La fe de Salva Sevilla
El centrocampista no dudó en fichar por el Mallorca en Segunda División B en 2017 tras seis temporadas en Primera y ahora vuelve a la élite con 35 años
En junio de 2013, Salva Sevilla era un jugador importante en un Betis que lograba una inesperada clasificación europea. Ese mismo año, el Mallorca descendía a Segunda División poniendo fin a una magnífica etapa en la máxima categoría. En 2014, el Betis bajaba a Segunda y Salva Sevilla se marchaba al Espanyol. El centrocampista inició un periplo en el club catalán mientras el Mallorca profundizaba su deriva deportiva. De tal calibre, que en 2017 acababa descendiendo a Segunda División B. Ese verano, Salva Sevilla recibió la llamada del Mallorca para ser parte importante del equipo balear con el objetivo de regresar a Segunda División A. Salva aceptó el reto de abandonar la Primera División después de seis temporadas seguidas entre Espanyol y Betis para jugar en Segunda B. En dos años se ha convertido en el símbolo de un equipo que ha regresado a la máxima categoría. “Ni en mis mejores sueños podía imaginar algo así”, manifestó el propio Salva Sevilla nada más concretarse el ascenso del Mallorca.
“No me ha sorprendido el rendimiento de Salva. Ha mantenido su visión y su entendimiento del juego, algo que se valora en cualquier categoría. El Mallorca ha creado grupo después del ascenso del año pasado y él se ha sentido muy bien rodeado”, aclara Pepe Mel, entrenador de Las Palmas y de Salva en el Betis desde 2010 a 2014. Salva Sevilla siempre destacó por su visión de juego y seguridad con el balón. Desde que siendo un niño abandonó su Almería natal para probar fortuna en el Atlético de Madrid B y luego en el Sevilla Atlético, el filial del Sevilla. En el club de Nervión dejó un grato recuerdo. “Fue parte principal del grupo que dirigió Manolo Jiménez para lograr un ascenso a Segunda División A. No subió al primer equipo por el gran nivel que había en 2008”, apuntan desde el club sevillista a este medio. Con 24 años, Salva se marchó al Salamanca, donde se convirtió en uno de los mejores jugadores de Segunda División. El centrocampista se convirtió en 2010 en el último fichaje de Manuel Ruiz de Lopera al frente del Betis. En el equipo andaluz juega un año en Segunda hasta que en 2011 sube y, por fin, disfruta del fútbol de Primera División.
En Sevilla, donde sufrió las constantes bromas de los aficionados béticos por plantarse en la ciudad deportiva verdiblanca con su coche rojo, Salva jugó grandes temporadas, hasta el punto de llevar al Betis a Europa en 2013. Mete un gol en un derbi continental y su figura se apaga con la de un equipo que bajó a Segunda en 2014. Entonces, acepta una oferta del Espanyol. “Fui con mucha ilusión, pero la verdad es que no pude demostrar todo lo que tenía dentro. Las cosas no me salieron”, afirmó recientemente en Movistar Plus el almeriense. En Barcelona se encontró con un vestuario con andaluces como Javi López y Fuentes al que se adaptó muy bien. Pero el fútbol no le salió. “Lo intentó y trabajó con una enorme humildad. Nunca se arrugó, pero el listón estaba bastante alto y hubo una gran presión. Es una persona tranquila y con las ideas claras”, recuerda David Díaz, fisioterapeuta del Espanyol en aquellos años, ahora en el CSKA de Moscú.
En 2017, Salva tenía una oferta de Primera, dos de Segunda División y varias del extranjero. Sin embargo, sorprendió a todo el mundo fichando por el Mallorca, de Segunda División B. Muchos le auguraron el final de su etapa en el fútbol de élite. “Fue muy valiente”, señala Mel. “Fue una decisión difícil, que tomé un poco con el corazón, pero el año pasado, con el ascenso a Segunda A, ya supe que no me había equivocado”, recordó el propio Salva Sevilla en medio de las celebraciones por el ascenso. Bajo la dirección del técnico Vicente Moreno, al que se enfrentó como jugador, el centrocampista ha sido el auténtico líder del equipo balear en estos dos años.
Jugó 37 partidos, con cuatro goles, en el año del retorno a Segunda División A. En el curso recién finalizado ha disputado 42 choques, con cuatro tantos. El último, el 2-0 de falta directa que permitió a su equipo igualar el resultado negativo que trajo el Mallorca de la ida ante el Deportivo. Salva ha encontrado en las Baleares su lugar en el mundo a los 35 años. Le queda un año más de contrato y lo quiere disfrutar con el Mallorca en Primera. “Estoy encantado aquí. Nunca pensé que me había alejado de la élite y tuve fe. Aquí me han hecho sentir especial”, relataba Salva en una de las noches más felices de su vida deportiva, en la que encontró premio a esa fe que le hizo fichar por el Mallorca en Segunda B en 2017 para abrazar ahora de nuevo la máxima categoría.
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