Jenni Hermoso: “¿La camiseta de Zidane? Yo guardo la de Nervy”
La delantera del Barça creció sin referentes en el fútbol femenino hasta que conoció a la goleadora del Atlético
A finales de la década de los noventa, en el Parque de Comillas, en el barrio madrileño de Carabanchel, entre los niños que jugaban a reproducir el gol de Mijatovic a la Juventus en la final de la Champions de 1998, que imitaban los gestos de Fernando Redondo o que se ilusionaban con el fichaje de Figo por el Real Madrid ya en el año 2000, se colaba una niña huérfana de ídolos: Jennifer Hermoso (Madrid, 30 años), hoy delantera del Barça y de la selección española. “Era otra época. Entonces, era imposible encontrar en la televisión un partido de fútbol femenino. Me gustaba Redondo, me sorprendió la calidad de Zidane, pero crecí sin un espejo en el que me pudiera mirar. No tenía un referente y seguía un poco al jugador masculino que estuviese de moda”, cuenta Hermoso. Pero todo cambió cuando a los 12 años fichó por el Atlético: “Conocí a una chica que se llamaba Nervy”.
Nervy es Ana Fernández Navarrete, futbolista del Atlético de Madrid desde que se fundó en 2001 hasta 2008. “Fue mi gran ídolo, nunca había tenido referentes femeninos. Es zurda, como yo, jugaba en mi misma posición y me encantó su forma de ser. Tenía muchísimo carisma”, explica Hermoso, que llegó a la cantera del cuadro rojiblanco en 2002. La prueba para entrar se la hizo Nervy. Entonces, no sobraban recursos en el fútbol femenino y las jugadoras del primer equipo ejercían también de ojeadoras. Y casi la pierde. Fernández Navarrete seleccionó a dos de las 50 niñas que se habían presentado. Una de ellas era Hermoso. Pero su ficha se había quedado pegada a otra de una niña descartada. “Ya me estaba yendo y salió a buscarme a la calle para volver a completar mis datos”, cuenta hoy la goleadora del Barça.
Hermoso pasó a combinar las pachangas en el Parque de Comillas, frente a la casa de sus abuelos, con los partidos en el fútbol base del Atlético. Sin embargo, no se sacaba de la cabeza a Nervy. “A ver si le regalas algo a esta niña que se pasa todo el día preguntando por ti”, le pidió la entrenadora de la cantera a Fernández Navarrete, que jugó cerca de 200 partidos —entonces no se llevaba un registro— y marcó 12 goles. Un tesoro que Hermoso todavía guarda en su casa de Madrid. “¿La camiseta de Zidane? Yo tenía la sudadera de Nervy. Fue oro en paño para mí”, dice Hermoso. De ojeadora a referente, de compañera a amiga. En 2006, con 15 años, Hermoso se estrenó en el primer equipo de Atlético. “¿Cuánta gente puede decir que jugó con su ídolo?”, presume la máxima goleadora de la selección (31 dianas en 73 partidos).
Nervy comenzó en el desaparecido Coslada CF, club que el Atlético absorbió en 2001. Pasó por la categoría regional, por la preferente y por la nacional. Hasta que en 2005-2006 el Atlético saltó a la Superliga, hoy Liga Iberdrola. Jenni reemplazó a Nervy en el partido ante L’Estartit y marcó el gol del empate que certificó el ascenso del cuadro rojiblanco. Compartieron tres temporadas el vestuario del Atlético. En 2008, Fernández Navarrete pasó al Torrejón. Dos años después, a los 26, se retiró para ayudar a su padre en el negocio familiar.
“Yo solo quería ser como Nervy. Jugar en el primer equipo, viajar con mis compañeras… No podía ni soñar con que pasara todo lo que pasó”, explica Jenni. En la temporada 2010 se fue al Rayo. En Vallecas, conquistó su primera liga (2011), la volvió a ganar con el Atlético (2019) y suma otras tres con el Barcelona (2014, 2015 y 2020). Jugó en el PSG (2017) y en Tyresö de Suecia (2013), donde coincidió con la brasileña Marta Vieira. “Marta fue como la primera futbolista conocida a nivel mundial. En esa época, ya tenía contratos publicitarios. Fue descubrir un mundo nuevo. Todo eso, para mí, era impensado. Algo con lo que ni se podía soñar”, recuerda Jenni sobre Marta, elegida cinco veces por la FIFA como la mejor jugadora del mundo. “En Suecia le dan mucha importancia al físico. Y en uno de mis primeros días allí hicimos un entrenamiento con chicos, que eran ya mayores. Parecía que Marta estaba jugando con críos. Marcó goles como churros”, explica la pichichi de la Liga Iberdrola (23 tantos).
Hoy el cartel de futbolista popular ya no es solo de Marta. No es extraño ver a niños con la camiseta del Barça femenino y el dorsal 7. “Son sensaciones extrañas. Por un lado, lo que estamos viviendo es algo maravilloso, como que te reconozcan en la calle o que te pidan un autógrafo. Pero por otro también es una responsabilidad. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. Es muy importante recordar el camino”, dice Hermoso. Y no se olvida de Nervy. “Ella trababa, estudiaba y entrenaba por las noches para jugar los fines de semana. Hoy es maestra en un colegio de Madrid”, explica Jenni. Ahora es Fernández Navarrete la que quiere la camiseta de Hermoso: “Se la voy a llevar y también voy a ir a su colegio a conocer a sus alumnos”.
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