que tuvimos en los 60, 70, 80, e incluso en los 90, fue mucho mayor que el que tenemos ahora. Con el Leipzig hemos buscado jugadores de nivel internacional sub-14, sub-15 y sub-16, y es bastante obvio que la cantidad ha disminuido. Claro que ahí están Havertz, Werner, Kimmich o Goretzka. No me preocupa tanto lo que ocurra en los próximos cinco años. Pero después, si miras en los grupos de edad de los jugadores nacidos entre 2001 y 2005… creo que tendremos problemas. Por el contrario, España o Francia son países que tienen una cantidad enorme de jóvenes dotados.

El número de jugadores que tuvimos en Alemania en los 60, 70, 80, e incluso en los 90, fue mucho mayor que el que tenemos ahora. El fútbol de calle ya no existe. Es bastante obvio que la cantidad de talentos ha disminuido con respecto a Francia o España

P. ¿Por qué Alemania ha dejado de producir el número de buenos futbolistas de otras épocas?

R. La primera razón, y esto es un factor global, son las distracciones de la nueva tecnología, comenzando por los móviles. En Alemania ya no existe el fútbol en la calle. Para Naby Keita, Mané, Mbappé, Firmino o Neymar, la única posibilidad real de ganarse la vida fue hacerse jugadores de fútbol. En Alemania no tenemos tantos chicos que vean el fútbol como la mejor posibilidad de hacer una carrera profesional. Esto significa que los clubes deben plantearse seriamente cómo reemplazar el fútbol callejero. Los jóvenes necesitan más tiempo de entrenamiento.

P. ¿Cómo es posible que Alemania produzca cada vez menos jugadores y a la vez sea un país cada vez más influyente en las competiciones?

R. Por los entrenadores. Cuando empecé a estudiar educación física en la universidad, en 1978 para mí se hizo evidente que no quería jugar ese 3-5-2 con un líbero y marcas al hombre, con dos centrocampistas defensivos que debían trabajar duro presionando la pelota y asegurarse de que el diez tenga un bonito día. Como pensaba que el fútbol debía ser más proactivo y complejo, tuve que buscar en el extranjero. Así descubrí a Valeri Lobanovski y Arrigo Sacchi. Ellos tuvieron una gran influencia en mi idea de presión orientada al balón y marca zonal con línea de cuatro. En los 80 y en los 90 esto en Alemania era una excepción. Franz Beckenbauer dijo en 1995 que con jugadores alemanes no puedes hacer marca zonal con línea de cuatro porque no entenderían la cobertura de la zona. ¿Por qué los futbolistas alemanes tienen que ser menos astutos que los italianos o los españoles? El problema es que no teníamos entrenadores suficientemente valientes como para enseñar este tipo de fútbol. Hasta 1999-2000 los alemanes éramos famosos por nuestras virtudes alemanas (ser agresivos y comernos la hierba) pero no por nuestra estrategia. Hasta el año 2000 no hubo un solo entrenador alemán que fuera un ejemplo de táctica y estrategia. Ahora tenemos a Löw, Flick, Tuchel, Klopp, Nagelsmann y yo mismo, marcando una tendencia. Esto es nuevo. Y por supuesto, este tipo de entrenadores también es capaz de mejorar jugadores. Sacchi y Cruyff no solo fueron influyentes en otros entrenadores: desarrollaron equipos y jugadores que luego se convirtieron en maestros.

Beckenbauer dijo en 1995 que con alemanes no puedes hacer marca zonal porque no la entenderían. ¿Por qué los futbolistas alemanes tienen que ser más estúpidos que los italianos o los españoles? No teníamos entrenadores suficientemente valientes

P. Leipzig y Atalanta han logrado desarrollar un juego muy ofensivo con tres centrales. ¿Cómo se consigue estructurar a un equipo así y no acabar encerrado atrás?

R. Hay una tendencia de volver a la línea de tres. Pero esto no tiene nada que ver con el empleo del líbero de los viejos tiempos. Ahora se trata de un sistema de defensa zonal orientado a presionar al balón, no a al hombre. La formación que empleas, 3-4-3, 3-5-2. 4-2-2-2, es solo la rueda del timón. Puedes hacer presión alta y jugar al ataque con cualquier formación. Para mí debes adaptarse al tipo de jugadores que tienes. Si en mi plantilla tengo cinco centrales de primera categoría, ¿por qué tengo que jugar con dos? Tiene más sentido poner a Upamecano, Konaté y Klostermann; o a Upamecano, Halstenberg y Klostermann, que tener a dos de ellos en el banquillo.

