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El mejor Real Madrid atropella al Eibar

Los blancos, liderados por Hazard y Benzema, someten al equipo vasco en su partido más redondo del curso

José Sámano
Los jugadores del Madrid celebran el tercer tanto del partido.
Los jugadores del Madrid celebran el tercer tanto del partido.V. WEST (REUTERS)

Un simposio de fútbol gremial del Madrid, sumado al máster particular de Benzema y su socio Hazard, selló una victoria categórica del Real en Eibar. En su reserva natural de Ipurua el chaparrón se lo llevó el encomiable equipo vasco, atropellado por su rival en el primer tiempo. Esta vez, rebobinado y rebobinado el 3-0 del curso pasado, el Madrid no tuvo miramientos. Los muchachos de Mendilibar fueron esclavizados hasta el descanso. Sometidos por un equipo con volumen, con mandíbula en cada asalto, sin nadie que se hiciera el moroso con la pelota.

Censurados más de dos toques seguidos, el balón iba a toda mecha hasta dar con gente como Benzema y Hazard. Ambos supusieron un escarnio para De Blasis. Máxime cuando a la emboscada al lateral derecho local, desamparado por Orellana, se alistaba Mendy. Un futbolista que lanzado es por sí mismo un convoy. Al francés le sobran facultades físicas, pero le falta ser más selectivo en sus aventuras. No siempre es recomendable arrastrar un centinela más al sector de jugadores tan hábiles para la esgrima como Hazard. Al belga es mejor dejarle una cita a solas con su alguacil.

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Vencido por el fútbol con rima de los visitantes, resultaba que el conjunto cachas era el Madrid. No daba con una agarradera el Eibar, limitado a chapotear en la perruna tarde norteña. Los goles cayeron como hijos predilectos del juego. Hazard, en su mejor versión como madridista, resultaba abrasivo para la zaga eibarresa. El belga fluía, amagaba, frenaba, arrancaba. Y en su radar, Benzema, que congenia con los talentosos. Su puesta en marcha fue para enmarcar. En su madurez futbolística, el francés no solo flirtea como nunca con el gol. Hoy, su regularidad es asombrosa. No hay duelos sin huellas de Benzema. Golea como pocos y juega como nadie. Descarga el juego para todos, distrae cuando conviene y busca cuando es necesario.

Poco después del primer encuentro de Hazard con Benzema, resuelto milagrosamente por Dimitrovic con los pies, llegó el descorche blanco. Benzema, engaña que engaña, hizo un ovillo a la defensa armera. Su centro derivó en una serie de rebotes con Valverde y Modric por el medio. El último rechace le llegó al más meritorio y ese jugador con número de ariete y alma de diez embocó a puerta vacía. Como su repertorio es infinito y este Benzema no para. Tres minutos después el galo puso a Hazard frente a frente con De Blasis. El destronque de cintura del belga no dejó otra salida al lateral argentino que anudar a su oponente. Ramos clavó el penalti con autoridad.

Hazard, ya con más cuerpo de pajarito, tomó el relevo a Benzema y tras una estupenda jugada coral visitante el ex del Chelsea hizo que Lucas pusiera contra las cuerdas a Cote, que reaccionó como De Blasis. Benzema, que tira con derecho propio de galones, le pidió turno a Ramos y no malogró el penalti. Tan contundente es la progresión del francés que desde el divorcio con CR lleva 41 goles por 34 el portugués. Tremendo.

Con el 0-3, el Eibar no se asomó a lo que es el Eibar hasta los primeros pasos del segundo acto. Más predispuesto para las contras el Real, el cuadro de Mendilibar expuso un rato ese fútbol atómico que le caracteriza en Ipurua. Carga tras carga sobre el área y presión adelantada para encapotar al adversario. Resistió el asalto el Madrid, ya más contemporizador pero sin desabrigarse. Hasta que un acelerón de Mendy derivó en un servicio del lateral que rebañó Modric en el otro costado. El croata dio hora a Valverde y el uruguayo certificó su primer gol en LaLiga con un remate raso, rotundo y preciso. Al charrúa le faltaba soltura ante la puerta rival. A su fútbol consistente le faltaban llegadas clínicas.

Liquidado el Eibar, Zidane se sentó en el diván. Ya de entrada había dado carrete a Lucas tras mes y medio en el cuarto oscuro. El huesudo Eibar que acostumbra a ser en su rancho y la borrasca sobre Ipurua advertían de un posible partido con metralla. La entrada de Lucas tuvo otro efecto: la suplencia de Rodrygo, portada de la semana madridista. ZZ quizá prefirió administrar las emociones del novato brasileño. Abrochado el triunfo, el preparador marsellés dio cháchara a Isco, Vinicius y Brahim, futbolistas que por diferentes motivos no han tenido foco. Zidane necesita todos los brigadistas posibles. Ya ha asomado Rodrygo, casi tiene a punto a Hazard, se ha consolidado Valverde, no chirría Mendy y Courtois por fin ha puesto el cerrojo. Algunos brotes para el optimismo madridista, por más que haya que esperar a que su redonda primera parte en Eibar se reproduzca con más asiduidad.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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