Del sueño de Miami a la pesadilla de Montilivi
La alianza con el Manchester City no evita el descenso casi seguro de un Girona camaleónico y sin el factor campo a favor
Cuando se cerró el domingo, algunos aficionados del Girona se quedaron en Montilivi como si no quisieran pasar página, consternados por un descenso que hace dos meses ni se barruntaba, toda vez que el equipo ha perdido ocho de los últimos nueve partidos. “El año que viene ya no veremos a Messi ni a los del Madrid”, decía uno, aún con la bufanda al cuello. “Vete a saber si los volvemos a ver algún día”, se sumaba otro, con la cara congestionada por los lloros y por la alergia. “Vaya cagada”, resolvió un tercero, crítico con la trayectoria de un equipo que solo ha ganado tres partidos en casa, circunstancia que delata la poca importancia del factor campo y cuestiona la personalidad de un equipo que ha pasado de competir con Machín a jugar con Eusebio, ambos avalados por el secretario técnico, Quique Cárcel.
A diferencia del Rayo y el Huesca, también descendidos, el Girona tendrá el sostén del Manchester City, propietario y accionista del club casi al 50% y que va a mantener su apoyo económico. “Todo seguirá igual. Vamos a ir más fuerte porque el objetivo es el ascenso en la próxima temporada”, señalan desde el Girona.
Asentado en Primera División, pues la temporada anterior se codeó con los puestos europeos, el Girona invirtió en verano 2,6 millones en obras de su estadio, con una nueva iluminación, una zona de aparcamiento y la ampliación de 1.000 plazas en la grada sur, sobre todo porque el club pasó de 5.000 abonados en Segunda a más de 9.000. Queda por ver qué ocurre con esa grada supletoria, ahora que el descenso es inevitable como reconoció Eusebio Sacristán, con lágrimas en los ojos y un discurso entrecortado. Sobre todo, porque no ha sido capaz de imponerse en la posesión del balón en ninguno de los duelos que ha vencido. También ha caído en momentos drásticos, como en los minutos finales frente al Valencia y el Espanyol, por más que sí consiguiera empatar en el Camp Nou y con el Atlético en casa —además de eliminarlo en la Copa—, y hasta triunfar en el Bernabéu.
El descenso está casi firmado, puesto que para salvarse necesita un milagro: vencer al Alavés a domicilio y que el Celta caiga en su casa ante el Rayo, al tiempo que debe recortar con los gallegos una diferencia de seis goles. Por lo que el Girona ha pasado de querer disputar un encuentro liguero en Miami frente al Barça, como quería el presidente de LaLiga Javier Tebas, a vérselas pronto con los de Segunda.
Compensación económica
Para evitar un mayor trauma a los equipos afectados por el descenso, LaLiga aplica una compensación económica generada por el 3,5% de los ingresos que obtienen los clubes por la comercialización conjunta de los derechos de explotación de los contenidos audiovisuales. El 90% de esta cantidad se abonará a los que desciendan de Primera y el 10% restante a los que bajen de Segunda, siempre que soliciten la ayuda antes de que expiren 10 días desde el final de la competición. El reparto de estos fondos no es equitativo porque LaLiga se rige por los años que dicho club ha militado en Primera y, además, contempla los presupuestos y lo percibido por derechos de televisión las últimas temporadas.
Y, considerando que LaLiga tiene unos beneficios de 1.300 millones por curso, aproximadamente unos 46 millones se destinan a este fondo (unos 41 para los que descienden a Segunda y unos cinco para los que bajan a Segunda B). En el ejercicio anterior, por ejemplo, el Málaga recibió unos 19 millones; Las Palmas se quedó en 12 y el Deportivo, en nueve.
El problema, sin embargo, es el reparto de los derechos televisivos —el ratio también es del 90% para los de Primera y el 10% para los de Segunda— porque el que menos recibirá en Primera en la próxima temporada serán unos 45 millones. En Segunda, a los equipos punteros y conforme al baremo de audiencia y masa social, aparte de la clasificación histórica en los cinco últimos años, será de unos ocho millones. Así que el Girona pasará de recibir 43 millones a 18 si se suma la compensación y los derechos televisivos. Algo que afectará a su presupuesto, que ha pasado de nueve millones en Segunda a 44,5 y 53,6 en sus dos años en Primera.
En el plan estratégico que trazó la directiva del Manchester City con el Girona, en cualquier caso, ya se contemplaba la opción de que el equipo descendiera en alguna ocasión. Las normas de la propia LaLiga hacen que los equipos con poco presupuesto puedan subir y bajar hasta establecerse. Algo que no desanima al Girona. “El proyecto no se va a parar”, confirman desde el club, que mantiene la idea de construir la ciudad deportiva. Otra cosa es la cesión de los jugadores del City, complicada en Segunda —Brahim negoció su fichaje por el Madrid después de descartar una cesión al Girona—. Eso será otro problema.
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