P. Además del empleo de un gran número de centrales, ¿qué ventaja táctica proporciona la defensa de tres?

R. Si miramos a la última Champions, tres de los cuatro semifinalistas jugaron con línea de cuatro: Bayern, PSG y Lyón. El único equipo que esporádicamente juega con línea de tres es el Leipzig. En el caso de Nagelsmann su propósito no es defender mejor sino tener más elementos para construir el juego sin que los rivales lo presionen. Para él es principalmente un medio ofensivo y no defensivo. Cuando inicias desde atrás con tres centrales y dos carrileros muy adelantados, para los equipos contrarios se hace más arriesgado tapar todas las salidas. Restas un hombre al mediocampo pero obligas al rival a hacer un esfuerzo extra en la presión. Imaginemos que el Leipzig se enfrenta al Liverpool de Klopp, que siempre juega con 4-3-3 (nunca cambia porque sabe que siempre jugará los grandes partidos con Salah, Mané y Firmino, por la dificultad que generan al rival con su intercambio de posiciones). Si el Leipzig jugase con una defensa de tres, los tres atacantes del Liverpool harían la presión contra los tres centrales y el portero del Leipzig; esto hace que le queden tres volantes contra tres volantes del Leipzig, pero probablemente los laterales, Robertson y Alexander-Arnold, que son muy ofensivos, tendrían que asumir más riesgos para no dejar en igualdad numérica a sus centrales contra los delanteros contrarios. Si quieres presionar a una defensa de tres que quiere salir jugando debes tener mucha más convicción. De lo contrario te arriesgas a que te rompan la presión. Klopp es un ejemplo de entrenador que jamás cambia el esquema: da igual el rival.

P. ¿No cree que el Bayern sin Thiago corre el riesgo de convertirse en un equipo demasiado previsible?

R. Todos los equipos necesitan un Thiago en plena forma y el Bayern lo echará de menos. Pero también es un hecho que la temporada pasada no siempre jugó desde el principio, ni siquiera en partidos importantes.

P. ¿Cómo define el estilo?

R. Hay cinco apartados en los cuales debes ser excelente si pretendes competir al máximo nivel. Primero, qué haces para construir la jugada cuando quieres tener la posesión. Para mí es evidente. Si quieres marcar un gol necesitas velocidad, fintas que aceleren la acción y verticalidad. Si no tienes eso, puedes tener el 80% de la posesión pero no marcarás. Número dos: qué haces si el otro equipo tiene la pelota. Cómo, dónde, y a qué altura presionas. En tercer y cuarto lugar, trabajar las transiciones. ¿Qué quieres que haga tu equipo en el momento de la recuperación y qué quieres que haga en el instante posterior a la pérdida? Esas dos situaciones necesitan ser entrenadas en profundidad. Y en quinto lugar, las jugadas a balón parado. Lo vimos en la final de la Liga Europa: Inter-Sevilla. Cuatro de los cinco goles surgieron de jugadas ensayadas. Más del 30% de los goles en el fútbol se marcan a balón parado. ¿Dedicamos el 30% de nuestro tiempo de entrenamiento a las jugadas ensayadas?

“El modelo del Liverpool solo funciona si los jugadores están ‘on fire’. Esto es muy demandante física y mentalmente. Necesitas jugadores convencidos. Pero el tiempo desgasta

P. Muchos equipos que pretenden controlar el balón y el espacio en campo rival acaban hundiéndose cuando intentan añadir matices conservadores y retrasan la presión. Pienso en el 7-2 del Villa al Liverpool, o el 2-5 que sufrió el City ante el Leicester. ¿Este sistema exige fanatismo?

R. Tienes que estar on fire. Klopp y yo sabemos que es más económico jugar así. Si lo haces bien completas un mayor número de sprints pero reduces el número de carreras largas. Si no lo haces bien, incurres en carreras negativas. Si permites que el equipo contrario te rompa la presión y juegue a tu espalda eso, puesto en la balanza, te cuesta más energía. Necesitas jugadores convencidos. Pero el tiempo desgasta: le ocurrió a Sacchi. Después de diez años, cuando regresó al Milan en 1996, hubo jugadores como Van Basten y Gullit, que con más de 30 años pensaban que no podían correr tanto. Este estilo de juego es demandante desde el punto de vista mental y físico. No es coincidencia que Klopp tenga a cinco de mis exjugadores en su equipo: Firmino, Mané, Keita, Minamino, y Matip. Si miras a los tres delanteros: Mané es senegalés, Salah es egipcio y Firmino brasileño. No eran máquinas de presionar. No venían de una formación así. Klopp consiguió convertirlos en los delanteros que mejor presionan en el mundo. Y ahora Tuchel lo está haciendo con Neymar: ¿alguien vio alguna vez a Neymar presionar como lo hizo contra el Atalanta?

El 80% de los 200 jugadores participantes en los cuartos de la Champions, cuando tenían 17 años únicamente jugaban en categorías de adultos. Los grandes talentos, con 17 años deben jugar fútbol profesional

P. Usted detectó a Mané, a Timo Wegner, a Firmino, a Haaland… cuando eran adolescentes. ¿Cuál es la clave para anticipar la progresión de un gran futbolista?

