Madrid y Barcelona se retan a las primeras de cambio
Los blancos zarandean al Fuenlabrada con cifras de escándalo (116-61) y pelearán ante los de Pesic una Supercopa revalorizada por la necesidad azulgrana y la voracidad de la era Laso
A las primeras de cambio, en el segundo partido de la temporada, Real Madrid y Barcelona medirán su potencial y sus distintas filosofías en busca del primer título del curso. Este domingo, a las 19.00, los dos grandes del baloncesto español se disputarán en el WiZink Center una Supercopa revalorizada por la necesidad azulgrana y el afán de continuidad de los blancos. Será la 25ª final de la era Laso sobre 34 posibles. Será la primera ocasión para el millonario rearme del proyecto Pesic de contener una crecida que, desde la llegada del entrenador vitoriano al banquillo madridista, refleja una contabilidad de 17 títulos a 7 a favor de los blancos (12-3 desde la Liga de 2014, último alirón azulgrana).
REAL MADRID, 116; FUENLABRADA, 61
Real Madrid: Campazzo (12), Carroll (18), Taylor (5), Randolph (12) y Tavares (8) —cinco incialquinteto inicial--; Llull (8), Causeur (5), Laprovittola (8), Reyes (9), Rudy Fernández (9), Deck (9) y Mickey (13).
MONTAKIT FUENLABRADA: Rowland (7), Anderson (8), Eyenga (8), Gillet (-) y Mockevicius (8) --quinteto inicial--; Bobrov (11), Alonso (3), Ehigitor (-), Sikiras (7), García (7) y Bellas (2).
PARCIALES: 28-11, 24-10, 31-22 y 33-18.
ÁRBITROS: Peruga, Calatrava y Aliaga. Eliminado por faltas Mockevicius.
WiZink Center.
A un lado del cuadrilátero el rutilante elenco de los Mirotic, Higgins, Davis, Delaney y compañía, que derrotó con apuros al Valencia en la primera semifinal (71-65). Al otro, la infatigable fórmula Laso, que comenzó su novena edición arrollando a un cándido Fuenlabrada. La cuarta reconstrucción del Barça, la más extrema por volumen de gasto o inversión (un total de 35 millones de masa salarial), frente a otro golpe de cincel del Madrid (de nuevo, el equipo que menos ha fichado de toda la ACB: solo Laprovittola y Mickey). Un equipo obligado a ensamblar toneladas de talento a las primeras de cambio, ante otro que utiliza la estabilidad como arma y no necesita pretemporadas para confirmar que se conoce de memoria. La descompensada exhibición ante el Fuenlabrada registró cifras de enciclopedia: +55 de diferencia (116-61), 19 de 26 en triples (73%), 32 asistencias, 7 tapones de Tavares, y 167-34 en la valoración general.
Tardó un santiamén Campazzo en retomar su vibrante punto de afinación del Mundial y, subido a su moto, el Madrid se lanzó a convertir su partido ante el Fuenla en un trámite rumbo al duelo contra el Barça (10-3, m. 3). Con un poco de la intimidación de Tavares y otro tanto de la clase de Randolph, los de Laso taparon rápidamente los inevitables desajustes de pretemporada. Amparados en su consolidada estructura, los blancos estrenaron la novena edición del proyecto Laso con un notable afán por sacar lustre al espíritu gremial.
Con el paso de los minutos aparecieron los primeros detalles de Mickey al poste y comenzaron a reunirse campeones del mundo en la pista. A la espera de Laprovittola, Campazzo, Llull, Rudy, Deck y el propio Mickey formaron un quinteto tan asimétrico como explosivo que descosió definitivamente el marcador antes del cierre del primer cuarto (28-11, m. 10). No fraguaron ni la efervescencia de Rowland, ni la experiencia de Eyenga, ni el temple de Bellas. El Fuenlabrada estaba de pretemporada, el Madrid apenas desengrasando.
Con la sola sucesión de recurso y talento como arma, los blancos comenzaron a abrumar a un rival que se presentó en chanclas y bermudas a la fiesta de apertura del curso. Con el tercer triple de Rudy en tres lanzamientos el marcador comenzó a resultar un poema para el Fuenlabrada (45-15, m. 15). Tiempo de pulir detalles para Laso y de contener el baile para Cuspinera.
En la pizarra madridista, Llull ejerció siempre de dos, tanto con Campazzo como con Laprovittola, y Deck sumó muchos minutos de cuatro, acompañando a Mickey unas veces y a Tavares otras. Maniobras de reinvención sin dejar de dar vueltas de tuerca. Apenas Mockevicius salvó la honrilla fuenlabreña con una meritoria colección de rebotes. Un triple de Laprovittola y un tapón de Tavares fueron el contundente cierre de la primera mitad de un partido que había terminado nada más empezar (52-21, m. 20). La diferencia creció y creció sin freno (93-43, m. 32), con tiempo para el constante homenaje a Felipe Reyes y también a Luka Doncic, espectador a pie de pista. Dos emblemas de un Lasismo que no cesa. Un 129-81 de la temporada 2015-2016, precisamente ante el Fuenlabrada de Cuspinera, sigue siendo la máxima anotación de la era Laso. Esta vez no hubo tantos puntos pero sí se registró la diferencia más escandalosa, por encima de los 60 (110-48, m. 37). Un paseo rumbo a la final clásica. La inevitable final Madrid-Barça.
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