Paracaídas Coquelin
El poderoso volante francés, fichado del Arsenal en 2018, evita el desplome de un Valencia agotado por las lesiones y destaca en la final como guardaespaldas de Dani Parejo
Minuto 91 de partido. Quedan cuatro para el final. Con el grupo de Marcelino exhausto y un Barça sin luces que lo fiaba todo a una postrera genialidad de Messi, Coquelin recibió un balón de Gayà pegado a la banda izquierda, delante de un Valverde superado que se rascaba la cabeza. El galo se deshizo del astro argentino con un ligero autopase. Le tiró la pelota a la derecha, muy suave, salió por la izquierda, controló la pelota y ante la presión de Sergi Roberto, Malcom y Aleñá, descargó hacia atrás sobre Kondogbia.
El francés, un todocampista invisible a ojos del gran público, sostuvo al Valencia en la final de Copa cuando las fuerzas abandonaban al equipo, fatigado tras cavar trincheras para ganar en el cuerpo a cuerpo al Barça. El despliegue físico de Coque, como es conocido en el vestuario, liberó a Parejo. Convertido en el jugador del partido, el capitán anestesió el balón y disparó a Guedes, Rodrigo, Gameiro o Gayà, flechas contra la portería de Cillessen.
Apodado El Ninja por jugadores como Griezmann o Lacazette durante su etapa como internacional en las categorías inferiores de la selección francesa, por su entrega, su flexibilidad y su combatividad, el Valencia lo fichó procedente del Arsenal en la ventana de invierno de 2018. Reclutado por Arsène Wenger para la academia gunner a los 17 años, Thierry Henry, leyenda del club londinense, lo elogió cuando el jugador volvió de su periodo de cesión al Charlton Athletic para instalarse en el vestuario del primer equipo. “Coquelin es una bendición porque es exactamente lo que necesitaba el Arsenal para su centro del campo”, dijo. Marcelino piensa lo mismo.
Hasta 2022
Cuando las cosas se torcieron en el Emirates y Wenger le colgó el cartel de prescindible, Marcelino, que dirige al Valencia como un mánager general inglés, ya asesorado por Pablo Longoria, actual director del área técnica del club, se lanzó a por su contratación. El infatigable mediocentro francés firmó en enero de 2018 hasta 2022, un traspaso de 12 millones. Sus primeros cinco meses fueron excelentes; luego, en agosto, se rompió el tendón de Aquiles y enlazó varias lesiones musculares que no le dieron regularidad. Lejos de ser un centrocampista físico y trotón, Coquelin se maneja en las distancias cortas como un jugador de fútbol sala; pisa el balón y dribla saliendo hacia un lado como si jugara en un pabellón. Es un centrocampista mixto, como Kondogbia, de los que le gustan a Marcelino. Aunque Coque es más físico que Kondo. No se juega un desplazamiento en largo, eso lo deja para Parejo, siempre suele pasar en corto o al espacio trazando diagonales, pero es muy seguro en la entrega. El sábado escoltó al capitán y aún tuvo tiempo para desactivar el centro del campo rival. El segundo gol del Valencia partió de una asociación de Parejo con el futbolista nacido en Laval hace 28 años. El capitán robó una pelota, la escondió y se la entregó en profundidad para que lanzase la contra.
Esta temporada, Coquelin ha padecido varias lesiones pero, con Kondogbia de baja, en los tres últimos partidos de la temporada ha sido decisivo. En Mestalla ante el Deportivo Alavés, en Pucela ante el Valladolid y en la final de Copa, en tres partidos claves, el Ninja ofició de paracaídas de un equipo que llegaba agotado al final de campaña. El curso que viene con Coquelin y Kondogbia ya sanos y en disposición de realizar una pretemporada óptima, si no hay contratiempos, Marcelino contará con sus dos blindados para volver a intentarlo en la Liga de Campeones.
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