“En España hay miedo a darle el poder a la mujer”
Marta Figueras-Dotti, exgolfista y actual presidenta del circuito femenino europeo, revive su lucha como pionera en un camino lleno de barreras
Marta Figueras-Dotti (Madrid, 62 años) siempre ha superado barreras. En el deporte y en la vida. Fue la primera española en emigrar a Estados Unidos con una beca deportiva. La primera golfista que jugó en el circuito americano, y la primera que ganó un torneo en la élite mundial, en 1994. Ya había hecho historia en 1982 al conquistar el Open Británico siendo amateur. Figueras-Dotti luchó contra todos los prejuicios y derribó todos los muros. Siempre ha hecho su camino, también fuera del campo de golf. Rompió otro tabú al someterse durante su época de deportista a un tratamiento para ser madre. La lucha ha estado en su adn desde sus inicios hasta hoy, cuando combate un cáncer de colon. Incombustible, cumple un año como presidenta del circuito europeo femenino, el Ladies European Tour.
Pregunta. Una niña que empieza a jugar al golf en España en los años sesenta. ¿Cómo fue?
Respuesta. Mi padre jugaba mucho al golf [fue presidente de la Federación Española] y yo empecé a hacerle de caddie a los siete años. En octubre él viajaba 15 días a Suiza para unos torneos. Yo le acompañaba, y un verano me puso un palo en las manos. Yo estaba muy comprometida con otros deportes, vóley, baloncesto y tenis, pero elegí el golf. A los 13 años gané mi primer campeonato infantil en España, llegaron triunfos que no eran esperados y me motivaron.
P. ¿Qué prejuicios se encontró?
R. El golf era un deporte considerado de élite y de viejos. En el colegio me lo decían: “¿Qué haces jugando a eso de viejos?”. Facilidades no tuve ninguna. Empecé la carrera de Medicina y me seleccionaron para ir al Mundial en el 78. A un catedrático le pedí retrasar un examen y no quiso. Tampoco dejé que me afectaran los comentarios y las críticas.
P. ¿Hoy sigue siendo elitista?
R. Elitista no, eso ha desaparecido mucho. Empezó a perderse esa visión con Seve y con la apertura de muchos campos públicos. Antes era imposible jugar si no estabas en un club.
P. ¿Qué supuso Seve?
R. Una inspiración. Le conocí bastante, coincidimos en América. Para mí era un ídolo, un jugador con un carisma inconfundible y una creatividad que no ha tenido nunca nadie. Siempre me animaba. Me escribió cuando gané el Open Británico. Era un personaje espectacular.
P. Seve se quejaba de que era más valorado fuera de España que en su país. ¿Todavía pasa con el golfista español?
R. Sí. En mi época también pasó. Yo fui la primera española que se fue a América con una beca, la primera que jugó y ganó en el circuito americano, logré el Open Británico, y me valoraban más allí y en Inglaterra que en España. Hoy en día vas al Open de España y hay gente, sí, pero vas a ver jugar a Rahm en Estados Unidos o Inglaterra y no cabes. Es como si fuera Elton John.
P. ¿Era consciente de las barreras que tenía que romper?
R. Tampoco lo tenía muy claro cuando me gradué en Estados Unidos en el 82. Me había ido a finales del 78. Regresé y ese verano gané muchos campeonatos amateurs y el Open Británico y entendí que tenía que pasarme a profesional. O fui muy inconsciente o no importaban las barreras que había. Cuando tengo en la cabeza algo, veo un camino por el que alcanzarlo.
P. ¿Encontró más problemas por ser mujer?
R. Allí, no. En España, sí. Escuché comentarios y críticas. “¿Qué haces en América? No vas a llegar a ningún sitio…”. Culturalmente no estaba bien visto. En Estados Unidos afronté las barreras de cualquier profesional. Sacrificas muchas cosas, viajas todo el día, vives con una maleta, pasas mucho tiempo sola… el público no ve lo que es ser un atleta profesional. Estuve 24 años allí y sacrifiqué la familia.
P. ¿Cómo recuerda esa primera victoria en el circuito americano en 1994, en Hawai?
R. No me la esperaba. Llevaba ya nueve años en el circuito, mucho tiempo llamando a la puerta. Había sido varias veces segunda. Estaba un poco presionada por ver cuándo llegaba la victoria. Fue un momento muy bonito. Me quité el peso de encima. Me dio confianza y seguridad en mí misma.
P. ¿Y tuvo repercusión en España?
R. En España no tuvo la repercusión de allí o la que tuvo para mí, o la que tendría hoy en día si ganan Carlota Ciganda o Azahara Muñoz, que tampoco es mucha. El lunes después de ganar la Solheim no hubo una tele que lo mencionara. Que si las botas de un futbolista… y ni dios hablando del evento femenino más importante a nivel mundial, con dos españolas en el equipo europeo. Me parece duro para ellas y para nosotras en el mundo femenino. Te preguntas qué pasa. Para que las chicas del balonmano salgan han de jugar la final del Mundial.
P. ¿Cómo está el golf femenino español?
R. En un momento bueno. Azahara, Carlota, Nuria Iturrios… son muy buenas representantes. Hay una cantera buena. Hay muchas más profesionales que en mi época. El circuito Santander con 11 pruebas da la oportunidad a muchas jugadoras… ahora hemos firmado un acuerdo entre el circuito europeo y el americano para traer más torneos. Espero que salgan más jugadoras que vayan a América. En la academia de la Real Sociedad Hípica tenemos 500 niños cada fin de semana.
