Un equipo con club de lectura, festival de cine y libros. El Athletic sigue siendo único
La Fundación Athletic Club es pionera y referente por su programación cultural, que incluye un club de lectura en el que los aficionados proponen títulos a los jugadores. “El jugador que no habla, no escribe, no lee, no repercute en la sociedad”, dice el nuevo presidente del club
El Athletic Club es, posiblemente, el único equipo del mundo en el que podría darse una cadena de hechos como la que une a todos los protagonistas de esta historia.
Jonan Bedialauneta es un profesor natural de Ondarroa (Bizkaia) al que un día se le ocurrió proponer a varios alumnos de su ikastola, en Sopelana, la lectura de Mussche (título de la versión original, en euskera, de Lo que mueve el mundo), una novela sobre los niños vascos que huyeron de la Guerra Civil al exilio. Jonan es amigo del autor, Kirmen Uribe, y tenía mucho que aportar a sus alumnos para apoyar esa lectura. Y añadió un incentivo más: “Escribí al Athletic Club para que le ofreciera la lectura a un futbolista de su equipo”. Era 2015 y el equipo vizcaíno acababa de lanzar el Athletic Club de Lectura, una actividad mediante la cual los aficionados proponen un libro a jugadores (de los equipos masculino y femenino), entrenadores y otros representantes de la entidad rojiblanca para luego comentarlo públicamente en un coloquio. Mikel Balenziaga se ofreció a participar. Los alumnos podrían disfrutar de un encuentro con el futbolista en San Mamés previa lectura del libro.
Balenziaga y Bedialauneta se conocieron entonces y descubrieron que tenían un nexo en común: la madre de Mikel, enfermera, y el sobrino de Jonan, matrón, trabajan juntos. La cadena continúa mostrando sus eslabones. El profesor fue jugador del Bilbao Athletic, el filial del equipo rojiblanco, donde coincidió con grandes nombres como Sarabia o Alexanco. El Athletic mantiene una estrecha conexión con los habitantes de cualquier rincón de Bizkaia (incluso más allá). No hay equipo tan enraizado con su entorno. Tan vinculado a su acervo. Con semejante arraigo social. Por eso la Fundación Athletic Club Fundazioa es pionera y referente en la promoción de la cultura. Y gracias a ello consigue traspasar el ámbito deportivo e, incluso, el geográfico.
El Athletic creó su fundación en 2002 para dar cabida a programas sociales. En 2008 nace su vertiente cultural con la llegada al club de Galder Reguera, responsable de actividades de la Fundación e impulsor de todos los proyectos del Athletic en ese ámbito desde la fecha. Era una idea entonces singular en un club de fútbol español. Juan Carlos Ercoreca preside la Fundación Athletic desde diciembre: “Aquí hay mucha gente que siente los colores como el que más, pero no le gusta el fútbol. Los valores que representa este equipo no son estrictamente futbolísticos, y la programación cultural nos ayuda a demostrarlo”, comenta.
En sus diez años de actividad ha consolidado un extenso abanico de actividades basado en dos patas: Thinking Football, un festival de cine de referencia (principalmente documental, pero también de ficción), con el balompié como protagonista, y Letras y Fútbol, la marca bajo la que se sitúan todas las propuestas relacionadas con la literatura. En su seno se encuentra el Athletic Club de Lectura.
El objetivo de estos coloquios es fomentar la lectura no como un hábito solitario, sino como una experiencia social, y predicar con el ejemplo de los miembros del Athletic. “Yo no soy de coger muchos libros, y precisamente por eso me animé a participar”, explica Mikel Balenziaga. El Club de Lectura fue una gozada para el profesor Jonan Bedialauneta y sus alumnos de Sopelana: “Estaban contentísimos. Vieron San Mamés, conocieron a un jugador como Mikel de cerca. Debatieron con él. Al acabar me los llevé a merendar. Para mí también fue importante: seguro que gracias a aquello alguno de ellos comenzó a aficionarse por la lectura”.
Para Balenziaga el premio resultó aún mayor: “Fue una vía para empezar a leer con más frecuencia. Pero es que, además, era mi primera experiencia con chavales de 14 o 15 años. Mi idea era hacer lo posible para que se abriesen, pero al final fue al revés: ellos me ayudaron a mí. Fue muy cómodo y muy divertido para todos. Este tipo de actividades te enriquecen, ayudan a ver el fútbol y al Athletic de otra manera. No creo que muchos equipos hagan algo parecido”.
En la misma línea apunta Ainhoa Tirapu, guardameta del Athletic desde hace 14 temporadas y capitana del equipo femenino, que acaba de participar en su segundo Club de Lectura: “Gozamos del privilegio de tener una fundación que nos ayuda a ser agentes de cambio social y cultural”. Y también es un medio para los futbolistas que quieren formarse y sentirse realizados más allá del balón. Y con ello el club logra mostrarles hasta qué punto forman parte de algo especial. El nuevo presidente del club, Aitor Elizegi, ahonda: "Si un jugador no da charlas, no habla, no escribe, no lee, no repercute en la sociedad, estás perdiendo recursos. Y además, no se siente plenamente realizado”.
