Mercedes sonroja a Ferrari
Incontestable triunfo de Hamilton en Montmeló, donde Bottas certifica el quinto doblete consecutivo del equipo alemán
Más que un circo, que es como coloquialmente se conoce al Mundial de Fórmula 1, esta temporada es una de las más teatrales que se recuerda, con Mercedes como protagonista principal, tanto en invierno como en lo que llevamos de curso. En los test que se celebraron en Montmeló en febrero, todo el ‘paddock’ hablaba de la supuesta ventaja que tenía Ferrari sobre la marca de la estrella, cifrada en medio segundo por los propios pilotos del constructor alemán. Pues bien, tres meses y cinco carreras después de aquellas pruebas, el fabricante de Stuttgart ha firmado el mejor arranque de un equipo en la historia del certamen, con cinco dobletes consecutivos y ningún indicio de que el panorama vaya a cambiar a corto plazo.
Hace dos semanas, la versión más benevolente de Lewis Hamilton apareció en Bakú, donde no quiso arriesgarse a llevarse puesto a Valtteri Bottas, su compañero, de modo que terminó detrás del finlandés. En Barcelona, el actual campeón decidió pasar al ataque a pesar de salir por detrás del corredor de Nastola, en una maniobra en la primera curva que decidió el gran premio. Bottas se quedó clavado en su casilla con el embrague al hacer patinar el embrague más de la cuenta, un regalo de esos que el británico no necesita. El podio lo completó Max Verstappen, que sacó tajada del follón en el que se metió Ferrari y sus estrategas, lentos en la toma de decisiones y jugando siempre a la contra. Este resultado de Verstappen le coloca el tercero en la tabla general y no hace más que ratificar el descomunal trabajo que ha llevado a cabo Red Bull en su primer año con Honda como suministrado de motores, a la vez que pone en relieve la fiabilidad del holandés, que en las cinco pruebas que se han celebrado hasta el momento no ha bajado de la cuarta posición. Carlos Sainz fue capaz de ganar cuatro puestos a pesar de no exhibir un ritmo de giro muy allá y finalmente cruzó el octavo bajo la bandera de cuadros.
Sebastian Vettel, cuarto, y Charles Leclerc, quinto, estuvieron jugando al gato y al ratón la mayor parte del tiempo, escenificando el pulso que mantienen de puertas hacia dentro y que parece estar atenazando a la escudería de Maranello. Tres vueltas tardó el alemán en dejar pasar al monegasco en los primeros compases de la prueba (vuelta 12) y cuando éste era visiblemente más rápido que él. Esos mismos tres giros fueron los que el tetracampeón del mundo estuvo chupando rueda de su vecino hasta que Leclerc se apartó (vuelta 36) una vez superado ya el ecuador. Mientras ellos se enzarzaban en un toma y daca sin demasiado sentido, los dos Mercedes abrían un hueco que dejaba en evidencia al resto de estructuras y especialmente a la de Il ‘Cavallino Rampante’, que anticipó la incorporación de un nuevo motor con vistas a esta cita y que parece no tener respuesta. Ferrari vive inmerso en una revolución permanente en busca de una corona inalcanzable desde hace más de una década (2007), y hasta el momento ninguna de las vueltas de tuerca que se le ha dado a su organización ha servido para ello. Ni con Fernando Alonso ni tampoco con Vettel, a la espera de ver si Leclerc también es engullido por la política que estruja a cualquier que se vista de rojo.
El triunfo de Hamilton, por lo demás, supone el tercero de este 2018 para él y le permite recuperar la batuta de un campeonato prácticamente decidido a favor de Mercedes cuando ni siquiera se ha completado el primer cuarto del calendario. El único interrogante que por el momento se mantiene abierto es el del nombre del ganador. Eso, siempre que Bottas sea capaz de dar réplica a su teórico jefe de filas, un auténtico genio que cuando dispone de un coche a su gusto es prácticamente imbatible.
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