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Sun Yang, el ídolo de China contra el protocolo antidopaje

El campeón olímpico se enfrentó públicamente a la AMA ante el TAS sin más argumento que un presunto defecto en la documentación del asistente que debía vigilarle mientras orinaba

Diego Torres
Sun Yang con su madre tras la audiencia ante el TAD.
Sun Yang con su madre tras la audiencia ante el TAD.DENIS BALIBOUSE (REUTERS)

La noche había caído sobre los Alpes cuando el hombre más alto del salón (198 centímetros) blandió las manos marfileñas y las uñas largas y esmaltadas brillaron a la luz de las lámparas. Sun Yang dedicó los últimos instantes de su defensa ante los magistrados del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) a denunciar la humillación que durante el control antidopaje sorpresivo del 4 de septiembre de 2018 le había infligido el ayudante del jefe del equipo de recogida de muestras (DCA) en su intento de ejercer su labor de chaperón. “¡Mis derechos fueron vulnerados!”, exclamó, “cuando el jefe del equipo de control propuso que un DCA sin la acreditación adecuada compensara esa falta observándome orinar bajo la supervisión de mi propia madre. ¡A mi edad!”.

Chaperón, según la RAE, es “la persona que acompaña a una pareja o a una joven para vigilar su comportamiento”. Los códigos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) designan como “chaperón” a una suerte de paje encargado específicamente de vigilar al deportista, cuidando de que efectivamente deposite su orina en el recipiente de muestras sin incurrir en fraude. Considerados como funcionarios de segunda clase sometidos al jefe del equipo de recogida de muestras, no necesitan titulación y suelen ser subcontratados por la empresa IDTM, la multinacional sueca que colabora con la AMA extrayendo sangre y orina a deportistas de 30 federaciones en una media de 30.000 controles anuales. El código de pautas de la AMA recomienda, sin carácter prescriptivo, que estos asistentes prueben su vinculación personal a la agencia. Pero en la práctica la acreditación suele ser de carácter general para cada equipo de control. El hombre en cuestión —un joven chino empeñado en hacerle fotos que Sun Yang tachó despectivamente como “un fan”— solo exhibió su DNI.

La conducta presumiblemente infantiloide y la documentación escasa del chaperón fueron el caballo de batalla de la defensa del ídolo deportivo chino en activo más popular, en su último intento por salvar una carrera que en 2012 le llevó a convertirse en el primer nadador de China en ganar un oro olímpico. La potencia con más peso en los medalleros después de Estados Unidos y Rusia pretende llevarle a los Juegos de Tokio. Pero la AMA pide que le castiguen con ocho años de inhabilitación, lo que a sus 27 años equivale a retirarle.

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La audiencia del primer juicio público ante el TAS en el presente siglo se celebró entre las 9.00 y las 19.00 del viernes en el hotel Palace, en Montreux (Suiza). Se emitió en vivo a través de la web del TAS y la dirigió un panel formado por Franco Frattini, el que fuera ministro de Exteriores de Berlusconi; Philippe Sands, experto en Derechos Humanos, y Romano Subiotto, experto en Derecho de la Competencia. Con el paso de las horas, los magistrados fueron descubriendo su perplejidad ante los argumentos que ofreció el equipo jurídico de Sun Yang para justificar su negativa a someterse a un control antidopaje cuando se encontraba en su domicilio de Hangzhou. Primero, meando en una letrina, cosa que privó a la AMA de la orina que había ido a recoger, y después rompiendo a martillazos los viales con la sangre que le acababan de extraer.

El abogado defensor Fabrice Tissot fue al nudo de su exposición: el derecho a la intimidad de su cliente había sido mancillado. “Sun", explicó el jurista, "colaboró y se dejó sacar sangre hasta que se produjo la circunstancia detonante. Y es que se dio cuenta de que el DCA le estaba haciendo un vídeo”. Ofendido porque lo grababan en su casa, el nadador dice que entonces verificó que ni el DCA-chaperón, ni la enfermera que le había extraído la sangre, tenían documentos que los acreditaran personalmente como peritos de IDTM apoderados por la federación internacional (FINA), y que esto le llevó a enfrentarse al jefe del equipo de recogida de muestras. El responsable del control, “una joven señorita” china que “prefiere guardar el anonimato”, según fuentes de la FINA, sí mostró sus credenciales. Además, ofreció a Sun Yang una carta de autorización general expedida por la FINA antes de asistir “horrorizada” a la destrucción de los viales de sangre, según testificó por escrito en 2018. Es la testigo más importante del proceso, junto con el nadador, y su ausencia en la sala de Montreux resultó escandalosa. Desde los bancos de la AMA señalaron que se negó a declarar ya que ha sufrido amenazas y teme por su seguridad.

