El VAR mancha una Liga milagro
El torneo culmina sin sobresaltos, salvo por el incomprensible criterio arbitral, con el encomiable Leganés rumbo a Segunda y la Real y el extraordinario Granada en la Liga Europa
La Liga más imposible de la historia se hizo posible hasta el final. Y sin sobresaltos, con una organización impecable, solo tachada por los sobresaltos de esa ruleta en la que se ha convertido el fastidioso VAR, mucho más un engorro insufrible que una solución. La abnegación del presidente de la patronal, Javier Tebas, y el voluntarismo general hicieron realidad el prodigio y el torneo de la máxima categoría culminó este domingo con el inevitable nido vacío. Pero con el Real Madrid campeón, Messi sin más consuelo que su séptimo pichichi — con lo que superó al mítico Telmo Zarra—, con el Leganés a un milímetro de un milagro que no se concretó para alivio del Celta y con las campanillas europeas de la Real Sociedad y, sobre todo, el Granada, rumbo ambos a la Liga Europa.
La tuvo el encomiable Leganés del caballero Javier Aguirre, que tras la desbandada de sus goleadores En-Nesyri y Braithwaite, y con su mejor talento, Óscar Rodríguez, con ecos de fichaje grande, se quedó a un gol de evitar el descenso. Nada que deba reprocharse. Se lo impidió el Real Madrid (2-2, con otro gol de Sergio Ramos, esta vez de cabeza) y un pelotón arbitral que se hizo el lonchas con una mano de Jovic que pareció algo más que penalti. Un penalti no flagrante, pero sí muy propio de estos tiempos. Por mucho menos se han decretado muchos con ese discutible miramiento del VAR, al que no hay quién le entienda. Con o sin gran hermano, los árbitros siguen siendo veletas. El juez principal de Butarque, Cuadra Fernández, ni se asomó a ver las cámaras. A su colega, Sánchez Martínez, el refugiado en la sala VAR, tampoco le mereció una alerta. No tuvo remedio el Leganés, peleón hasta el último pestañeo y acompañante de Mallorca y Espanyol en el abismo hacia Segunda.
Consumido el Leganés, subrayado por las lágrimas de Bustinza, su capitán, respiró el Celta, que no pasó del empate con el abatido Espanyol (0-0). Un Celta con mucho más que los pepineros, con Rafinha, Denis Suárez y Iago Aspas al frente que penó hasta el último parpadeo pese a su reputada plantilla.
La Real Sociedad, con la caraja tras el desconfinamiento, se recuperó a tiempo y con su empate en el Metropolitano ante el Atlético (1-1) volverá a Europa. Lo que nunca probó el Granada, el mejor Granada de la historia, goleador del Athletic (4-0) y con una inopinada plaza europea. Los de Diego Martínez se han convertido en el modesto por excelencia. Un equipo que se ha exprimido como nadie y que hasta tuvo la final de la Copa a un paso. Un conjunto recio y decidido que no se olvidará por la ciudad nazarí.
Entre tanta zozobra azulgrana, Messi, Setién y sus camaradas tuvieron, por fin, una jornada de baño y masaje, en Vitoria (0-5). Por primera vez desde el desconfinamiento, sonrió el diez rosarino, alegrado por Riqui Puig y, aun tarde, el barcelonismo se dio una tregua a la espera del Nápoles. Reto en el que confía más Quique Setién que Messi. Al Barça le ha faltado fútbol y, sobre todo, cesto, pero en Europa basta con las luces cortas y con el rosarino al frente todo es posible. Lo cree Setién; no lo tiene nada claro el genio argentino. Y ya está en mejor disposición el Real Madrid. Angustiado por el Manchester City justo antes del enclaustramiento, nadie en los citizen lo tiene ahora tan claro. Es la Copa de Europa, torneo fetiche de los madridistas, hoy lanzados. En agosto, se verá.
Y en la Liga más excepcional se despidieron dos jugadores con distinguida divisa en el fútbol español: Cazorla y Bruno, dos trovadores inolvidables que han trascendido a su impecable trayectoria en el Villarreal.
En estos tiempos tan malditos como insólitos, hoy se celebrará un partido de lo más sintomático. Un equipo entronizado hace justo 20 años, el Deportivo, se jugará irse a Segunda B frente a un becario advenedizo con pretensiones de debutar en Primera como el Fuenlabrada. Hace tiempo que algo se mueve al sur de Madrid: Leganés, Getafe, Alcorcón, Fuenlabrada...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.