El Getafe explota sus cualidades
Deja hacer a un Athletic inoperante en la primera parte y sentencia con un gol de Ángel en la recta final
El sábado murió Sertucha, que jugó en el Athletic en los años sesenta. Fue el último futbolista a la antigua, de los que jugaban con un pañuelo anudado a la cabeza, reminiscencias de los balones pétreos, que pesaban el doble al acabar el partido, después de caer en todos los charcos de campos impracticables. Ya no hay charcos, ni balones de piedra, la hierba mide tres centímetros y los directores de LaLiga, que son los hombres de negro del fútbol moderno, implacables con su tablet, impiden con una mirada que crezca más.
Por eso la épica ya casi no aparece, ni cuando el Getafe y el Athletic saltan al campo a pelear por Europa, y se pasan medio partido viendo pasar el tiempo y escuchando cómo crece la hierba, no más de tres centímetros, eso sí.
Sesteaba el Getafe a la hora del vermut, y le acompañaba el Athletic en ese paseo de mediodía, como quien espera la hora de ir a casa a comer. Tenían la pelota los rojiblancos, la sobaban más que acariciarla; la maltrataban a veces, mientras los hombres de Bordalás seguían acodados en la barra con el aperitivo, viendo pasar la vida.
Pasaban algunas cosas, no todas buenas para el Athletic. Después de un disparo desviado de Yuri en el minuto 5, se lesionó Ibai en un salto en el que se torció el tobillo al aterrizar. A los hombres de Garitano, recién renovado, les salían pocas cosas. Córdoba tuvo la oportunidad de abrir el marcador tras un pase de Susaeta, pero delante de Soria, el remate le salió flojo y centrado. Era el minuto 30 del partido, y desde ahí hasta el final, el Athletic dio muy pocas señales de vida más. Se apagó la épica que sobrevivía bajo mínimos en el bando vasco.
Calibrado el Athletic por el ojo clínico de Bordalás, decidió el técnico que la segunda parte iba a ser diferente. Adelantó a su equipo unos metros, los suficientes como para impedir que el rival jugara con la comodidad de la primera parte. Además, Mata metió el miedo en el cuerpo de los defensores rojiblancos nada más regresar del intermedio, cuando tras un error defensivo se quedó solo ante Herrerín y disparó demasiado cruzado.
Se animó la grada, que le puso un toque picante al partido. Sin demasiadas ocasiones, las oleadas atacantes del Getafe tenían más chispa que las rojiblancas, que siempre se quedaban cortas. Paso a paso, el equipo local fue lanzando el cebo. La paciencia les sobra a los discípulos de Bordalás, que ha completado un bloque rocoso, muy difícil de interpretar. Cuando salió al campo Ángel, el héroe local, la afición intuyó que allí podía pasar algo. Tal vez no la épica de los tiempos de Sertucha, pero sí algún acercamiento interesante.
Acertaron quienes pensaban así. En el minuto 77, Dani García flojeó en un despeje en medio campo. El balón le llegó a Ángel, que ante Herrerín, fusiló para hacer el único gol del partido, que se acabó ahí, pese a la reaparición de Aduriz en un partido oficial después de dos meses. El Getafe le impidió desplegar las alas. Al Athletic no le quedó ni siquiera la opción de colgar balones, bien cerradas las bandas por Djene y, sobre todo, Damián.
Sin épica, pero el Getafe se llevó el partido y dejó al Athletic con las ganas de acercarse a la zona Champions, que le queda ahora mucho más lejos. No hizo méritos para conseguirlo.
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