Los futbolistas españoles que conquistarán EE UU (y sus universidades)
El programa ProPlayer de LaLiga y el Banco Santander ayuda a jugadores de entre 16 y 22 años a obtener becas en campus norteamericanos para compaginar su carrera deportiva con formación académica
“Dale, dale. ¡Solo! Toda, toda. ¡Misma, misma!”. Son palabras sueltas que solo las entiende aquel que ha jugado al fútbol profesional. Indican desmarques, órdenes, detalles. Las gritan 36 canteranos de entre 18 y 20 años de clubes de toda España en un partido que poco dista en tensión de los que se ven por la tele. Los chavales han acudido a Madrid para exhibir sus habilidades bajo la atenta mirada de una veintena de ojeadores de varias universidades estadounidenses. Tras este primer examen y varias entrevistas después, los elegidos cruzarán el charco con una beca bajo el brazo para proseguir sus carreras futbolística y académica en EE UU. Una alternativa al difícil acceso a la élite que brinda el programa ProPlayer, impulsado por LaLiga y el Banco Santander, cuyo objetivo es que estos jóvenes jugadores compaginen deporte al máximo nivel y formación accediendo al sistema de becas estadounidense. Y que aquellos que no logren vivir del balón se labren una salida profesional de garantías.
"A lo más alto llegan dos o tres que tienen muchísimas cualidades, además de suerte y estar en el sitio adecuado en el momento adecuado", afirma Alfredo Bozalongo, jugador del Real Betis, de 18 años, y uno de los participantes de la jornada, celebrada el pasado martes en los campos García de la Mata, en el noreste de la capital. El mediocampista lleva dos años en división de honor y estudia Ciencias del Deporte, aunque le gustaría meterse en algo relacionado con las ciencias puras. "A esto juegas porque te gusta un montón y si es tu profesión, pues mejor. Pero al final lo que importa es qué haces desde los 35 que te retires hasta los 65 que te jubiles. Es lo que te va a dar de comer", considera.
A deportistas como Bozalongo se orienta LaLiga ProPlayer. En concreto, a futbolistas de entre 16 y 22 años que militen a las categorías inferiores de los clubes de LaLiga Santander y LaLiga 1|2|3, que son los que tienen la potestad de elegir a varios candidatos para el programa, que ofrecerá una beca a un jugador de cada entidad por temporada.
Pablo Kawecki, jugador de 18 años de juvenil B del Atlético de Madrid, lleva cinco temporadas al máximo nivel. Está "muy bien" en el Atlético, pero encuentra tentador estudiar en una universidad de prestigio de EE UU. "Yo estoy orientado a ser profesional del fútbol, pero quiero sacarme una carrera. Me gustan los negocios y ojalá haga algo en ese campo", dice. Javier Armas, botas de color rosa pálido, juega en el Deportivo y estudia ADE bilingüe. A sus 19 años tiene ganas de cambiar de aires. "Me parece una opción muy atractiva para combinar estudios y deporte. Siempre he querido ir a Estados Unidos y estoy muy entusiasmado. Para estudiar y quién sabe si para vivir", explica.
Una alternativa a la estadística
Armas, Kawecki y Bozalongo forman parte de los miles de juveniles que se curten en las canteras nacionales. Y aunque desbordan calidad y entrega, saben que el camino a la élite es complicado. Muchos de ellos transitarán por divisiones medias, acabarán en puestos tangenciales al mundo del fútbol o se buscarán opciones laborales alternativas. La estadística deja claro lo difícil que es figurar entre los mejores de cualquier disciplina. En el deporte rey, el factor se eleva al extremo.
"Son muy buenos, pero hay estudios que dicen que solo el 0,5% se van a convertir en profesionales. La mayoría de ellos van a vivir de algo que no es fútbol", estima Óscar González, coordinador del proyecto y director de operaciones de AGM, la agencia que facilita la obtención de estas becas y que colabora con el Banco Santander en este proyecto de facilitar el desarrollo académico de los futbolistas de los clubes de laLiga. "Los clubes entienden esto. Son los que sufren en primera persona el decirle a un chaval en su etapa de juvenil que ya no cuenta, que su carrera ha llegado hasta aquí", interviene Luis Gil, director de competiciones y oficina del jugador de LaLiga, que adelanta que LaLiga ProPlayer será la primera de varias iniciativas cuyos beneficiarios serán los futbolistas.
Las becas otorgadas dependen del responsable deportivo de cada universidad. Cada centro dispone de nueve subvenciones para los aproximadamente 25 jugadores que conforman sus plantillas. "Cada entrenador gestiona su presupuesto y decide cómo repartirlo entre las becas", detalla González. "Pueden ir desde el cero al 100%, que cubriría todos los gastos de matriculación, alojamiento, comidas, seguro médico y libros escolares".
A la ayuda económica se suman facilidades logísticas. "En estas universidades está todo compatibilizado para que puedan formarse sin renunciar a ningún aspecto de su carrera deportiva", añade González. "Además, a la propia universidad le interesa que vayan sacando sus estudios, porque si no no pueden competir. Tienen infinidad de recursos: profesores particulares, sesiones de apoyo con el idioma, refuerzo de asignaturas. No es que sea más fácil estudiar en EE UU, es que en EE UU tienes más facilidades".
EE UU, fútbol diferente y compatible
Víctor N. Lomchuk es uno de la veintena de ojeadores, scouters en el mundillo, que han viajado a Madrid para presenciar la exhibición. Lomchuk, argentino de 32 años, es técnico del Iona College, un centro ubicado en New Rochelle (Nueva York) cuyo equipo de fútbol participa en la Division 1 de la NCAA, la liga universitaria por excelencia. Tiene claro qué viene a buscar. "Nuestra universidad tiene un gusto especial por los futbolistas españoles. Intentamos destacarnos dentro del fútbol estadounidense, que es un poquito más físico, más directo, más de segunda jugada en las áreas. Queremos algo distinto: salir jugando desde atrás, ser simétricos en la cancha. Eso al jugador español le agrada y se nos hace muy fácil trabajar con chicos de España. Disfrutan de esa ideología", explica.
Además de las características técnicas, también se demanda una cierta predisposición personal. No solo vale ser bueno. "Queremos jugadores con los que nos sentimos cómodos al trabajar, que les podamos dar un potencial y que el cuerpo técnico pueda mejorar. Si el jugador de élite es un diez en los aspectos técnicos, nosotros buscamos ahí el 7,5 y un diez en actitud", analiza. "Pero el objetivo es el mismo: ser profesional al terminar los estudios. Nuestra universidad quiere meter a un chico en el draft de la MLS (la primera división estadounidense) todos los años. Lo hemos conseguido los tres últimos".
El verdadero plan A
A largo plazo, el objetivo de LaLiga ProPlayer es conseguir que la formación académica deje de ser el segundo plato para todos los canteranos que prueban suerte en el fútbol. "Es una responsabilidad de LaLiga y de los clubes apoyar ese plan B, que en muchos casos debería ser incluso el plan A", estima Luis Gil. Una opción más que interesante para los clubes, que saben que de cada generación triunfarán solo unos pocos. "Si sustituyes la pérdida de ilusión personal de esos jugadores que se quedan sin opciones con una meta más realizable, es algo muy positivo. Y no significa renunciar al sueño. Nunca se sabe: si lo hacen bien en la liga universitaria es posible llegar a la MLS", termina González.