McLaren pone en venta su santuario
El equipo británico busca comprador para el Technology Centre, por el que espera recibir alrededor de 216 millones de euros
Ron Dennis debe estar sufriendo unos insoportables retortijones al haberse enterado de que la cúpula de McLaren ha puesto en el mercado el Technology Centre, por el que espera percibir alrededor de 215 millones de euros (200 millones de libras). Según adelantó Sky News hace unos días, los trabajos de búsqueda de posibles compradores se han encargado a la inmobiliaria Colliers. Estas fabulosas instalaciones ubicadas en Surrey, a las afueras de Londres, alojan el cuartel general de la estructura de Woking (Gran Bretaña), fueron proyectadas por Norman Foster, inauguradas por la Reina Isabel II en 2004 y costaron alrededor de 320 millones de euros.
Al margen del destacable palmarés del equipo (12 títulos de pilotos y ocho de constructores), esta sea probablemente la mejor obra de Dennis como director de la compañía, antes de que fuera desterrado hace tres años por los accionistas mayoritarios del holding (el fondo bahreiní Mumtakalat y el grupo TAG), de quienes recibió cerca de 300 millones de euros a cambio del paquete de acciones que iba a su nombre. A pesar del suculento importe cobrado, el ejecutivo estará maldiciendo la deriva que siguen los responsables de McLaren, de quien él fue el mandamás durante casi cuatro décadas.
La escudería británica, como el resto de las que se miden en el Mundial de Fórmula 1, ha tenido que reajustarse al delicado escenario que ha dejado el coronavirus. Al igual que la mayoría de fabricantes europeos, McLaren también se vio obligado a detener su producción en marzo, circunstancia que tuvo un impacto directo en los balances económicos del primer semestre, cuyos ingresos pasaron de los 590 millones de euros (2019) a los 154 millones (2020).
Para tratar de hacer frente a semejante bofetada, la empresa anunció en mayo una reducción de 1.200 puestos de trabajo de una plantilla de 4.000 personas. Como medidas complementarias se puso a la venta un paquete de acciones de más de 315 millones de euros, y se pidió un préstamo de otros 163 millones al Banco Nacional de Bahréin. Con todo, eso no parece suficiente para mantener el nivel de inversión que exige un equipo de F1 de primer nivel. Ese argumento es el que, de alguna forma, justifica la venta del santuario.
La idea es encontrar un comprador que pague por el complejo el precio estipulado –sin que en él entre la colección de monoplazas que la decoran y que tiene un valor incalculable–, para después firmar un alquiler de larga duración que permitiría seguir operando con total normalidad, según sostiene Zak Brown, el CEO de la división de F1 de McLaren. “La mayoría de las empresas no son propietarias de las instalaciones en las que desarrollan su actividad. Tenemos una gran cantidad de dinero inmovilizado allí, y eso no es demasiado productivo”, argumentó el norteamericano. “Lo que vamos a hacer es vender las instalaciones y acto seguido pagaremos un alquiler por ellas. Es una reestructuración financiera bastante simple”, remachó Brown.
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