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Valverde se agarra al arcoíris en una carrera recortada

El campeón del mundo defiende su título en un circuito acortado en 20 kilómetros por las condiciones meteorológicas, sin dos de las tres cotas de montaña previstas

Jon Rivas
Un tramo del recorrido del Mundial de ciclismo.
Un tramo del recorrido del Mundial de ciclismo. Bradley Collyer (AP)

El circuito del Mundial de ciclismo fue intervenido con un bypass a primera hora de la mañana de este domingo, cuando los organizadores y los comisarios de la Unión Ciclista Internacional decidieron recortar el trazado de 280 a 261 kilómetros y suprimir dos de las tres cotas de montaña del recorrido. Ni Grinton Moor ni Buttertubs se ascenderán en la nueva ruta, que evitará los lugares más problemáticos para la lluvia, en el norte de Yorkshire, y enlazará Aysgarth con Leyburn. En la parte final, el circuito al que los corredores debían dar siete vueltas, se ampliará y, finalmente, se recorrerá en nueve ocasiones. La lluvia, según los partes meteorológicos, no cesará durante toda la carrera.

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Llovía también a primera hora del sábado en Harrogate, como si todas las nubes de Inglaterra se hubieran concentrado sobre el condado de Yorkshire, para hacer brillar más todavía los prados verdes donde pastan ovejas con la cruz de San Jorge pintada en el lomo. A las nueve de la mañana, cuando los ciclistas apuraban el desayuno, parecía que no iba a clarear. Pero escampó, y salió el sol entre las nubes, así que los nueve corredores españoles vestidos con la ropa de entrenamiento, sonríen por primera vez antes de salir a hacer kilómetros.

Entre ellos, Alejandro Valverde, que es un divo a su pesar, porque por el hotel de concentración, el Cedar Court, una mansión del siglo XVII, pululan periodistas y aficionados que le persiguen por unas declaraciones o un autógrafo. Todos quieren que lo estampe en los maillots arcoíris que le entregan con devoción. Siempre responde con una sonrisa, mientras sus compañeros de la selección aprovechan el tirón del campeón para escabullirse a sus cosas. Es el peso de la púrpura, un año como campeón del mundo, que no le pesa. “¡Qué va! Ha sido un placer. Vestirme todo el año con el jersey de campeón del mundo ha sido maravilloso, es una pasada”.

Llevar el maillot imprime carácter, e infunde respeto en los rivales. “Me han respetado más, sí, pero siempre lo han hecho. Yo siempre me he considerado respetado en el pelotón. Llevo muchos años. Y en la carrera no porque sea campeón del mundo me van a considerar más. Va a ser como siempre”.

El domingo, sobre las cuatro de la tarde, cambiará el ciclo, o no lo hará, porque Valverde no descarta repetir victoria. “Estoy bien, con buenas sensaciones. Después de la Vuelta no he tenido ningún problema, de hecho, creo que estoy igual de bien que el año pasado. Las sensaciones son muy buenas, y si el circuito fuera igual, creo que estaría entre los principales candidatos a ganar”, asegura, aunque reconoce que será más complicado. “Creo que este año hay más candidatos porque el circuito es diferente. Va a ser muy exigente, pero tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que hay muchos corredores que pueden ganar”. ¿Quiénes? “No sé. Es verdad que hay gente joven como Van der Poel, pero yo veo más esta carrera para un veterano. Son muchos kilómetros, muchísimos; las carreteras son estrechas, posiblemente lloverá mucho y en esos casos hay más dificultades para todo, incluso para comer, y la carrera se puede resolver por detalles, así que pienso que la experiencia puede ser importante”. La de gente como “Sagan, Gilbert, Van Avermaert, Matthews”, enumera, “o Alaphillippe, por ejemplo”. No todos opinan lo mismo. Laurent Jalabert, el excampeón francés, ahora comentarista de televisión junto a Voeckler, tuerce el gesto cuando le nombran a su compatriota: “No sé. El recorrido puede ser bueno para él, pero no le gustan nada las carreras con agua”.

Carreteras rurales angostas, un sube y baja continuo, zonas en las que azota el viento. Nada que ver con Innsbruck, con la última subida, que hizo la selección, pero, “será duro, aunque sobre el papel no lo parezca. Ya digo que no vamos a poder comer bien, vamos a ir siempre en tensión, hay carreteras estrechas y muchas curvas. Va a ser una carrera por eliminación. Puede que no haya que hacer ninguna selección, que la misma carrera la vaya haciendo según pasan los kilómetros”.

Luego está el final, al que hay que llegar bien colocado, como asegura Davide Cassani, el seleccionador de Italia, que tiene varias balas: Trentin, Collbreli o Ulissi, dice, mientras los cuenta con los dedos. “Si llega un grupo reducido al último kilómetro, hay que tener cuidado con la curva a 700 metros, después de la bajada. Hay que estar en buena situación”.

Doblete neerlandés en la prueba femenina

De estas cosas hablarán a última hora los corredores españoles, que mantienen la costumbre del último colacao, antes de irse a la cama, en la intimidad del autobús del Movistar, que cede su infraestructura por la causa. “Todavía no hemos hablado con el seleccionador de la táctica a seguir”, dice Valverde, “pero si lo hubiéramos hablado, no lo diría, no hay que dar pistas a los rivales, pero sí que habrá que correr arriba, cerca de la cabeza, siempre atentos, sin despistes”. Así que tal vez lo hayan hablado en la concentración de Alicante, pero los españoles no sueltan prenda. En la línea de salida de Leeds estará él mismo (dorsal 1), junto con Castroviejo (2), Erviti (3), García Cortina (4), Gorka Izagirre (5), Ion Izagirre (6), Rojas (7), Sánchez (8) y Soler (9).

Y recuerda otra vez el tiempo que puede hacer en el norte de Inglaterra el domingo en el que se cierra el círculo. “No creo que me vaya bien, a nadie le viene bien. Es cierto que he ganado carreras bajo la lluvia, pero yo prefiero que haya buen tiempo. Es mucho más fácil controlarlo todo cuando no llueve”. Valverde sigue firmando autógrafos, mientras atiende a la vez a dos de sus hijos que con Natalia, su mujer, han viajado a Harrogate para ver la carrera. Y no renuncia a nada: “Si supiera que puedo ganar el oro en los Juegos Olímpicos renunciando al Mundial, lo firmaría, porque el Mundial ya lo he ganado, pero como eso no se puede saber, no descarto hacerlo otra vez”.

En la prueba femenina, disputada sorprendentemente en una jornada de sol, hubo doblete neerlandés. Ganó la veterana Annemiek Van Vleuten, escapada a más de cien kilómetros de la meta, por delante de su compatriota Anna Van der Breggen, la campeona de 2018. El bronce se lo llevó la australiana Amanda Sprat. Las españolas estuvieron discretas. Llegaron en el pelotón, sin opciones de aspirar a medalla.

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