Los aficionados vuelven a las gradas del circuito de Misano
Unos 2.000 seguidores asisten a las pruebas de MotoGP con billetes nominales, toma de temperatura y distancia social en las gradas
Fueron unos 2.000, tan pocos que casi ni se les escuchaba desde el paddock. “Solo se les sentía cuando iba a salir Valentino del box, ese aliento típico de cuando él asoma, pero muy apagado”, relataba el piloto de Suzuki Joan Mir. Los aficionados, de vuelta a los circuitos después de cinco meses, desde aquel primer gran premio de Qatar en el que solo se disputaron las carreras de Moto3 y Moto2, tan solo salpicaban cuanto apenas las gradas este viernes. Pero a tipos como Rossi, precisamente, le alegraron el día. No solo porque su pueblo, Tavullia, está a menos de 20 minutos en coche y muchos de sus amigos y fans pudieron volver a verle montar en su Yamaha, sino también porque el italiano valora especialmente el calor de la grada. Más si, como es el caso en estas circunstancias tan especiales, el paddock sigue quedando libre de intrusos y los pilotos y profesionales pueden desplazarse con total tranquilidad, como no habían hecho en su vida. “Es una sensación fantástica. En cualquier deporte, nosotros, los deportistas, estamos aquí por ellos, por los fans. Y esto es un buen paso si pensamos en el futuro. Significa que poco a poco podemos volver a la normalidad”, decía Rossi.
La seguridad y las medidas sanitarias siguen siendo una prioridad tanto para la empresa Dorna, propietaria de los derechos de MotoGP, como para los promotores de los grandes premios. El paddock sigue siendo una burbuja, con todas las medidas de seguridad exigidas desde la primera carrera tras el parón por la covid-19. Bien lo puede contar el piloto de Moto2 Jorge Martín, confinado en su casa tras dar positivo justo antes de viajar hacia Misano. Y en este caso, tanto el circuito italiano como la región Emilia Romagna, en Italia, y la República de Misano, que organizan dos grandes premios consecutivos esta semana y la siguiente en el trazado junto a la Riviera de Rimini, también pretende ser una burbuja el recinto deportivo. Los organizadores, confiados de que en septiembre habría pasado el pico de la epidemia, confiesa el director del circuito, Andrea Albani, tuvieron siempre la voluntad de organizar sendos eventos abiertos al público sin olvidar que no se podía poner en peligro la buena evolución de la pandemia en ambos países implicados.
Así se vio este viernes. Mucho amarillo en las gradas. Y muy poca grada ocupada. Todo tal y como se esperaba. Los rossistas respondieron a la llamada. Si este viernes entraron al circuito unos 2.000 fans, se espera que este sábado lo hagan unos 7.000 y que se alcance la cifra máxima de 10.000 el domingo, el día de la carrera. “Esas 10.000 entradas se vendieron en cinco horas. Es poco, pero es mejor que nada. MotoGP es como Pink Floyd, tiene buena salud”, añadía Rossi, otro viejo roquero, que acabó quinto en su primera jornada de entrenamientos.
El público ha vuelto a los circuitos del Mundial de Motociclismo, pero lo ha hecho de acuerdo con las circunstancias actuales y en las condiciones exigidas por la pandemia, que aunque ha dado un respiro a algunas zonas como Italia, sigue muy presente en el día a día. Por eso, un circuito que el año pasado acogió hasta a 168.000 aficionados durante todo el fin de semana, unos 100.000 solo el domingo de la carrera, abre sus puertas estos días a solo 10.000 seguidores como máximo. Se trata, pues, de un 28% de la capacidad total del trazado, que se ha adaptado para estos tiempos de coronavirus.
Esos 10.000 espectadores, a lo sumo, por día, que asistirán al circuito de Misano estos tres días de competición –y los tres de la semana próxima, para la que de momento solo se ha vendido el 50% de las entradas– estarán distribuidos en 18 tribunas que han sido adaptadas para respetar las medidas de distanciamiento social exigidas para evitar la propagación del virus. Algunas de las tribunas se han reinstalado y en otras se ha optado por asignar las localidades en asientos separados por otras tres sillas vacías. Los billetes son nominales, para garantizar la trazabilidad de las personas que entren al circuito. Y a cada uno de los asistentes se les toma la temperatura al acceder al recinto.
Como hay 18 tribunas, hay también 18 aparcamientos que se corresponden con esas 18 tribunas, y otras 18 rutas de acceso, además de 23 puertas de entrada, pues algunos accesos tienen más de una puerta. Está todo señalizado e incluso se ha hecho una app que facilita todo el procedimiento. También se ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para que se respeten todas las medidas de seguridad y distanciamiento social. Habrá dispensadores de gel hidroalcohólico y cada uno debe ser responsable de llevar su propia mascarilla, aunque en Italia solo es obligado ponérsela en espacios abiertos si no se respeta el metro y medio de distancia. El circuito también pone a disposición de los asistentes personal sanitario y 700 agentes de seguridad privada, que además estará reforzada por unos 300 agentes del orden.
Resultará extraño no ver a los tifosi italianos no invadir la pista cuando acabe la carrera de MotoGP el domingo. Pero está totalmente prohibido. El speaker del circuito tiene órdenes de insistir en el mensaje durante todo el fin de semana.
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