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LaLiga Santander jornada 18
Mallorca
Mallorca
0 2
Finalizado
Sevilla
Sevilla
Diego Carlos 20'Banega 63'

El pragmatismo del Sevilla acaba con un Mallorca sin gol

Dos correcciones del VAR asientan a los andaluces en la tercera plaza de la clasificación y frustran a los baleares

Rafael Pineda
Diego Carlos celebra su gol con Jordán.
Diego Carlos celebra su gol con Jordán.JAIME REINA (AFP)

Demasiado infortunio para el Mallorca. El Sevilla, con poco juego, algo defensivo y muy práctico, se llevó el triunfo frente a un rival que tuvo que luchar contra demasiados elementos. El primero, sin duda, su ausencia de pegada, algo que puede lamentar en su pelea por evitar el descenso. El segundo, las justas correcciones efectuadas por el VAR que le condenaron en momentos decisivos del choque. Al filo del descanso, la tecnología actuó para anular un gol de Budimir por fuera de juego. Hubiera sido el empate a uno. Luego, a la hora del partido, cuando avisó a Gil Manzano y éste pitó un claro penalti de Baba a Jordán en el momento que peor lo pasaba el Sevilla. Banega lo transformó y definió el partido.

El triunfo asienta a los andaluces en la tercera plaza. Todo un mérito, basado en un equipo que trabaja una barbaridad y se esfuerza de manera estimable en defensa. Es un grupo muy solidario, aunque quizás le falte fútbol para adornar la tercera posición que le mantiene en lo más alto de la clasificación. Tampoco dispone de un arsenal arriba que le haga feliz. Sus victorias son sufridas, sin rotundidad, basada en múltiples detalles, pero 34 puntos son 34 puntos. Nadie se los puede quitar. No fue tan clara la victoria en Mallorca como marcó el resultado. Al Sevilla le faltó fútbol, algo que no preocupa a los amantes del resultado. Fuera de casa, además, es un equipo temible. 

Buena parte de las esperanzas del Mallorca de ganar el partido comenzaron a diluirse cuando Lago Junior golpeaba con rabia el palo de Vaclik. El delantero había fallado con todo a favor en el área pequeña después de una gran acción de Kubo, que desarmó a Reguilón. Era el minuto tres. El Mallorca había perdonado al Sevilla, un equipo bien construido que tiene un problema tremendo con el gol. La absolución local permitió que los de Lopetegui se metieran en el choque, más por el impacto que tuvo el error en el Mallorca que por méritos propios. El Sevilla ha perdido algo de chispa. Mucho de su juego de ataque depende de Ocampos y Navas, mientras que casi nadie se explica la titularidad continuada de De Jong, que obliga a Munir a partir desde la banda derecha. Incluso con esa rigidez táctica y esa pérdida de intensidad, el Sevilla sigue teniendo argumentos que pueden decantar el partido. Desde la seguridad de Fernando y las carreras de Ocampos, pasando, cómo no, por su fortaleza en el juego aéreo.

Precisamente esa es una de las carencias del Mallorca. Bien que lo aprovecharon los andaluces con un saque de esquina muy bien sacado por Banega que Diego Carlos remató a gol tras el error de Reina en su salida. El veterano portero había estado muy bien en un disparo anterior de Ocampos, pero erró en una acción que facilitó el remate del brasileño, uno de los pilares del Sevilla. Incluso en ataque teniendo en cuenta la escasa aportación de sus delanteros. El Mallorca encajó el golpe como pudo, pero sin descomponerse. El Sevilla, sin embargo, no encontró continuidad en el juego ni pausa para administrar el balón. Es curioso lo que le ocurre al conjunto andaluz. Cuando marca tiene una tendencia a meterse atrás y sufrir, careciendo, además, de velocidad para ejecutar el contragolpe. Una tendencia que suele salirle bien, pero que encierra sus riesgos. Por ejemplo, al Sevilla lo salvó la corrección del VAR después de un fuera de juego muy justo de Budimir al filo del descanso. El Mallorca, con sus limitaciones, apretó en busca del empate, chocando contra la revisión de la jugada y la justa anulación del gol de Budimir.

El Sevilla, metido atrás, con poco pulso, se limitaba a esperar hasta que de nuevo la tecnología corrigió un error. Del Cerro Grande avisó a Gil Manzano. Baba, tan buen jugador como demasiado impulsivo, falló un control en el área y pisó a Jordán cuando este se anticipó. Banega transformó el penalti con su clase habitual. Fue demasiado para el Mallorca, que vio como se le iba la vida con lo poco que, aparentemente, había hecho el Sevilla. Al Mallorca le queda mucho por delante para salvarse porque ha perdido su impulso inicial y con tan poco gol le espera un tormento. El Sevilla, duro y práctico, despide el año en la tercera plaza. En las Islas Baleares, todos los detalles estuvieron a su favor.

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