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US Open: sudores fríos con Winged Foot

Un campo con un ‘rough’ muy alto, calles estrechas y unos ‘greens’ con caídas endemoniadas se presenta como el gran rival en el segundo grande de la temporada

Rahm, en el campo de Winged Foot.
Rahm, en el campo de Winged Foot.JUSTIN LANE (EFE)
Juan Morenilla

El US Open no acostumbra a ser un trago sencillo, y menos si se juega en el campo de Winged Foot, en Mamaroneck (Nueva York), como sucede en esta 120ª edición del grande estadounidense que comienza este jueves (Movistar Golf, de 18.00 a 1.00). La última que se jugó allí, en 2006, el australiano Geoff Ogilvy fue el mejor con una tarjeta de cinco golpes sobre el par, y todavía se recuerda como “la masacre” el US Open de 1974 y los siete sobre par con los que ganó Hale Irwin. Nadie espera tampoco esta vez un camino de rosas a juzgar por los precedentes y por lo que han sufrido ya los jugadores antes del inicio del segundo major del año (suspendido el Open Británico y con el Masters de Augusta en noviembre).

Las imágenes de un rough que literalmente se traga la bola (de 7,5 a 12,5 centímetros de altura, con hasta 20 personas por hoyo para encontrar bolas perdidas), de unas calles estrechas, duras, rápidas y cortadas con el pelo a favor, y de unos greens con caídas endemoniadas han llenado las redes sociales y alimentan la sensación de que habrá marcadores elevados. En uno de los vídeos, un caddie lanza la bola en una dirección en el green del hoyo 1 y esta recorre yardas y yardas en el sentido contrario después de volver burlona sobre sus pasos. En otra recreación virtual, el hoyo 18 advierte del peligro de un embudo en la calle donde puede aterrizar la bola y de un green con una rampa hacia abajo en la parte frontal. Y alucinante es el putt que mete Adrian Otaegui casi de espaldas a la bandera. Trampas y más trampas en Winged Foot, donde el gran rival parece ser el campo antes que los demás golfistas.

Jon Rahm, número dos mundial, ya pisó el campo de las pesadillas hace dos semanas, cuando hizo escala en Nueva York antes de viajar a Atlanta para la final de la FedEx Cup. Entonces jugó muy temprano y con lluvia, y recuerda que los primeros ocho hoyos se le hicieron larguísimos. Ahora, antes de la batalla, tampoco ha querido agobiarse en exceso. Nuevo hoyos de entrenamiento el martes y nueve el miércoles antes de salir este jueves con su padrino Phil Mickelson y con Paul Casey a las 19.27 hora española (seis menos en Nueva York). Sergio García, Adrian Otaegui, Rafa Cabrera Bello y el amateur Eduard Rousaud completan la armada.

“Es un campazo, largo y con mucho rough, aunque las condiciones en las que jugué antes no tienen nada que ver. Viendo que Irwin ganó con +7 y Ogilvy con +5, me sorprendería ver al ganador de este año bajo par”, admite Rahm. Tales son las incógnitas que el vasco citó a Mike Tyson para explicar sus sensaciones. “Me acuerdo de una frase que decía él. Todos llevamos un plan perfectamente diseñado a los combates de boxeo, un plan milimétrico que salta por los aires cuando recibimos el primer puñetazo. Aquí pasa lo mismo. El campo y el swing te ponen en tu sitio. Saldré con una idea clara de lo que quiero hacer, pero después veremos según cómo me siento más cómodo. Si tengo que pegar la madera 3 desde el tee para estar en la calle, lo haré aunque luego tenga un hierro más largo a green. Yo suelo pegar muy bien desde el tee con el driver, y si estoy cómodo lo voy a utilizar. Los hoyos 5, 8, 16 y 17 son pares cuatro de más de 500 yardas donde no hay otra opción que el driver… Y los greens son muy difíciles. Lo únicos que me he encontrado en mi carrera parecidos son los de Oakmont. De todos modos, es un campo justo. Tienes delante lo que hay”.

Rahm cerró la temporada pasada en el circuito en lo alto y arranca esta con el gran reto de conquistar su primer grande (si lo hace en Nueva York sería además la primera victoria española en un US Open) y con opciones de volver a ser el número uno: necesita acabar al menos en el puesto 26º y hacer cábalas según las posiciones de Dustin Johnson y compañía. El de Barrika fue tercero en el US Open del año pasado después de dos cortes fallados en las ediciones anteriores, y este curso ha sido 13º en el Campeonato de la PGA.

“Se verán resultados parecidos a otras ediciones”, también avisa Tiger Woods (jugará las dos primeras rondas con Collin Morikawa y Justin Thomas), a quien el rough alto y las calles estrellas pueden suponer una tortura por su delicado estado físico. “La dureza final dependerá de lo que quiera la USGA, de si corta un poco el rough antes del torneo y se puede ser un poco más agresivo de tee a green. El campo es difícil, pero se puede complicar aún más”. Todos tienes sudores fríos con Winged Foot.

Los horarios de salida.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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