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La rasmia de Mikel Merino

El centrocampista, con buen toque, es un ejemplo del tradicional coraje navarro y pieza clave en la Real que sueña con la Copa

Jon Rivas
Merino conduce el balón durante un partido con la Real Sociedad.
Merino conduce el balón durante un partido con la Real Sociedad.Ion Alcoba Beitia (GTRES)

La rasmia es un concepto consustancial a Aragón y, sobre todo, a Navarra, hasta el punto que dos investigadoras de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense realizaron un estudio en 2016 para saber lo que significaba esa palabra para los navarros. Llegaron a la conclusión de que la rasmia es, “una fuerte voluntad por alcanzar un objetivo, que se nutre de una energía interna, explotando al máximo tus destrezas, y tirando de coraje o valor cuando el objetivo es física o mentalmente desafiante o también persistir en la acción, cueste lo que cueste hasta lograr la meta”.

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A los futbolistas navarros se les exige rasmia desde la grada de El Sadar. La tuvieron muchos de los futbolistas que vistieron la camiseta rojilla: de Michael Robinson a Jan Urban, de Patxi Rípodas a Raúl García o Patxi Puñal. La tiene Chimy Ávila, por eso es un futbolista tan querido en Pamplona. También es una característica esencial en el juego de Mikel Merino (Pamplona, 23 años), el jugador navarro de la Real Sociedad, que en su segunda temporada con el equipo txuriurdin está explotando todas sus cualidades sobre el campo. En un equipo en el que el buen trato al balón está en el catecismo que imparte Imanol Alguacil, el 8 zurdo, además de ser un futbolista con evidentes dotes técnicas, es decir, que se adapta al ambiente realista, posee ese plus de rasmia que le hace falta a un equipo al que muchas veces se le acusó de falta de personalidad.

Y las estadísticas lo corroboran. El centrocampista navarro era, a mitad de temporada, el séptimo jugador de LaLiga en balones recuperados (189), pero el primero entre los jugadores de campo —los seis anteriores son porteros—, el tercero en faltas recibidas y el octavo en infracciones cometidas. En pases completados es decimocuarto, con 996, más de 41 por partido. El balón que después pasa por Odegaard u Oyarzabal, suele pasar antes el filtro de Merino.

Para Imanol el jugador navarro, hijo de Miguel, otro futbolista que pasó por el Leganés, Osasuna, Celta y Las Palmas, es imprescindible en la alineación titular de la Real. Él mantiene el equilibrio del equipo en el medio campo, y no tiene ningún reparo en acercarse al área. Frente al Valencia, hace dos jornadas, marcó su tercer gol de la temporada.

La Real reclutó al futbolista de las filas del Newcastle después de su prometedor comienzo, muy joven, en las filas de Osasuna, de la mano de Jan Urban. Tenía 18 años y enseguida encandiló a la parroquia rojilla. Tenía rasmia. En 2015, su aportación resultó fundamental. Osasuna ascendió a Primera y Merino anotó tres goles en la eliminatoria de promoción ante el Nástic. “Ha sido la mejor forma de decir adiós”, aseguró. Ya tenía hechas las maletas para emigrar.

Su progresión se cortó, sin embargo, cuando parecía que iba a ir a más, tras su fichaje por el Borussia Dortmund de Thomas Tuchel por tres millones de euros. El técnico alemán no confió demasiado en su juego, le dejó fuera de la lista de la Champions y sólo jugó ocho partidos. Consiguió su primer título, la Copa de Alemania, pero su participación fue residual. Entonces partió al Newcastle, donde cogió vuelo, y en el verano de 2018 decidió regresar a LaLiga, aunque sólo conocía la Segunda División. La Real pagó 12 millones de euros al club inglés y el navarro cambió las rayas blanquinegras por las blanquiazules. Al equipo donostiarra le hacía falta un futbolista con su perfil: buen trato al balón y esa rasmia que encandila a cualquier afición. Aunque le costó hacerse con el puesto, ya que en su primera temporada alternó buenas actuaciones con partidos grises. Las lesiones también le lastraron, pero con el comienzo de su segunda campaña se asentó definitivamente.

Ahora se complementa a la perfección con Odegaard. Es su escudero, el chico de los recados a veces, el carácter que le hacía falta a la Real Sociedad para alejarse de las zonas grises que le hicieron moverse por tierra de nadie durante varias temporadas decepcionantes. El choque de este miércoles contra el Mirandés y la Copa son ahora su reto más inmediato.

La mili en el Newcastle de Rafa Benítez

En 2017, Merino salió cedido al Newcastle que dirigía Rafa Benítez, que meses después hizo efectiva la cláusula de compra por 7 millones de euros. Con el madrileño actuó en 24 partidos de la Premier. Cuando se filtró el posible interés del Athletic en su fichaje, Benítez respondió rotundo: “Mikel no se va a ningún sitio”. El centrocampista, seguido por el equipo rojiblanco y también por la Real, era un fijo en las categorías inferiores de la selección. Había ganado la Eurocopa sub-19 y también consiguió el título en la sub-21.

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