Los que sí hablaron el viernes fueron los principales miembros del séquito de Sun Yang. Comenzando por su madre, la señora Ming, descrita en el sumario como la persona que más incitó la rebeldía del nadador durante el control fallido. La mujer no negó ante el tribunal haber animado a su hijo a orinar solo, contra el protocolo, y resistiéndose a colaborar con la jefa del equipo de control cuando le sugirió que ella misma vigilara al chaperón si no se fiaba de su credencial. También reconoció tácitamente que fue ella quien procuró el martillo para romper los viales de sangre.

Los médicos chinos fueron los siguientes en testificar. Primero Hao Cheng, doctor personal del nadador, suspendido en 2014 por suministrar a Sun Yang un medicamento prohibido. Después Han Zhaoqi, el médico jefe de la Agencia Antidopaje de la provincia de Zheijiang, responsable de monitorizar fenómenos como Ye Shiwen, que en 2012, con 15 años, se convirtió en la primera mujer en la historia en nadar una prueba olímpica a la misma velocidad que los hombres. Ambos médicos recomendaron a Sun Yang negarse a pasar el control en septiembre de 2018. El viernes repitieron la lógica de la defensa: sin el certificado particular del chaperón, el control antidopaje era nulo; si el control era nulo tampoco había nada que reprochar a Sun Yang.

Resultó asombroso que el abogado de la FINA, Serve Vittoz, siguiera el razonamiento de la defensa china, cuestionando un protocolo antidopaje que la propia federación internacional viene avalando desde hace años. Contra todos los precedentes, en los que se había puesto del lado de la AMA, ahora la FINA defendió al deportista rebelde. La pirueta jurídica resultó tan bizarra que el magistrado designado por la defensa, Philippe Sands, que trabajó en el juicio a Pinochet en Londres, manifestó su incredulidad: “Pero si una carta general de autorización es insuficiente para acreditar a los controladores, ¿entonces cuántos miles de controles irregulares ha hecho la FINA?”.

Stuart Kemp, el responsable de la AMA, sostuvo que siguiendo un protocolo similar al de la noche del 4 de septiembre de 2018 la IDTM ha hecho 300.000 controles legítimos, 59 de los cuales fueron a Sun Yang sin que se produjera ningún incidente.

Como reflexionó el estadounidense Richard Young, abogado de la AMA y veterano victorioso de los juicios contra Lance Amstrong y Marion Jones: “Suponiendo que el chaperón haya hecho fotos, ¿justifica esto el incumplimiento de Sun Yang en virtud de razonamientos convincentes? ¿Acaso se preocupó Sun Yang porque el chaperón mintiera o lo fotografiara manipulando la muestra de orina? ¡No! ¡Dijo que era un fan!”.

Sun Yang acabó la velada desencajado. "He pedido que esta audiencia fuera pública para que el mundo me escuche", proclamó en el discurso que cerró el acto, tras cambiar tres veces de traductor puesto que ni su propia defensa acertaba a entender lo que decía. "¿Cómo se sentirían ustedes si se les mete en casa un policía sin placa?".

En plena efusión Sun Yang llegó a discutir con Ian Meakin, el jefe de su defensa, porque metió en el tribunal a un traductor no autorizado, para exasperación de Frattini, que lo expulsó. La señora Ming, autora intelectual de la irregularidad procesal, meneaba la cabeza al fondo de la sala. El círculo del nadador se mostró extenuado tras la búsqueda desesperada de resquicios legales que le permitan escapar a la sanción y llegar a los Juegos de Tokio. Sobre la mesa está el prestigio del deporte chino y decenas de controles antidopaje positivo efectuados por la AMA bajo circunstancias ahora cuestionadas. El TAS, que no fija fecha para emitir una sentencia, tiene la última palabra.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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