P. ¿Se siente una pionera de todo eso?
R. Soy una pionera, sí, pero lo siento porque me lo recuerdan. No pienso mucho en mí. Los chavales no saben quién soy. Les contamos historias de aquellos tiempos.
P. ¿Qué balance hace de un año al frente del circuito europeo?
R. Muy positivo. Nos ha costado mucho desprendernos del liderazgo que teníamos anteriormente, de Mark Lichtenhein, por razones de la política, cuesta echar a la gente, pero en los tres últimos meses hemos hecho un trabajo espectacular. Me empeñé en que Alexandra Armas volviera como directora ejecutiva. Hemos traído la escuela a España, el Open de España ha firmado por el doble de premios, la Race to Costa del Sol es como la Race to Dubai de los hombres, cerramos el acuerdo con el circuito americano para traer más torneos a Europa y trabajamos para traer la Solheim a España. Empieza una nueva era.
P. Organizarán un torneo femenino en Arabia Saudí. ¿Han tenido problemas con eso?
R. No. Es un tema que llevamos tratando desde marzo. Nuestra única preocupación era que las jugadoras quisieran ir por los temas religiosos, culturales y políticos. La seguridad es bestial. Hay unas condiciones y reglas que hemos de seguir, como que han de jugar en pantalón largo. Van a pasar un poco de calor, pero por un millón de dólares van a ir. Es un proyecto muy bueno para ellas y para nosotros para que el golf se desarrolle a nivel de las mujeres y que estos países vayan avanzando.
P. ¿Ve discriminación en el golf femenino respecto al masculino?
R. Discriminación no existe desde el punto de vista de los jugadores a las jugadoras. Hay mucho respeto entre unos y otras. Entiendo que el patrocinador ponga más dinero por ver a Rafa Nadal que a Garbiñe, porque recibe mucha más repercusión mediática. Pero se ha de trabajar. Lo que repercute en las jugadoras es que hacen el mismo trabajo, tienen los mismos resultados, los gastos son iguales, y el hombre recibe 300.000 euros y la mujer, 50.000. Nuestro retorno en dinero es mucho menor. Los patrocinadores han de creer más en la mujer.
P. ¿Faltan más mujeres en cargos de dirección?
R. Totalmente. Hubo una fiebre del Consejo Superior de Deportes de que un porcentaje de los empleados en las federaciones fueran mujeres, y eso no es verdad. Ni sucede ni sucederá. En España se sigue pensando que la mujer es la débil. En Estados Unidos y otros países hay mujeres en la presidencia y en la dirección de grandes empresas. En España, no. Eso es duro. Yo en el circuito me empeñé en que ha de ser una mujer quien nos lidere. Puede hacer su trabajo mucho mejor que los hombres que nos han liderado. Es darnos la oportunidad de poder demostrarles que somos iguales de funcionales o mejores.
P. ¿Y en España?
R. Creo que hay un poco de temor. Temor del hombre hacia la mujer en un puesto de liderazgo. Temor a perder el poder. En este país, que somos el país de la envidia y de los egos, a los hombres les cuesta mucho aparcar el ego. A nivel de atleta lo he vivido. El aficionado que ve a una mujer no dice: “¡Qué bien juega esta chica! Voy a ver cómo lo hace”. No. Dicen: “Esa no tiene ni idea”. Es como una envidia hacia la mujer. En Estados Unidos y Japón es lo contrario. Hay 30.000 personas en el campo de golf viendo cómo juega la mujer. Aquí es la crítica por delante siempre. En los puestos de liderazgo pasa lo mismo. Que aparquen su ego. Pero claro, tenemos líderes como Trump… En España hay miedo de darle el poder a una mujer. ¿Por qué no hay una candidata a la presidencia del Gobierno? Hay últimamente una moda de darle importancia a la mujer, pero con un poco de reparo.
P. ¿Las mujeres han aumentado su competitividad respecto a su época?
R. Sí, porque hoy, como Jon Rahm, tienen la oportunidad de competir en Estados Unidos. Allí te sueltan en la universidad y has de sobrevivir en todos los aspectos. Aquí en las federaciones los tenemos muy mimados. A mí al mes de estar allí me cortaron la luz porque se me olvidó pagarla. Has de buscarte la vida. Son años de preparación que te enseñan a tener la competitividad que tienen los americanos, que son los mejores. No compites contra 100, sino contra mil. Rahm es el ejemplo.
P. Usted le tuvo en la Blume. ¿Cómo era?
R. Ya tenía la mitad del trabajo hecha porque decía que iba a ser el mejor. Era brillante en la manera de pensar. Aquí en España al que se lo cree le decimos que es un pedante. Pero ese es el que va a llegar, por su cabeza.
P. ¿Los valores del golf se están perdiendo?
R. No se pierden, porque el golf tiene unos valores que has de aprender tú solo. Honestidad, dedicación, no hacer trampas… un papel muy importante son los padres. La presión que pueden hacer es fatal. Hay niños que hacen trampas a veces porque los padres están diciéndoles que han de bajar el hándicap. Que no les presionen.
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