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CORREDISSES
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aleñá y el cuento de nunca acabar

Su salida como cedido al Betis es una decisión valiente, propia de un jugador con personalidad

Ramon Besa
Aleñá, en Eibar.
Aleñá, en Eibar.david aguilar (efe)

A punto de cumplir 22 años, Carles Aleñá se va cedido al Betis después de ser titular del Barça contra el Alavés. Una decisión valiente, propia de un jugador con personalidad, ahora mismo confundido porque como centrocampista que es no sabe muy bien qué papel jugaría este año en el equipo de Valverde. Necesita minutos, ser protagonista, y ha apostado por el club andaluz que entrena Rubi antes que por el Getafe de Bordalás. También tenía opciones de jugar en el extranjero y, naturalmente, podía continuar en la sala de espera del Camp Nou.

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Aleñá es un jugador particular a pesar de pertenecer a la escuela de La Masia. No se parece a ninguno de los volantes que han hecho fortuna en el club azulgrana ni se le advierte el perfil de los interiores dinámicos que hoy son admirados en Europa. Tampoco lo va a tener fácil en el Betis. La presión popular es muy fuerte y hay mucha competencia en el Villamarín. La exigencia le puede ir muy bien para acabar de definirse como jugador de alto nivel y demostrar que tiene futuro en el Barcelona.

También hubo en su día una cierta incertidumbre con Xavi. Muchos le veían fuera del Barça porque solo se lo imaginaban en el sitio de Guardiola. Incluso estuvo a punto de irse al Milan. Y si acabó siendo uno de los mejores centrocampistas del mundo fue por su perseverancia y también por la confianza que le dieron técnicos como Luis Aragonés, Van Gaal y Rijkaard. Xavi consiguió que el juego del Barça y el de la selección saliera desde la posición del 8 y no del 4.

A Iniesta tampoco le resultó fácil consolidarse en el Camp Nou. Hubo un momento en que no se sabía si era extremo o centrocampista y cada vez que se había elecciones en el Bernabéu algún candidato le transmitía su interés de ficharle para el Madrid. El jugador insistió hasta triunfar de manera colectiva y también individual con los goles que marcó en Stamford Bridge y Johanesburgo. Y a Sergi Roberto le ha costado Dios y ayuda hacerse un hueco en la plantilla hasta que Luis Enrique le convenció de que podía ser también un buen lateral derecho.

El caso de los porteros es diferente, y más si se trata de Valdés, seguramente el mejor del mundo en el mano a mano, como se pudo apreciar en la final de París. Jugaba contra los rivales y contra los descreídos de su propio club, siempre solo ante el peligro, también como entrenador –ya se ha visto lo que pasó con su destitución en el juvenil del Barça. Tuvieron más suerte Busquets y Pedro porque fueron futbolistas elegidos por el entrenador más que jugadores avalados por la Masia.

No es casualidad que su valedor fuera Guardiola. No se sabe cuál habría sido la trayectoria del hoy técnico del City en el Barça si no le hubieran visto jugar ni Rexach ni Cruyff. Hay un punto de azar en los asuntos de la cantera, pero en la mayoría de decisiones tiene mucho que ver la mirada del entrenador. Y, por otra parte, las mejores promesas no siempre llegaron a ser estrellas; alcanza con recordar a Iván de la Peña. Aunque parecía destinado a ser el rey del fútbol y jugó unos cuantos años a un nivel muy alto en el Camp Nou, a Lo Pelat le faltó continuidad y suerte, sobre todo con las lesiones, para ser el número 1.

El escepticismo de Valverde y la timidez del Barça

Iván de la Peña es el agente de Aleñá y seguramente han hablado sobre qué le convenía al jugador de Mataró. A diferencia de cómo actúan últimamente muchos cadetes y juveniles –pongamos por caso al hoy intimidador Adama Traoré-, Aleñá rechazo muchas ofertas cuando estaba en el Miniestadi porque estaba convencido de que llegaría al Camp Nou. Ahora, y contrariamente a lo que hicieron Xavi, Iniesta o Sergi Roberto, ha optado por la cesión, una opción elegida también anteriormente por futbolistas como Oriol Busquets, Miranda, Cucurella, Rafinha.

Algunos de los cedidos regresan al Barça, otros van y vienen y los hay que finalmente desisten y se ganan la vida y la fama en otros equipos (Bojan, Tello, Munir, Deulofeu, Cuenca). También se cuentan aquellos que las circunstancias les han llevado a una situación indefinida, ninguno seguramente más añorado que Samper. Habrá que ver qué pasa con Aleña. Su repto, en cualquier caso, es elogiable en un momento en que Arturo Vidal ha desafiado al club y por lo que parece Riqui Puig difícilmente ascenderá al Barça.

El coraje de Aleñá contrasta con el escepticismo de Valverde y la timidez del Barça. No basta con presumir de cantera sino que para ser consecuente conviene apostar por ella a pesar de que ahora todo el mundo está enamorado del Liverpool, el equipo que mejor simboliza los nuevos valores: el vértigo contra la paciencia. Llegados a tal punto, se impone preguntarse como ya han hecho otros analistas: ¿son los jugadores los que hacen triunfar el estilo del Barça o ha sido la creencia en el estilo la que ha hecho figuras a estos jugadores?

No se trata de buscar a otro Xavi ni a otro Iniesta, porque no los hay y difícilmente los habrá, sino de asumir riesgos con Aleñá con Riqui o con Ansu Fati o con Carles Pérez. Jugársela, en definitiva, en lugar de fichar a jugadores considerados diferentes, por si acaso las cosas no funcional y así, al final, poder blasfemar de nuevo del juego del Barça. La directiva está legitimada para hacer lo que quiera; simplemente es una cuestión de creer o no creer en lugar de hacer ver o aparentar, jugar al despiste, o, como se dice en catalán, hacer la puta i la Ramoneta. El cuento de nunca acabar.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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