_
_
_
_
_

Luis del Sol: “Nadie como Di Stéfano”

A la leyenda del Betis, histórico del Madrid y mito del Juventus le impresionaba el carisma de La Saeta

Rafael Pineda
Luis del Sol
Del Sol, a la izquierda, en el vestuario junto a Di Stéfano. / AS

“He jugado con Puskas y Gento. Luego estuve muchos años en Italia y me enfrenté a grandes futbolistas, como Luis Suárez, Corso y Mazzola, del Inter, y Altafini y Rivera, del Milan. Y en nuestra Juventus estaba Omar Sívori, el cabezón, que era buenísimo. También jugué contra Eusebio, el portugués... Pero la verdad es que como Alfredo no vi a ninguno. He conocido a futbolistas espectaculares, pero Alfredo di Stéfano era único”.

Luis del Sol, a sus 85 años, espera ansioso el regreso de LaLiga instalado en su casa de El Aljarafe, una comarca en las afueras de Sevilla. Recuperado ya de unos problemas de salud que le afectaron seriamente el pasado otoño, se ha tomado el confinamiento con un espíritu encomiable. “Para mí ha sido como un largo periodo de concentración”, aclara.

Mito del Betis, donde jugó en dos etapas, de 1954 a 1960 y en la temporada 1972-73, es una leyenda en el Madrid, donde militó solo dos temporadas, pero ayudó a la conquista de una Copa de Europa, dos Ligas, una Copa y una Intercontinental. En 1962, la Juventus pagó 35 millones de pesetas al Madrid por Del Sol. Con ese dinero, el conjunto presidido por Santiago Bernabéu compró los terrenos sobre los que construyó su antigua ciudad deportiva. Ocho temporadas en la Juventus (una Liga y una Copa ganadas) y tres en la Roma transcurrieron hasta su regreso al Betis con 37 años en 1972. Empezó jugando de extremo hasta que un entrenador en el cuadro verdiblanco, Antonio Barrios, lo retrasó al centro del campo.

“Yo me había hecho amigo de Di Stéfano en la selección. Recuerdo que cuando llegué al Madrid, Santiago Bernabéu le dijo que debía estar contento porque ya estaba su amigo en el vestuario. Me ayudó mucho en esa etapa. Alfredo lo tenía todo, pero a mí me impresionaba su carisma y su predisposición al trabajo. Alfredo se enfadaba consigo mismo cada día en busca de una mejora continua. Y luego tenía esa calidad…”, recuerda Del Sol, ganador de la Eurocopa de 1964 con la selección española y que también jugó los Mundiales de Chile 62 e Inglaterra 66. “Era un líder sin querer serlo. Yo me he llevado bien con todos mis compañeros, pero con Alfredo tenía algo especial. Ese carisma, esa fuerza tan enorme. Defendía, atacaba, organizaba, peleaba y goleaba. Y era honrado, mucho. A veces, cuando no podía más, me pedía que le echara un cable. ‘Luis, cúbreme un poco’, me decía. Hasta que se recuperaba y volvía a mandar en los partidos”, recuerda Del Sol, compañero de Di Stéfano en el Madrid que logró, por ejemplo, la quinta Copa de Europa en Glasgow con un contundente 7-3 frente al Eintracht Frankfurt en la considerada mejor final de la historia de la competición. “En mi cabeza hay muchos partidos. Algunos se han borrado, pero ese fue especial, con cuatro goles de Alfredo. Él mandaba y los demás lo seguíamos. A veces se ponía serio y no veas. Siempre mantuvimos el contacto. Incluso cuando vine de Italia, en 1972, me quiso fichar para el Valencia, donde entrenaba, pero yo quería irme al Betis y retirarme allí”, continúa Del Sol.

Exigencia y aperitivo

“Alfredo te ayudaba siempre. Por ejemplo, yo sabía lo que ganaban los jugadores del Real Madrid cuando el Betis me vendió al conjunto blanco. Eso me ayudó a la hora de negociar con Benito Villamarín, el presidente bético”, aclara. El Madrid pagó 6.500.000 pesetas a un equipo andaluz que abandonó la Segunda División en 1958 y que de la mano de Del Sol se consolidaría en Primera.

“Alfredo exigía. Era el primero en dar ejemplo en el trabajo. Después de cada entrenamiento nos íbamos a tomar un aperitivo. Venía como uno más, pero nos decía que en la vida había momentos para todo. Para disfrutar y para trabajar. Y que no podíamos olvidar nuestras obligaciones y darlo todo en los entrenamientos. Era de una mentalidad extraordinaria, muy lejos de lo que se llevaba entonces. Exigía mucho”, recuerda Del Sol, un futbolista dotado con unas condiciones físicas y técnicas excepcionales. En Italia se le conoció como Sette Pulmoni. “Me lo puso un periodista alemán después de hacer unas pruebas físicas”, recuerda.

Alfredo y yo nos hicimos grandes amigos para toda la vida

“Alfredo y yo nos hicimos grandes amigos para toda la vida. Siempre mantuvimos el contacto e incluso me ayudó después de mi retirada del fútbol”, añade Del Sol, quien al igual que su colega argentino desarrolló una carrera en los banquillos como entrenador. Del Sol entrenó al Betis en dos etapas y al Recreativo de Huelva. Hace 19 años, el mito bético rindió un último servicio a la causa verdiblanca. Fue el entrenador que logró subir al Betis a Primera en 2001. En ese equipo ya militaba Joaquín, el eterno capitán bético. “Era un niño con unas cualidades enormes que ha sabido desarrollar en todos estos años”. En la centenaria historia del club bético, esa temporada unió a dos de sus mitos. Del Sol, Gordillo, Cardeñosa y Joaquín son los hombres escritos con letras de oro en la historia del Betis. Del Sol también pertenece por derecho propio a la historia del Madrid y de la Juventus. En el campeón italiano fue el capitán durante varios años. En 2012 fue incluido en el pasillo de la fama del nuevo estadio de la Juventus. “A mí me quisieron mucho en la Juve. Creo que me lo gané. Es un club especial que cuida a su gente. Dejé a grandes amigos allí”, recuerda Del Sol.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_