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Vidal: “Valverde probó con cuatro atacantes, pero no empezamos bien”

El autor del gol del triunfo del Barça critica la decisión de su entrenador de formar un 4-2-4 y el técnico explica que su intención era que Griezmann y Messi volanteasen más

Diego Torres
Vidal celebra su gol con Suárez y Messi.
Vidal celebra su gol con Suárez y Messi.Denis Doyle (Getty Images)

"Creo que hemos sacado un duelo complicado", dijo Piqué, ya camino de las semifinales de la Copa Davis en Villaverde. "...Por el rival, por el viento, por el campo que no estaba en las mejores condiciones…”.

Las condiciones atmosféricas del invierno en el interior son duras. La nieve aclaraba el horizonte por debajo del capote de nubes. Corría un viento helado en Butarque cuando el árbitro esperaba para señalar el comienzo del partido y Luis Suárez, de amarillo reluciente, se frotaba las manos como si buscara el calor del hogar. Caminó por el círculo central en dirección a Messi y chocó las palmas con el diez en una efusión de simpatía. Resultó evidente que eran cómplices. A pocos metros los observaron Dembelé y Griezmann como planetas que giran en otra órbita.

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No hay gestos banales en el fútbol, lo mismo un juego que un intrincado código del lenguaje corporal. Luis Suárez lo advirtió a los miles de hinchas que lo miraban desde la cercana grada: si el frío aprieta, solo piensa en Messi. El resto no parecen fiables para el uruguayo en este invierno del descontento azulgrana. El Barça es un universo de asociaciones esporádicas o fraccionadas y la alineación de Valverde no puso freno a la dispersión.

De visita a Butarque, el equipo que revolucionó el fútbol mundial a partir de sus interiores dejó un terreno baldío en su mediocampo por el que corrieron agobiados Busquets y De Jong. Por delante, cuatro atacantes naturalmente reacios a hacer labores de volantes no ocuparon los espacios escalonadamente. A los costados, los laterales se mostraron visiblemente incómodos para apoyar al mediocampo, exactamente la tarea que se espera de los carrileros en el Barça. El diestro Wague parece duro de pies. El zurdo Firpo también. Lo pagaron Busquets y De Jong, que no pudieron dictar los ritmos, y lo pagaron los centrales, primeras víctimas del descontrol del balón.

“Tenemos jugadores de gran nivel que pueden jugar como delanteros y mediapuntas, como Griezmann y Messi”, explicó Valverde tras el partido. “La idea fue que si se descolgaban y los laterales subían podíamos conectar bien. Lo que pasa es que una vez que el Leganés metió el 1-0 no nos dejaron espacios para jugar por dentro”.

“La idea fue que Messi y Griezamann se descolgaran y los laterales subieran para poder conectar", explicó Valverde

En el minuto 12 Rubén Pérez se adueñó de la pelota y se la dio a Roque Mesa. Roto por la mitad el Barça, nadie llegó a cerrar. La presión fue inútil. Umtiti salió tarde y regresó a destiempo para interceptar el pase a En Nesyiri. El marroquí alcanzó el pico del área sin que Firpo remediase la situación y Piqué no logró cubrir los 10 metros que separaban su zona de la zona del disparo. El 1-0 descubrió la desnudez táctica del equipo visitante. Javier Aguirre, el nuevo técnico del Leganés, lo celebró en la banda: el hombre llevaba seis partidos sin ver cómo sus anteriores equipos, el Zaragoza y el Espanyol, marcaban un solo gol al Barça. Eran otros tiempos.

“Nos tenemos que ir contentos”, insistió Valverde. “Sé que no ha sido un partido brillante. Ellos han dado un paso atrás con 1-0 y a nosotros se nos ha hecho difícil por las circunstancias. Porque el viento nos complicaba para jugar por dentro, para entrar e hilar juego. Intentamos abrir el campo con Dembelé y los laterales, pero no llegábamos arriba con claridad. Es evidente. Pero había que ganar como fuera”.

"El 1-0 y el viento nos ha dificultado jugar por dentro. Había que ganar como fuera", sentenció el técnico

Solo un remate en la primera parte, un cabezazo de Suárez a centro de Dembelé que desvió Cuéllar, dio testimonio de la presencia de los cuatro atacantes del Barcelona en el área del Leganés. No por falta de intensidad, ni de rabia, ni de ganas de remontar, sino por ausencia de orden y sintonía. El fútbol contemporáneo está hecho de actividades oscuras lejos de la pelota. Exactamente la clase de trabajos que dominan los centrocampistas. Justo el tipo de maniobra previsualizada que en este Barça nadie parece contemplar. Predomina la improvisación. No es que el Leganés se repliegue rápido. Es que el Barça, a fuerza de pensar qué hacer a cada momento, atacó con lentitud.

La superpoblación de atacantes siguió sin traducirse en más pegada ante Cuéllar. El 1-1 fue la decantación del atasco. Otra falta. Otra falta lanzada por Messi. Un centro, esta vez, a la cabeza de Luis Suárez, que lo remató a gol. Otro producto de la complicidad de los dos amigos cuando aprieta el frío. Preludio del 1-2, a la salida de otra jugada a balón parado, un córner que empujó Vidal. Como dijo el histriónico Javier Aguirre en la sala de conferencias: "La responsabilidad por los goles que encajamos a balón parado es absolutamente mía; me da mucha pena que nos remontaran por dos errores así".

El malestar del mexicano fue la alegría del chileno. "La sacamos adelante en un campo difícil", resopló Vidal, feliz suplente goleador, camino de la ducha, en declaraciones a Movistar. "Tenemos que mejorar. Tenemos que recuperar el control de los partidos. Hoy Valverde probó con cuatro atacantes pero no empezamos bien. Nos marcaron y no podemos permitir esos goles. Luego cuando Valverde hizo los cambios en el descanso volvimos a recuperar el control del partido. Con el sistema que siempre hemos jugado [4-3-3], en el segundo tiempo, mejoramos".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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