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LaLiga Santander jornada 14
Betis
Betis
Joaquín 36'Canales 93'
2 1
Finalizado
Valencia
Valencia
Maxi Gómez 32'

Canales fulmina al Valencia

El Betis respira con un justo triunfo en la última jugada del partido ante un rival que pensó más en el Chelsea

Rafael Pineda
Guardado se impone a Wass.
Guardado se impone a Wass. José Manuel Vidal (EFE)

El Betis de Rubi y sus siete vidas es así. Tal y como ocurrió ante el Celta, un gol de Canales en la última jugada del partido dio tres puntos de oro al equipo andaluz, que vive en el alambre, y acabó con un Valencia que siempre dio la impresión de estar más pendiente del Chelsea que de su rival liguero. El triunfo fue justo porque el Betis siempre quiso más, superando el tanto inicial de Maxi Gómez, sometiendo a un Valencia soso como desenlace de un partido trepidante. El Betis fue mejor y dentro de sus posibilidades hizo un gran partido, aunque también pudo perder porque el Valencia, incluso con sus defectos, tiene mucha pegada. Se demostró en el tramo final, con el choque convertido en un fantástico ida y vuelta. Fekir envió al larguero en el minuto 84 y siete minutos después lo hizo el coreano Kang-In. Los dos equipos buscaron el triunfo y lo encontró el Betis en un gran lanzamiento de falta de Canales. Gayà, demasiado impulsivo, hizo una falta evitable sobre Emerson en el lateral del área. Canales le pegó con el alma y Cillessen, quizás mal colocado, no llegó. La pelota entró por la escuadra y el Benito Villamarín estalló de alegría. Ganó el Betis, sobrevive Rubi y las aguas bajan más tranquilas por el sevillano barrio de Heliópolis. El Valencia, que llegó con muchas bajas, tendrá que aferrarse a su final europea y, al mismo tiempo, ser consciente de que la dureza de LaLiga no admite el más mínimo despiste.

Los entrenadores de los equipos grandes suelen temer a los partidos que llegan después de los parones ligueros. Celades debió pensar en esa premisa cuando el Valencia se plantó en el Villamarín plagado de bajas, quizás más pendiente del Chelsea que de un Betis que, a pesar de sus dudas, ofreció una imagen bastante decente frente a un rival que se juega el miércoles su futuro en la Liga de Campeones. Posiblemente por la importancia del duelo europeo y, quizás también, porque el Betis jugó de manera aceptable al fútbol, el Valencia apenas mostró señales de superioridad en Heliópolis. Un equipo, el de Celades, con problemas defensivos en la banda izquierda, donde Álex Moreno entró una y otra vez en una magnífica disertación en ataque. Tampoco estaba enchufado Rodrigo, al que Rubi detuvo con un recurso de los que ya no se llevan. Fue el marcaje que le hizo el joven Edgar, por momentos central y por momentos mediocentro, aunque siempre muy pendiente de los movimientos del internacional.

El Betis avisó primero con un disparo de Sidnei que repelió Cillessen. El Valencia respondió con otro de Gayà y, sobre todo, con pegada. Sin apenas fútbol, se encontró con un gol después de una fenomenal carrera de Ferrán. Maxi Gómez, en su papel, la enchufó en el área. El Betis tuvo la virtud de no abrirle la puerta al pánico. No estaba jugando mal, manteniendo el pulso ante un rival de envergadura. Es un equipo que vive en la ansiedad por los malos resultados, pero con elementos de mucha calidad. Que el ambiente que le rodea sea un avispero no puede evitar acciones de tanto talento como el gol del empate. El cambio de orientación de Mandi dejó en ventaja a Álex Moreno, quien destrozó a Jaume Costa, perdido a pierna cambiada. Irrumpió Joaquín en el área para pegarle con el alma y hacer el empate. Un golpeo excelente en un jugador incombustible, pura esencia verdiblanca. Su posición partiendo desde la izquierda en combinación con Álex Moreno fue un acierto de Rubi. El empate era un resultado mucho más lógico. Hasta la victoria tenía un sabor más justo. La tuvo Fekir después de un error de Gayà y Cillessen hizo un paradón. El Betis había sido mejor que este Valencia que dio la sensación de siempre guardarse algo pensando en próximos partidos.

El Betis salió mejor que el Valencia en la segunda parte. Joaquín tiró, una vez más, de su equipo. Viniendo a recibir y desahogando a los suyos. El capitán sostuvo a los suyos incluso después de la lesión de Edgar. Al canterano se le subieron los gemelos y el Betis tembló porque al mismo tiempo se lesionó Sidnei. Rubi recompuso a su equipo como pudo mientras que el Valencia metía mucha artillería con Soler y Gameiro. Cillessen le detuvo un gran disparo a Álex Moreno y el choque entró en una etapa vertiginosa. Siempre estuvo más cerca el Betis de ganar. Fekir envió al larguero; Kang-In le respondió y todavía Fekir se inventó un jugadón que no acabó en gol de milagro. Resistió el Betis y Gayà se equivocó. El misil de Canales superó al descolocado Cillessen. La fiesta fue de las gordas porque el Betis ganó y despejó muchos de sus fantasmas. Y, de paso, Rubi sigue muy vivo después del varapalo que supuso perder el derbi en la última jornada.

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