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LaLiga Santander jornada 16
Real Valladolid
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Finalizado
R. Sociedad
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La Real Sociedad no salta el muro de Zorrilla

El Valladolid resiste la acometida final donostiarra y acaba por validar el segundo empate consecutivo sin goles y la cuarta jornada seguida sin marcar

Llorente, central de la Real Sociedad, se anticipa a un rival durante el partido disputado en Valladolid.
Llorente, central de la Real Sociedad, se anticipa a un rival durante el partido disputado en Valladolid.R. García (EFE)

Empató de nuevo sin goles el Valladolid, que repite el mismo resultado de la jornada anterior y encadena cuatro jornadas sin marcar gol. El cero sumó uno, sin embargo, para los castellanos en un partido esforzado, exigente ante un rival que no ofreció su mejor versión, pero que buscó el triunfo con denuedo. En eso la Real Sociedad se sabe grande: ni en sus mejores días renuncia a llevarse los tres puntos y siempre acaba por encontrar opciones para conseguirlo. En Zorrilla, un campo en el que solo ha ganado el Sevilla, no le bastó. Al final le pareció mejor la conclusión a los locales que a los visitantes.

Una jugada en el amanecer del partido mostró un retrato bastante fidedigno del Valladolid, que hace muchas cosas bien y es fuerte en su casa, pero encuentra un muro ante el gol. Acudió a buscar al rival, a molestarle en esa salida de balón en la que la Real Sociedad no palidece a la hora de arriesgar. Lo hizo y se llevó un susto inicial, pero Míchel se encontró con tres opciones de pase y eligió la peor, tarde y mal.

La Real empezó camuflada, a juego con el terno verde que confundía a sus futbolistas con el césped de Zorrilla, con problemas para fluir y encontrar a Odegaard y Odriozola, encimada por un competidor que le alejó de su área durante la primera media hora, que le negó por dentro. Así que buscó sus opciones por fuera el equipo donostiarra, siempre con Monreal inmenso en la zurda, llegador para colocar balones e incluso para rematarlos. Creció la Real en su confianza a partir de oportunidades generadas en centros que molestaron a Masip. Suficiente para sentir que el partido estaba bajo su mando.

La primera respuesta del Valladolid fue tibia en el juego, pero contundente en un libre directo que Hervías, casi desde Palencia, envió al travesaño. El paso de los minutos atemperó la presión alta del equipo que dirige Sergio González Soriano. Apareció Odegaard, pero siempre en medio de una maraña de piernas. Hubo apreturas, pero también frialdad: al partido le costó romper. Al Valladolid no le importó que ese momento le cogiese replegado. Se apostó a la carrera y ahí encontró alguna combinación entre Guardiola y Sandro, sus dos delanteros. Juntos fabricaron un gol que quedó anulado por fuera de juego, pero que mostró hacia donde iba el partido porque la siguiente ocasión en que ambos se encontraron solo la rapidez de Remiro para tapar espacios le negó el gol a Guardiola.

En ese momento álgido maniobró Sergio. Llamó a Óscar Plano, uno de sus favoritos, al que había dejado de inicio en el banquillo. Le encargó que percutiese por el flanco derecho. El partido del Valladolid estaba en los espacios, el de la Real en evitar errores que los evidenciasen. Y en encontrar claridad en medio de un nublado. La linterna en esas ocasiones la porta gente como Oyarzabal, vivo para generar un remate que marró Willian José, y afilado para descerrajar un disparo desde la frontal que atisbó la escuadra de la meta de Masip. La Real acabó en el área del Valladolid, con Isak en el campo para darle el frenesí que le faltó. Buscó el triunfo ante un rival que se defendió con orden y que tampoco dejó de acechar.

“Al final sumar siempre viene bien”, concluyó Oyarzabal. Al Valladolid tampoco le disgustó el resultado, se ve en la clasificación con 19 puntos y tras encajar en 16 jornadas tantos goles como el Barcelona o la propia Real Sociedad. A veces el cero es grato.

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