Iago Aspas es infinito
La estrella del Celta marca dos goles más y lidera otra remontada de su equipo que sale de los puestos de descenso tras superar a la Real Sociedad
No se atisba el final con Iago Aspas, que regresó de la camilla del médico para jugar tres partidos en ocho días, marcar cinco tantos, dar dos pases de gol, provocar un penalti y quitarse la camiseta para ver su quinta amonestación, saltarse una complicada visita al Metropolitano y aprovechar los próximos catorce días para lamer heridas. Porque hasta el más feroz de las fieras sale dañada después de sus batallas. Aspas expone su físico en pos de una encomienda. Le señalaron como el salvador de su equipo y el hombre no solo cumple sino que hasta se pasa de frenada. El Celta, que hace una semana durante el partido contra el Villarreal llegó a estar con un pie en Segunda, ha dejado los puestos de descenso tras una nueva remontada. En una jornada de viento y lluvia salió el sol en Balaídos con un triunfo local ante la Real Sociedad (3-1).
Todo ocurrió en un duelo norteño de ingredientes típicos, jugado bajo una tempestad que en la segunda parte empapó el campo, ralentizó la circulación de la pelota y demandó a los futbolistas un descomunal desgaste. Se exigió fuerza y vigor, hubo trisca y fricción, pero también se jugó de manera excelente al fútbol, quizás lo hizo más y mejor la Real que el Celta. Pero el equipo gallego no está, a estas alturas, para esas menudencias y sí para rescatar el resultado.
A los veinte minutos de partido el Celta juntó unos intrascendentes pases en su campo. Algo tan aparentemente inocuo tuvo carácter de acontecimiento porque hasta entonces el equipo local no había conseguido imponerse con el balón. La Real salió con la convicción de los equipos que saben lo que se traen entre manos, hizo circular la pelota y transitar al Celta, que no tocó bola durante largos minutos. Jugó en ese tramo con fluidez y con gusto el equipo que adiestra Imanol Alguacil, bien anclado a Zubeldia, que dirigió las operaciones desde el medio centro con singular precisión. Aprovechó la Real además la rapidez que entonces tenía el campo para mover el esférico con ligereza y prestancia, para probar también sus opciones desde larga distancia. Bajo palos estuvo firme en ese inicio Rubén Blanco. No dejó de estarlo en todo el partido.
La Real llegó al premio con un penalti levísimo en una imprudencia de Olaza ante Oyarzabal que ya advirtió que en la sala de videoarbitraje se hilaba fino. Ocurrió a la media hora y propició una lógica inflexión. No se desató el Celta, no lo hizo en todo el partido, pero la desventaja le obligó a tomar menos cautelas que aquellas con las que saltó al campo, revestido con un trío de mediocentros para hacer de espejo del dibujo del oponente. Ahí avisó Aspas, desacertado en la definición para aprovechar un garrafal tachón de Mikel Merino.
Apuntó mejor tras el descanso, provocó un penalti que anotó a pesar de tirarlo mal. Y entonces cambió el partido. Porque poco después del empate Wilian José se fue a la caseta expulsado. Tuvo un encontronazo con Okay, le lanzó dos leves codazos al estómago que el jugador del Celta apenas acusó, en el tercer movimiento el hombro del delantero de la Real le rozó, se llevó las manos a la cara y se cayó con estrépito. El VAR validó la primera decisión arbitral y la Real se encontró con que un partido que había dominado durante bastante tiempo estaba empatado y debía afrontar más de media hora con un hombre menos y el viento en contra, que no era poco rival. Sin tiempo a tantearse, Rulli se comió un buen centro de Hugo Mallo que encontró el remate a la red del inevitable Aspas. Y ya todo fue una contrarreloj en la que la Real se revolvió contra los elementos, sin rendirse pero sin acierto. Una espectacular tijereta de Sangalli encontró la mejor de las respuestas de Rubén Blanco. Hasta catorce veces remató la Real, que recibió la puntilla ya en la prolongación con un gol de Maxi Gómez tras pase de Boudebouz. La estadística no reflejará que Aspas pasó también por allí, pero lo hizo. A estas alturas tiene pinta de que es un futbolista infinito.
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