R. Que sea bueno con la pelota es una gran ventaja. Velocidad, ritmo, aceleración, son importantes. Pero lo más importante no es correr rápido sino pensar rápido. Que sepan capaces de analizar la situación y repentinamente darse cuenta cómo deben jugar un balón. Si a eso añades la mentalidad, el talento de la personalidad, tienes a un grande. Debes preguntarte; “¿Está el jugador complaciente y satisfecho después de uno o dos partidos buenos, o después de una o dos buenas temporadas, o su ambición se mantiene?”. Cuando Joshua Kimmich vino a jugar al Leipzig, con 18 años, vivía exasperado. Podías sentir su ambicion y su agresividad en cada segundo del entrenamiento. Es un muy buen jugador, técnico y fuerte. Pero su mayor virtud con diferencia es la personalidad. Nunca es complaciente. Esto le ocurría a Thomas Müller. Cuando tenía 19 años fui a verle jugar con los reservas del Bayern contra el Stuttgarter Kickers en Tercera. Después del partido, cuando volvíamos a casa mis hijos me preguntaban: “Papá, ¿qué quieres hacer con este tío de piernas flacas? ¡No es un buen jugador!”. Yo les dije: “En dos años será internacional con Alemania; os lo prometo”.

P. ¿Qué patrón de búsqueda relacionado con la edad es el más eficaz?

R. Nuestros scouts en el Leipzig se pasan el día mirando vídeos de jugadores de primera clase, consagrados, cuando tenían 16 años. Para ver qué proceso siguieron en su desarrollo. Hace dos años hicimos un análisis entre los clubes que llegaron a cuartos de final de la Champions: el 80% de los 200 jugadores participantes, con 17 años únicamente jugaban en categorías de adultos. Si traduces este dato, significa que un talento de primer nivel, con 17 años no debe estar jugando con los sub-19. Si no se lo puedes permitir competir con profesionales en su club, cédelo en préstamo a otro club de Segunda o Primera. Ese es el secreto del éxito del Salzburgo. En Portugal sucede lo mismo: los reservas pueden jugar en Segunda División. Por eso el Porto, Sporting y el Benfica producen tantos talentos de primer nivel.

Únicamente debes valorar a los jóvenes por las decisiones que toman bajo presión. Hay que educar a los ojeadores: los goles y los driblings bonitos te pueden confundir

P. Ha mencionado que los jugadores necesitan decidir rápido. ¿Qué modelo sigue para verificar que un jugador es mentalmente rápido?

R. Únicamente debes valorarlos por las decisiones que toman bajo presión, en los momentos del partido en los que no hay tiempo ni espacio para actuar. Hay que educar a los ojeadores en este sentido. Los goles y los driblings bonitos te pueden confundir.

P. Usted fichó a Nagelsmann del Hoffenheim e 2018 y le esperó un año reservándole el puesto en el banquillo del Leipzig, que además ocupó usted mismo llevando al equipo a la Champions en 2019. ¿Cómo gestionó su propio ego cediéndole su silla a otro?

R. Cuando fui a Red Bull en 2012 para mi fue una decisión de principios: aceptar el cargo de director deportivo para dos clubes distintos en dos ligas distintas. Esta decisión implicó que yo no podía ejercer de entrenador. Cuando necesitábamos un entrenador en el verano de 2018 después de la salida de Hasenhüttl a Southampton, nuestro candidato preferido, Julian Nagelsmann, estaba disponible porque se había comprometido con el Hoffenheim a quedarse una temporada más. Si ponía a un entrenador interino habría existido el riesgo de que lo trataran como a un pato cojo. El único que no correría ese peligro era yo porque había firmado a toda la plantilla. Fueron decisiones estratégicas. Si me preguntan ahora mismo qué me siento, si director deportivo o entrenador, no podría responder. Puedo hacer las dos funciones. Pero en los grandes clubes de Europa asumir una doble responsabilidad de esta naturaleza sería muy difícil. Necesitas gente que te respalde, como Klopp con Michael Edwards [director deportivo del Liverpool] o Pep Guardiola con Txiki Begiristain en el Manchester City.

P. ¿Quién es el padre de la gegenpressing, la presión tras pérdida?

R. En la quinta jornada de la temporada 2008/09, después de ascender a Primera derrotamos al Dortmund por 4-1. Los sacamos del campo. Klopp, que era el técnico del Dortmund, escribió un mensaje a los aficionados en el programa del siguiente partido en el Westfalenstadion: “La forma en que el Hoffenheim nos presionó el sábado pasado debe ser nuestro punto de referencia; debemos desarrollar el Dortmund para que juegue como el Hoffenheim”. Después de eso, el Dortmund ganó dos Bundesligas consecutivas. En el Liverpool ha llevado el modelo a otro nivel.

P. En primavera el Milan estuvo en conversaciones con usted para nombrarle director deportivo, y ahora le han situado en la Roma. ¿Cuáles son sus planes?

R. No estoy negociando con la Roma. No puedo imaginarme ir allí ahora mismo. Creo que mis últimos 14 años, entre el Hoffenheim y el Leipzig, demostraron que estoy en mi mejor momento; y que tengo más éxito cuando soy, más que un simple entrenador, un desarrollador de clubes. Mi intención es trabajar en un club tradicional, ya sea en Alemania o en Inglaterra. Pero también me veo trabajando como entrenador de un club ambicioso que persiga títulos desde el principio.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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