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Anthony Davis, el príncipe de los Lakers

La vitalidad del ala-pívot, su sintonía con LeBron y su capacidad para defender a Butler sitúan a su equipo a un paso del título

Robert Álvarez
Anthony Davis celebra el triunfo de los Lakers ante Miami en el cuarto partido de la final.
Anthony Davis celebra el triunfo de los Lakers ante Miami en el cuarto partido de la final.Kim Klement (Reuters)

Anthony Davis encarna el papel de héroe disfrazado de villano en la obra que interpretan los Lakers y los Miami Heat. El segundo giro argumental de la final de la NBA, con la victoria de los Lakers (96-102) que les da ventaja por 3-1, se basó en buena medida en la capacidad del ala-pívot de 2,08 metros para transformarse y asumir un perfil diferente. El domingo jugó su peor partido en los playoffs (15 puntos, cinco rebotes y otras tantas pérdidas de balón); dos días después no fue el mejor, pero su labor fue determinante.

La superioridad de los Lakers, ratificada a lo largo de los playoffs, y también en los dos primeros partidos de la final, quedó en entredicho después del recital de Jimmy Butler en el tercer duelo con un triple doble con 40 puntos. Ese día, hubo trash talking (lenguaje basura). Tras un primer cuarto dominado por los Lakers, LeBron James le soltó a Butler: “¡Estáis en problemas!”. Al acabar el partido, ganado por los Heat (115-104), Butler, tras su memorable y decisiva actuación, gritó en medio de la cancha: “¡Ellos tienen un problema!”. Era cierto, pero los Lakers supieron resolverlo en el cuarto duelo. Las rectificaciones que implementó para ello su entrenador, Frank Vogel, empezaron por asignarle a Davis el marcaje de Butler. El ala-pívot, nacido en Chicago hace 27 años, se encargó de ello y de mucho más: 22 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias y 4 tapones. Y fue implacable cuando se decidía el partido.

Los Heat dominaron al principio, pero los Lakers remontaron y dispusieron de ventajas que llegaron a ser de siete puntos. El equipo de Florida se situó a tiro de piedra a tres minutos para el final (88-90). Dos triples de Caldwell-Pope —otro de los que marcaron diferencias—, una canasta de Rondo y un triple de Davis, seguido de un tapón a Butler, dejaron el encuentro visto para sentencia.

LeBron, nervioso y desacertado en el tramo final del tercer partido, en su habitual línea de excelencia con 28 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias, entrechocó sus manos con las de Davis. Forman la pareja que está a punto de devolver a la gloria a los Lakers en una temporada excepcional por la pandemia y cargada de emociones, especialmente en la franquicia de Los Ángeles, por la muerte en enero de Kobe Bryant. Acarician el título. Les falta una victoria y poseen un margen amplio para obtenerla.

Unión en Los Ángeles

Están donde se esperaba, donde lo proyectaron LeBron James, cuando firmó por los Lakers hace dos temporadas tras dejar Cleveland por segunda vez en su carrera, y también Anthony Davis, cuando resolvió abandonar los Pelicans, el equipo que le eligió en el primer puesto del draft de 2012 y en el que compitió sus siete primeras temporadas en la NBA. Davis se la jugó y se puso en una situación controvertida. Desencantado por la deriva de Nueva Orleans, que en todo ese tiempo no fue capaz de formar a su alrededor un equipo capacitado para luchar por estar entre los mejores y que solo llegó dos veces y con poco éxito a los playoffs, decidió pedir el traspaso apenas iniciada la temporada 2018-2019. La NBA le multó con 50.000 dólares por ello. Los Lakers y LeBron —junto al que se proclamó campeón olímpico en los Juegos de Londres en 2012— le querían. La operación no pudo llevarse a cabo durante el mercado invernal, pero era inevitable porque los Pelicans hubieran perdido al jugador sin nada a cambio debido a que en 2020 quedaba libre. El canje se llevó a cabo en junio. Los Lakers, a cambio de Davis, enviaron a Nueva Orleans a Lonzo Ball, Brandon Ingram y Josh Hurt, además de tres primeras rondas del draft.

“Es el mejor defensor del año”, elogió LeBron a su compañero tras el partido ante los Heat. “Lo hemos dicho durante toda la temporada, por su habilidad para defender a jugadores de cualquier posición y asumir los desafíos, tanto en el perímetro como protegiendo la pintura. Los jugadores exteriores lo atacan, pero es difícil anotar ante él. ¿Han visto lo alto que tuvo que tirar el balón Herro (escolta de los Heat)? Entró, pero tuvo que tirarla casi hasta el techo. AD puede hacerlo todo en defensa: defender al balón, el poste, mover los pies junto a los guardias, desafiar tiros, poner el cuerpo contra los grandes. ¿Necesito decir más?”. Davis, a sus 27 años, aspira a conquistar su primer anillo, con la misma edad con la que lo consiguió LeBron, en 2012, precisamente cuando jugaba con Miami Heat.


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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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