Las aportaciones del profesor y exfutbolista Bedialauneta sobre Mussche, el libro de su amigo y vecino Kirmen Uribe, abundan en esa idea. Descubren un vínculo directo entre la novela, la historia y el Athletic. Uribe es, por supuesto, del Athletic hasta el tuétano, y el rojiblanco impregna toda su literatura. La aventura de Carmen, protagonista de Mussche, podría ser la de Raimundo Pérez Lezama, que antes de ser el primer portero legendario de una saga interminable a la que pertenecen Iribar o Zubizarreta, fue uno de los miles de niños de la guerra embarcados hacia el exilio en el Habana, como Carmen. En La hora de despertarnos juntos, Uribe nos presenta a Manu de la Sota, benefactor del coro Ereskoinka, emblema cultural del exilio vasco. De la Sota existió. Fue presidente del Athletic entre 1926 y 1929. De su familia era Ibaigane, el palacio que hoy es la sede social del club bilbaíno. “Esto va con nosotros. Algún día haremos un inventario de los libros en los que el Athletic está en sus tramas. Somos parte de la ambientación: no se entiende Bizkaia sin el Athletic ni al club sin su cultura y su entorno”, reflexiona Juan Carlos Ercoreca.
En Ibaigane se sienta desde finales de diciembre el chef (huelga decir que la gastronomía es un elemento fundamental de la cultura vasca) Aitor Elizegi, nuevo presidente del Athletic Club. “La cultura mueve el planeta, y nosotros consideramos muy importante de dónde venimos. Esta ciudad ha evolucionado mucho, también culturalmente, y el Athletic ha ido en paralelo. Nuestro principal recurso son los jugadores y la forma de trabajar con ellos se parece de alguna manera a la economía circular: los convertimos en deportistas de alto rendimiento para obtener resultados, pero también generan algo más. Por eso formamos personas".
El Athletic ha organizado más de 15 clubes de lectura en tres años. Por allí han pasado futbolistas como Xabi Etxeita (ahora capitán de la SD Huesca), Mikel San José, Lucía Córdoba o Maite Oroz. Y también mitos como José Ángel Iribar o Carlos Gurpegui. Pero Letras y Fútbol abarca más actividades. Lo principal son los encuentros de literatura y fútbol, que el pasado noviembre celebraron su novena edición. Es difícil encontrar figuras literarias que hayan hablado de fútbol en su obra y que aún no hayan pasado por Bilbao. Han participado periodistas y escritores como el Premio Cervantes Eduardo Mendoza, Eduardo Galeano, Philip Kerr, Bernardo Atxaga, Hernán Casciari o Enric González. También músicos como Jota (Los Planetas), Antonio Luque (Sr. Chinarro) o Alejo Stivel (Tequila).
La programación se completa con actividades como el Bertso Derbi (una batalla entre bertsolaris de la Real Sociedad y el Athletic Club) y representaciones teatrales. Letras y Fútbol ha regalado momentos como la lectura-homenaje de El fútbol a sol y sombra de Eduardo Galeano por parte de los porteros del Athletic (Iribar incluido) tras la muerte del autor uruguayo. O imágenes únicas como la de David Safier, escritor de Maldito karma, sentado junto a una máquina de escribir en el centro del campo de San Mamés, dando forma a un cuento, Replay. La Fundación lo editó en su colección de relatos y cómics y lo regaló en bibliotecas y librerías, y también a las puertas del metro a aquellas personas que portaban algo para leer.
El festival de cine Thinking Football cumplirá este mes de marzo su séptima edición. En este tiempo se ha convertido en un marco indispensable para las películas y documentales de fútbol. Por él ha pasado Thomas Hitzlsperger, el último jugador importante (recién nombrado director deportivo del Stuttgart) en reconocer públicamente su homosexualidad, hablar sobre The Pass, una cinta inglesa que narra la historia de amor truncado entre dos jugadores compañeros de equipo. También Bob Bradley, exseleccionador estadounidense, que protagonizó We must go, sobre su tiempo al frente del equipo de Egipto cuando el país se levantaba contra la dictadura de Mubarak. Iñaki Williams habló de fútbol e inmigración tras la proyección de un documental dirigido por Eric Cantona que aborda esta temática. En la próxima edición, los desafíos de las mujeres del fútbol en todo el mundo (Cold Sweat, Football for better or for worse, Freedom Fields), la lucha por erradicar la homofobia de estadios y vestuarios (Mario) o la reconstrucción del Chapecoense tras la tragedia del equipo en 2016 formarán parte de la selección de películas.
Mediante su programa cultural, el Athletic no solo conecta con el profesor de ikastola, con el escritor de la tierra, con sus jugadores o con el abonado a San Mamés. “Las historias que se cuentan transmiten valores que compartimos. Nos movemos en la misma dirección que la sociedad. Se hable de un jugador inglés o de un argelino, sus comportamientos son un reflejo y una guía para nosotros. Aunque no hayan nacido en Amorebieta”, valora Juan Carlos Ercoreca. Ahora las raíces e historias del Athletic llegan a Nepal, Brasil, Somalia o Suecia, por citar algunos orígenes de las producciones presentadas al certamen. La cultura conecta al club con el mundo. Y gracias a ello el Athletic Club sigue siendo único en el mundo.