El Eibar aprovecha los regalos del Valladolid y asalta Zorrilla
Los tres puntos afianzan la solvencia que reclama Mendilibar
Sergio González insiste en que su Real Valladolid no está para regalos “circenses” que les hurten puntos cruciales a fin de curso. Sabe José Luis Mendilibar que este Eibar no puede derrochar penaltis contra un rival directo, como esta semana ante el Elche. Por eso se lamentó el técnico local cuando una mano de El Yamiq taponó un balón bombeado en el área. VAR y penalti. Por eso el entrenador visitante suspiró tras el acierto de Burgos. Pero poco les duró el enfado y la alegría respectiva gracias a que Toni Villa resarció pronto al Pucela. El canterano embocó un excelso envío de Nacho, beneficiado por una apertura de Kike Pérez que rompió la línea defensiva vasca.
El encuentro de esta sábado comenzó con un Valladolid valiente, dentro del plan de evolucionar desde ese fútbol rocoso que les ha dado sendas permanencias. El Eibar, replegado, despejó las llegadas pucelanas con un Dmitrovic que repelió un disparo cruzado de Orellana, un ratón colorao cuyo talento añoran en un conjunto armero fiel a su estilo: juego directo, paciencia atrás y eficacia en ataque. Ambos equipos aspiran a lo mismo: salvarse. Cada cual a su manera. Y así llegó el descanso, sin señalarse una mano dudosa de Burgos en el área visitante.
Después, otro obsequio vallisoletano: baile del talentoso Toni en la izquierda, penalti tonto de Eñaut y fallo de Guardiola, o éxito de Dmitrovic. Muto pudo congelar a los blanquivioleta pero mandó a Palencia un balón rebotado de la espalda de El Yamiq, nervioso y que se libró de la expulsión en la primera parte. Inui, entretanto, enredaba a los zagueros de un Pucela que no pudo celebrar un tanto bien anulado a Guardiola. Los gipuzkoanos crecieron incluso tras la expulsión de Diop por un pisotón sobre Kike. Cerca estuvieron de adelantarse, pero el VAR canceló la pena máxima señalada por una mano de Javi Sánchez. Falta al borde del área que despejó, sólido, Roberto.
Fue el Eibar quien supo aprovechar las imprecisiones y nervios de un Valladolid ansioso por ganar pero con escasa lucidez. Un envío del recién ingresado Arbilla lo cabeceó Kevin tras imponerse sobre Nacho y frustrar la iniciativa local. Tres puntos que afianzan la solvencia que reclama Mendilibar y siembran dudas en Zorrilla, que necesita victorias para que el proyecto de Ronaldo se afiance tras un verano en el que las inversiones aún no dan frutos.
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