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La juez admite a trámite la denuncia de ocho socios por el ‘Barçagate’

Dignitat Blaugrana presentó la querella contra la junta por presunto delito de administración desleal y corrupción entre particulares al contratar I3 Ventures

Jordi Quixano
El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, se dirige a la plantilla en una imagen de archivo.
El presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu, se dirige a la plantilla en una imagen de archivo.FC BARCELONA HANDOUT (EFE)

El FC Barcelona tuvo contratada a la empresa I3 Ventures durante tres años para reforzar la imagen del presidente Josep Maria Bartomeu supuestamente a través de prácticas poco éticas. I3 Ventures, una empresa de consultoría en redes sociales y marketing digital, también se dedicó, presuntamente, a crear estados de opinión y erosionar a través de perfiles falsos en las redes sociales el perfil público de terceros: jugadores de la propia entidad, como Messi o Piqué; empresarios como Jaume Roures, director general de Mediapro; o Víctor Font, presidenciable.

La Cadena SER denunció dichas prácticas y el caso acabó con la ruptura contractual entre el club y la empresa. Poco después, Dignitat Blaugrana, un grupo de ocho socios del FC Barcelona, presentó una denuncia —pudo hacerla viable económicamente mediante crowdfunding, una técnica de micromecenazgo— por presunta administración desleal y corrupción entre particulares que la juez admitió ayer a trámite.

Aunque ambas partes negaron la mayor al inicio, el presidente acabó por reconocer que el club contrató a I3 Ventures para “un servicio de monitorización de redes sociales”. Para pagar este servicio, el club firmó seis contratos, todos ellos inferiores a 200.000 euros (casi un millón en total) para así no tener que pasar por la comisión delegada de la entidad, que debería haberle dado el visto bueno.

Ahora, tanto la junta como los socios están a la espera de conocer la auditoria encargada a PriceWaterhouse para dilucidar si realmente hubo irregularidades, dictamen que tarda en llegar y que aumenta las suspicacias. Mientras tanto, se despidió a Noelia Romero, compliance officer —un supervisor del cumplimiento normativo de una empresa— quien debía alertar a la junta de los posibles incumplimientos de las normas por parte de los directivos y empleados del club.

Para algunos fue obvio. “Creo que alguien ha metido la mano en la caja”, afirmó sin rubor Emili Rousaud, exdirectivo de la junta, peleado con el presidente Bartomeu porque le señaló su falta de empatía con el resto de directivos y le tildó de chivato. “Una de las principales misiones de la junta es asegurar la total transparencia en la gestión”, añadió Rousaud. Ahora será la juez la que determine si efectivamente hubo esas irregularidades merced a la denuncia de un puñado de socios del mismo club.

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