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El Barça remata la Liga

Los goles de Luis Suárez y Messi derrotan al Atlético y conceden al conjunto azulgrana una ventaja de 11 puntos

Ramon Besa
Messi en el remate del segundo gol del Barça.
Messi en el remate del segundo gol del Barça.Manu Fernandez (AP)

Luis Suárez y Messi, los delanteros que hoy dan sentido al fútbol del Barça, jugadores que ponen el punto y final con su pegada y clase al juego de un colectivo paciente y solidario, sellaron prácticamente el título de Liga. Muy pocas veces ha habido un equipo tan previsible y también tan regular como el de Valverde. Las victorias caen siempre al final, después de una larga espera y desgaste, y de la misma manera, incluso ante el desafiante Atlético de Simeone.

Nunca se puede dar a un futbolista uruguayo por muerto, y menos si se trata de Luis Suárez. No tiene la elegancia de Samitier, ni el carisma de Kubala, tampoco la popularidad de César y menos el talento de Messi. La garra del charrúa, sin embargo, es decisiva, y más si le defienden dos compatriotas como Giménez y Godín. El quinto mejor goleador de la historia azulgrana decantó el encuentro con un remate inapelable, imposible incluso para el poderoso Oblak, y Messi firmó la victoria con una jugada ya muy vista y al tiempo aguardada, resumen de la categoría del 10. Los tantos de Luis Suárez y Messi, que ya suma 33 en el torneo, fueron tan irreprochables como la actuación del plantel rojiblanco, condenado por el irresponsable Diego Costa, un jugador al que sus compañeros defienden por entender que no tiene la misma bula que Suárez.

Al cholismo, en cualquier caso, le queda vida en la era de Messi. Aunque perdió como casi siempre, el Atlético se batió mejor que nunca, con la grandeza del mejor de los aspirantes en la casa de Messi hasta que apareció Suárez, el 9 de un plantel sólido, maduro e inteligente, o si se quiere sensato como Valverde.

El desenlace fue el de siempre después de un inicio diferente, porque tenía prisa el Barça, despabilado y vertical, y atacaba sorprendentemente con la pelota el Atlético. Hubo media hora muy rica, variada y digna de un partido decisivo de un campeonato manejado por el Barça. El juego barcelonista se localizaba en el costado izquierdo por las llegadas de Alba y la anticipación de Busquets. Hasta Coutinho tenía mucha presencia en el Camp Nou. Los rojiblancos descuidaron la conexión Alba-Messi, el recurso ofensivo azulgrana por excelencia, y no tomaron un gol porque el palo rechazo el tiro del lateral, rápido y hábil en el momento de coger la espalda a Koke. Al Atlético tampoco le costaba alcanzar posiciones de remate a partir de largas posesiones, mal acabadas por Arias y Thomas.

No se recordaba un equipo de Simeone tan bien posicionado y ambicioso en el Camp Nou. El partido tenía un buen ritmo, estaba muy abierto, podía romper por cualquier bando, cuando Diego Costa fue expulsado por insultar a Gil Manzano. A pesar de ser reincidente, no se entendió a qué venía la ira del ariete en un encuentro limpio y trepidante, ni tampoco se supo si el árbitro podía sentirse tan ofendido como para echar al delantero del Atlético. No perdió el tiempo Simeone y perseveró en su ofensiva: retiró a Arias y metió a Correa. Muy discutido en las jornadas de entretiempo, no quería que nadie dudara de que su equipo iba a por el partido, a por el Barça y a por la Liga.

A pesar de la superioridad numérica, el Barcelona no conseguía reducir al Atlético, excelente en la basculación y defensa de ayudas, peligroso a balón parado ante Ter Stegen. Ausentes Dembélé y Arturo Vidal, no había más mecha en el banco que Malcom. Así que Valverde aguardó un rato a que pasara alguna cosa pese a que no se soltaba Messi. No sabía cómo atacar el Barça y no firmaba el empate el Atlético. A escena salió Morata por Filipe.

Alcanzaba con ver a Saúl y Thomas de laterales para contrastar la afrenta del Atlético. La propuesta no desesperó al Barça. El equipo de Valverde no toma riesgos innecesarios y hasta se recoge para salir rápido a la contra con las diagonales de Messi. Apareció a tiempo el 10 y Valverde entendió que el partido se podía resolver desde los extremos, de manera que puso a Malcom para que enfrentara desde la banda derecha a Saúl mientras Coutinho encaraba por la izquierda a Thomas.

Abierto el campo, el Barça no paró de rematar hasta doblegar muy al final, como en el 48% de las veces, al portero rival, el excelso Oblak, el menos batido. No hubo en cambio noticias de Griezman, pitado por la hinchada, muy enfebrecida, nada que ver con el anestesiado barcelonismo de cuando mandaba Tata Martino y el Atlético ganó LaLiga.

No necesita de momento el Barça al francés sino que le alcanza con Suárez y Messi, los que marcan la diferencia, 11 puntos de ventaja ante el Atlético de Simeone, negado la noche en que fue el más valiente del Camp Nou ante el seguramente campeón.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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