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LaLiga Santander jornada 15
Celta
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Real Valladolid
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Al Celta no le basta con un arreón final

El equipo gallego sigue en puesto de descenso tras un anodino empate ante el Valladolid, que suma tres jornadas sin marcar

Pione Sisto, del Celta, se escapa de Moyano, zaguero del Valladolid.
Pione Sisto, del Celta, se escapa de Moyano, zaguero del Valladolid.Salvador Sas (EFE)

Al final se le hizo corto al Celta un partido en el que circuló durante bastantes minutos por una planicie. Apenas en los últimos veinte minutos se activó el equipo gallego para meterle al partido una marcha más de las que engranó el Valladolid. Llegaron tarde al partido los vigueses en el estreno de Óscar García Junyent en Balaídos, apenas sumaron un punto y seguirán en puesto de descenso una semana más cuando se cierre esta jornada. El empate le vale al Valladolid, que tiene problemas porque encadena tres citas sin marcar gol.

Todo le fue mejor al Celta cuando entregó el timón del juego a un mediapunta que rompiese corsés. Para jugar ahí salió Rafinha, que reaparecía después de tres jornadas de baja. Antes lo había hecho unos minutos Denis Suárez cuando viró el plan inicial de alinear dos interiores y Óscar situó a dos mediocentros en paralelo para buscar libertades por delante, asociaciones con Iago Aspas.

El partido merecía atrevimiento para que alguien lo ganase. Durante bastantes minutos no sobró, controlado Aspas por las ayudas de la zaga pucelana. El Valladolid además partió pujante, hábil para explotar los espacios. Guardiola remató desviado un primer intento tras centro de Sandro. Hervías obligó a estirarse al meta Sergio Álvarez y, de nuevo, Sandro se dejó ver con un intento lejano que se fue cerca de la meta. Todo en los diez primeros minutos. El Celta entró en el partido animado por las desatenciones del rival, que le permitió rematar dos saques de esquina poco después de que Salisu se trastabillase y dejase a Aspas solo ante Masip.

El portero mantuvo el tipo y sus compañeros acabaron por cerrar vías. El partido languideció porque aunque tenía un punto desbocado y apenas había peajes hasta las áreas, en la zona de la verdad se apagaban las luces. Las maniobras de los entrenadores tuvieron efectos inmediatos. Las de Sergio abrigaron al Valladolid, las de Óscar mejoraron al Celta. También se puede interpretar que las iniciales no lograron extraerle una buena versión. Rafinha, que apunta a pretoriano de un entrenador que también le ha dado galones a tipos como Pape Cheikh o Pione Sisto, sacudió tanta molicie.

El Valladolid fue a menos, entendió que el punto era un excelente botín y acabó replegado, intimidado incluso por la presencia final del Toro Fernández, que salió con fuerza de toriles y cocinó la jugada que pudo haber cambiado todo, un cuerpeo y galopada por un costado para ceder el balón en la frontal a Santi Mina. Justo cuando el cuarto árbitro iba a mostrar los minutos de prolongación, cuando apenas quedaba tiempo para la réplica, el Celta estuvo ante el gol del triunfo. Pero el disparo combado de Santi Mina se marchó pegado al poste, con Masip superado. Así que todo acabó a cero.

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