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No es el US Open tan fiero como parecía... de momento

14 jugadores bajan del par del campo, entre ellos Rafa Cabrera (-2) y Rahm (-1)

Rahm, en el hoyo 8.
Rahm, en el hoyo 8.Gregory Shamus (AFP)
Juan Morenilla

¿Y este era el temible campo de Winged Foot? ¿Era este el recorrido de rough selvático, calles como pasillos y greens que provocan visiones que iba a tragarse a los jugadores en el US Open en Nueva York? ¿El mismo del que se dijo que no iba a permitir un ganador del segundo grande de la temporada que no hiciera al menos ocho sobre el par al final del domingo? Llegada la hora de la verdad, cuando los golfistas dijeron “presente, aquí estamos”, el león no fue tan fiero como lo pintaban, aunque dio la sensación de que no sacó ni mucho menos las garras: 14 jugadores bajaron del par, con Justin Thomas al mando con -5; Reed, Pieters y Wolff en -4; y McIlroy (no gana un grande desde 2014), Oosthuizen y Westwood con -3. El mejor español, Rafa Cabrera Bello con -2, por -1 de Rahm, +1 de Otaegui, y con más problemas para pasar el corte, Sergio García con +4 (no acaba de ajustar el juego corto; en el pasado Safeway Open estuvo entre los 10 mejores desde la calle pero el 156 entre 156 jugadores con el putter), y el debutante amateur Eduard Rousaud con +6 (pero que le quiten lo bailao con un eagle en el primer hoyo en su debut en un grande).

Entonces, ¿fue una exageración la dureza de la que se hablaba de Winged Foot? Habrá que esperar a este viernes, pero seguramente a los jefazos de la USGA (la federación estadounidense) no les habrá un gustado un pelo ver algunos marcadores tan holgados. “¿Un líder con -5? Que se confíen, que se confíen”, han debido de pensar, y durante la noche habrán dado vueltas a cómo retorcer el campo, dejar crecer el rough y secarse los greens, y ajustar posiciones de bandera mucho más complicadas. El US Open de verdad empieza ahora, cuesta arriba y con previsiones de más viento.

Sin ser un potro de tortura, Winged Foot sí dejó una colección de putts fallados, sobre todo en el turno de la tarde, que desesperó a más de uno. Que se lo digan a Jon Rahm, la cara un poema cuando en el 18 volvió a fallar para birdie y acabó cerrando con -1 una vuelta que había comenzado con dos abajo ya en los tres primeros hoyos. No hubo golfista que cogiera más greens que el vasco (15 de 18, como McIlroy, Im y Bubba Watson) y sin embargo en el listado del putting cayó hasta el puesto 103. Así se explicó su ronda, fabuloso en el tee y en las calles, concediéndose a menudo opciones para bajar del par en cada hoyo, pero con la mirilla desviada por los traicioneros que son los greens en este US Open. No se creía Rahm los golpes cercanos que falló en el 4 y en el 11. Tampoco cayó en excesivas trampas, si acaso la calle que falló en el 16 y que le mandó luego al rough para acabar con un bogey.

Esos putts fallados, un mal general un día en el que campo estaba receptivo, fueron un aviso de lo que está por venir. Claro que para putts, el imposible de Zach Johnson. Tan difícil de meterlo como de explicarlo...

Clasificación completa del US Open.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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