Sergi Roberto, medio y bandera del Barça
El club, que desea su continuidad para que lidere el cambio generacional, ya no le considerará como lateral derecho en la planificación de la próxima temporada
Hubo un tiempo en que sus amigos íntimos se mofaban de él en broma porque Luis Enrique, entonces técnico del Barcelona, decidió que su sitio estaba en la retaguardia derecha y no en el centro del campo, la posición que conocía desde que entró en el Barcelona, hace ya 16 temporadas. “¡A ver cómo paras a Cristiano Ronaldo!”, le recordaban cada dos por tres, pues el extremo portugués estaba de dulce en el Madrid. Aunque Sergi Roberto (Reus, Tarragona; 27 años) aceptaba con gusto la chacota porque jugar de lateral le valió ponerse la camiseta del primer equipo con regularidad, después buscaba vídeos en YouTube y pedía a los analistas del club que le pasaran informes sobre los rivales a los que se mediría. “Había partidos que no salían y me decía: ‘¡Qué estoy haciendo aquí cuando podría estar en el medio!”, reconoce el jugador. Una preocupación que, después de muchos vaivenes y tras su excelente partido como volante izquierdo frente al Villarreal (1-4) el pasado fin de semana, puede evaporarse de una vez por todas; el Barça le vuelve a considerar un centrocampista. Y ya apunta al Espanyol (22 horas /Movistar LaLiga), que podría descender en el derbi.
La lesión de Frenkie de Jong y el ostracismo sobre Arthur, ya con las maletas hechas para jugar en la Juve, le dan la ocasión que siempre esperó. “Rakitic y Arthur son académicos y más previsibles. Quizá no tanto Arturo Vidal, aunque es otra cosa. Pero Sergi, que siempre raya la perfección en lo táctico, ofrece dinámica, rupturas, conducciones y llegada, que es lo que se le exige a los interiores del Barça”, resuelven desde las altas esferas del club. Así lo evidenció ante el Villarreal, cuando corrió más que ninguno (11,9 km por los 10,7 de Vidal, segundo en la estadística) y más rápido (7,3 km de media por los 6,8 de Busquets y 6,7 de Griezmann), con 85 de 86 pases buenos y, de ellos, pleno de acierto en los 39 (45% del total) que ejecutó hacia delante. “Un partido espectacular”, le reconoció Setién, técnico azulgrana. “Tácticamente, hacía mucho tiempo que no jugaba ahí. A veces lo hago en el centro del campo por la derecha y ante el Villarreal lo he hecho en la izquierda, donde estoy más cómodo. Es donde jugaba en el Barça B”, replicó el futbolista –en el Juvenil B, por ejemplo, firmó 12 goles desde esa demarcación-, al que después se le escapó: “Lástima que luego me ha tocado volver al lateral”. Algo que, en teoría, no pasará mucho más.
Ya en la pretemporada anterior, Valverde fue diáfano. “Tenemos la idea de que este año Sergi juegue de centrocampista”, expuso, sabedor de que el club apostaba por Semedo y Wague como laterales derechos. Ocurrió que el senegalés no se ganó la confianza del técnico y Sergi Roberto, que comenzó los cinco primeros encuentros en la medular, regresó a la zaga, el puesto que le descubrió Luis Enrique hace cuatro temporadas cuando el jugador pidió una salida y le fue negada para suplir a Alves. Una condición que se mantuvo en la planificación de este curso, pues De Jong, Arthur, Vidal, Rakitic, Busquets y Aleñá (después cedido al Betis) le negaban la mayor. “Un error”, admiten desde el área deportiva azulgrana; “es bueno de lateral, pero no es su puesto. Es un gran mediocampista”. Así que para el próximo año ficharán a otro carrilero –no convence ninguno de la base- que compita con Semedo para devolver al eje a Sergi Roberto, que difícilmente se moverá del club.
Con la columna vertebral del equipo con arrugas –Piqué (33 años); Busquets (31); Messi (33) y Suárez (33)–, el Barça sabe que debe renovarse. “Sergi Roberto no es un jugador que queramos vender; es relativamente joven, tiene muy buenos valores y el club debe apoyarse en él para esta renovación”, exponen desde el área deportiva. Ya lo avisó Tata Martino hace seis años: “No le he dado los minutos que se merece, pero creo que será el jugador bandera del club en un futuro cercano”. Parece que llega su momento, acompañado de De Jong, Pjanic y Busquets de cara al próximo curso. Su resistente físico y su capacidad de comprensión del juego, porque ha absorbido la filosofía Barça desde niño, le avalan. El club y Setién, también.
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