El Madrid tira con lo puesto
La sequía en el debut del campeón, el menos anotador en 13 temporadas, muestra sus dificultades ante la portería rival en ausencia de Hazard y con los jóvenes sin dar el golpe
El Real Madrid tardó un partido en volver a chocar con la piedra más grande que se encontró el año pasado de camino al título de Liga: la falta de gol. El problema es conocido, aunque su paso por San Sebastián (0-0) el domingo dejó la evidencia de que no cuenta con soluciones inmediatas.
Mientras Hazard siga en el taller, Asensio no termine de levantar el vuelo tras su grave lesión, Vinicius y Rodrygo amaguen pero no den, y Jovic siga siendo invisible dentro y fuera del césped, las habas del gol blanco son contadas tras un verano sin fichajes. No es un reto nuevo, en realidad. La temporada anterior ya salió victorioso en Liga, aunque en un equilibrio frágil y al límite: sus 70 tantos fueron la cifra más baja en un campeón en 13 campañas.
Benzema, camino de los 33 años, lleva dos cursos seguidos firmando cifras máximas en su carrera: por primera vez repitió más allá de las 20 dianas en Liga. Sin embargo, no se trata de números estratosféricos. Su estatus se lo ganó con virtudes más asociativas que de pistolero. A su alrededor tiene un par de jóvenes que desbordan bien (Vinicius y Rodrygo), pero que no la rompen delante de la portería (cinco y nueve goles, respectivamente, el año pasado). Y en el banco aguarda casi siempre un nueve de toda la vida con el cartel de suplente colgado del pecho, Luka Jovic, que tampoco ha sacado de pobre al equipo cuando ha aparecido (dos tantos el curso pasado; 27 con el Eintracht en el 18-19). Costó 60 millones hace un año. En el Reale Arena ni siquiera fue un recurso de última hora ante la sequía. Tampoco Borja Mayoral, cuyo destino en el club es una incógnita. “Si metes dos delanteros, cambias el dibujo y no quería”, justificó Zidane. En su lugar salieron por las alas los juveniles Sergio Arribas y Marvin.
El galo acostumbra a variar el sistema. Ante los donostiarras, por ejemplo, alineó un 4-2-3-1 y durante la coronaliga usó tres, cuatro y hasta cinco medios. Acertar un once suyo supone una acción de riesgo. Pero arriba hay cuestiones innegociables: Benzema es insustituible en la punta y rara vez cambia la disposición de inicio para jugar con dos arietes. Eso lleva a que Jovic juegue poco, apenas ocho titularidades el año pasado.
El peso goleador se reparte en el resto del equipo. La campaña anterior hubo 22 anotadores diferentes, con especial mención para un central, Sergio Ramos, que alcanzó su mejor registro (12).
Los tantos esperados
Arriba, dados los insuficientes registros de Vinicius, Jovic y Rodrygo, las miradas se dirigen inevitablemente a la gran ausencia: Hazard, aún tambaleante tras su doble lesión en el tobillo derecho, que en el Chelsea sumó 15 tantos de media y en España apenas acumula uno. La facilidad de Asensio para las estadísticas también ayudaría en la tarea. La temporada pasada hizo tres dianas en los 363 minutos que disputó en la parte final.
Así que, a la espera de que ambos ajusten del todo sus tuercas e impulsen al equipo, especialmente el belga, por quien el club desembolsó tres cifras (160 millones, según los medios de su país, 60 más de lo que se había informado al principio), en los asuntos del gol el conjunto blanco vive, o sobrevive, con lo puesto en una especie de huida hacia adelante, administrando lo que va consiguiendo con mucho esmero.
El margen de mejora anotadora de los que estuvieron en San Sebastián es escaso. Así lo indica el cálculo de los llamados “goles esperados”, una magnitud que mide la calidad de las oportunidades de gol y estima cuántos tantos debería marcar un futbolista de acuerdo a esa producción ofensiva. La temporada pasada Benzema, Rodrygo, Vinicius y Jovic anotaron 41 entre los cuatro. Según Opta, los goles esperados que generaron fueron 42,93. Es decir: no consiguieron generar mucho más de lo que convirtieron. El escollo principal no fue la falta de puntería.
La única alternativa, pues, son nuevos jugadores (Hazard y Asensio) o más minutos para alguno de los que ya están (Jovic es el caso más claro) confiando en que un mayor peso redunde en mejor rendimiento.
En todo caso, la capacidad de maniobra con la actual plantilla no es grande. El cuchillo con el que el Madrid resolvía un puñado de partidos cada temporada sin darse cuenta y en pocos minutos ha perdido filo. No cuenta con muchos jugadores que se fabriquen por sí mismos sus goles. Ahora ofrece un catálogo más asociativo. Defiende mejor y se expone menos atrás, pero se obliga a masticar y masticar los encuentros, lo que le genera un mayor desgaste físico y mental. De las 10 victorias postconfinamiento que le llevaron al título, seis fueron por la mínima. El viaje a Donosti, no obstante, también le reafirmó en su gran virtud: el cerrojazo en su propia portería.
Los dos canteranos debutantes
Sergio Arribas: El gran salto de este zurdo menudo
Sergio Arribas (Madrid, 18 años) apareció en el Reale Arena en el minuto 90 en lugar de Vinicius. Poco más pudo hacer que quedarse la camiseta para la colección. Sin embargo, el suyo fue un gran salto porque todavía no había jugado con el Castilla. Pasó del Juvenil A al primer equipo. Un caso poco habitual.
Mediapunta zurdo, menudo (mide 1,74), habilidoso y veloz, ya había dejado su huella con los grandes cinco días antes, en el partido-entrenamiento que el Madrid disputó contra el Getafe. Arribas metió uno de los seis tantos blancos, aunque poco más se sabe ya que el encuentro no fue retransmitido, no hay imágenes y tampoco accedió la prensa. Lo que sí se conoce de este joven es su capacidad anotadora porque el curso pasado, mutilado por la pandemia, en el Juvenil A se apuntó 16, una cifra notable para su posición. También sumó dos dianas en los 10 encuentros que disputó de la Youth League, titular indiscutible en la parte definitiva. Es un clásico de Valdebebas, adonde llegó en 2012, y esta campaña que arranca estará bajo el manto de Raúl, salvo que Zidane disponga otra cosa mejor para él.
Marvin, el primero de La Fábrica con ZZ tras dos años
Desde el 19 de mayo de 2018 no había debutado ningún canterano con Zinedine Zidane. Ese día lo hizo su hijo Luca, portero, en la última jornada de Liga en Villarreal. La ausencia de muchachos de La Fábrica, como se conoce a la Ciudad Deportiva del Real Madrid, la rompió en San Sebastián Marvin Olawale Akinlabi Park, extremo nacido en Palma de Mallorca hace 20 años. Salió en el minuto 70 en lugar de Rodrygo y se desplegó por la derecha. En medio de la atonía blanca en la segunda parte, el joven dispuso de una oportunidad en el 78 cuando recibió un pase desde la izquierda de Vinicius. Sin embargo, no fue capaz de deshacerse de su defensor para intentar un disparo.
Rápido, potente y ambidiestro, se convirtió en un fijo en la recta final de la Youth League que consiguió el Madrid el pasado agosto a las órdenes de Raúl. La temporada pasada jugó 26 partidos con el Castilla en Segunda B (la Liga se detuvo en la jornada 28 por el coronavirus), más de la mitad de ellos como titular. En todo el curso metió cuatro goles. De padre nigeriano y madre surcoreana, podía elegir entre tres selecciones, y se quedó con La Rojita.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.