El Villarreal domina a un Betis calamitoso
Dos goles de Gerard Moreno fulminan a un rival desquiciado y con uno menos la segunda mitad por la roja a Fekir
No debe extrañar lo más mínimo lo que ocurrió en el Benito Villamarín. El Villarreal, el segundo equipo más en forma de LaLiga, pasó por encima de un Betis a la deriva, inmerso en una dinámica tan perversa en la que él mismo se hace todo el daño posible. El triunfo consolida las opciones europeas del conjunto valenciano y le acerca a tres puntos de la cuarta plaza, por lo que la Liga de Campeones es un objetivo real para el Villarreal. Un equipo al alza, repleto de buenos jugadores y con una dinámica estupenda. Todo lo contrario que el Betis, en estado calamitoso, tremendamente débil en ambas áreas y con el norte perdido. Un equipo donde la destitución de Rubi no ha arreglado nada y que ofrece unas señalas alarmantes. Con 37 puntos, solo el mal rendimiento de los tres equipos en la zona de descenso le mantiene fuera del peligro. El Villarreal no necesitó ni pisar el acelerador. Apretó al inicio del partido y se puso por delante tras un ingenuo penalti de Bartra convertido por Gerard Moreno. El delantero hizo también el segundo en una buena acción y el Villarreal se limitó a contemplar la fastuosa obra de autodestrucción verdiblanca, traducida en una tremenda debilidad física y mental, ausencia de pegada y comportamientos censurables. En este apartado Fekir fue el protagonista. El francés se borró del partido con su expulsión en los minutos finales del primer tiempo. El Betis, con un presupuesto de 200 millones de euros, navega en la mediocridad. La imagen ante este este lanzado Villarreal fue muy preocupante.
La puesta en escena de los verdiblancos invitó al Villarreal a buscar el área andaluza. Los 52 goles recibidos por el Betis eran una muestra evidente de su fragilidad. Calleja refrescó a su equipo y uno de los hombres que entró en el terreno de juego fue Bacca. El colombiano aprovechó la ingenuidad de Bartra, probablemente en uno de sus peores momentos de forma, para forzar un penalti que abrió el camino de la victoria de su equipo. Marcó Gerard Moreno, máximo goleador nacional con 15 dianas, y el partido se le puso muy de cara a su equipo. El Betis, sin alma, lo intentó, pero es imposible que el fútbol le sonría. Lo mismo le anulan un gol en propia puerta por fuera de juego que concede un gol a un rival con cinco defensas en el área y solo un delantero rival con el balón. Bastó un movimiento de Gerard Moreno para desequilibrar a Sidnei y batir a Robles con una pasmosa facilidad.
Cada llegada del Villarreal era sinónimo de gol. El Betis respondía con cierta capacidad de llegada, pero el 0-2 le pesaba como una losa. Si bien dispuso de alguna ocasión para acercarse en el marcador, como un balón de Fekir que se pasó por la línea de gol, pocos equipos tienen más empeño en autolesionarse como el bético. El grupo andaluz está hundido y la impotencia ante el mal momento que vive se refleja en los nervios de sus jugadores. Así respondió Fekir, desquiciado, que se buscó la expulsión en el tramo final de la primera mitad. La realidad de un equipo a la baja frustra al campeón del mundo, empeñado en una guerra contra el mundo. Su protesta desmedida a Gil Manzano y un plantillazo a Albiol mostraron a las claras cómo se borró del partido a pesar de que no hizo falta en la acción que originó la primera amonestación. Con uno menos, el segundo tiempo fue un suplicio para el Betis.
El Villarreal no quiso hacer sangre en la segunda mitad. El partido estaba decidido y sus futbolistas decidieron tomárselo con calma. Bacca, en un regalo de Pedraza, tuvo el tercero, pero su disparo salió fuera por poco. También pudieron hacer el tercero Cazorla (disparo al larguero incluido) y Samu mientras el Villarreal tocaba y tocaba ante la desesperación bética. Una buena fórmula para dejar pasar el tiempo y rearmarse ante lo que le viene. Nada más y nada menos que el Barcelona. El Betis, por su parte, seguirá sumido en su laberinto. Está deseando que acabe su triste temporada.
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