Lydia Valentín: “Hoy se ha hecho justicia, por fin soy campeona”
La halterófila recoge el oro olímpico de Londres con siete años de retraso tras la descalificación por dopaje de las tres atletas que la precedieron
Ondea la bandera de España, pero no lo hace mecida por el viento de Londres, sino que lo hace a través de una pantalla digital. Lydia Valentín tiene la medalla de oro colgada al cuello, pero no la acompañan sus rivales, sino representantes federativos, del Gobierno y del Comité Olímpico Español e Internacional. Y, sobre todo, no es 3 de agosto de 2012, sino 28 de febrero de 2019. Con siete años de retraso, Lydia Valentín, la mejor halterófila española de todos los tiempos, recogió este jueves la medalla que la acredita como ganadora en 2012 después de que las tres rivales que la antecedieron aquel día en el podio en la categoría de 75 kilos, la kazaja Svetlana Podobedoba, la rusa Natalya Zobolotnaya, y la bielorrusa Kulesha, fueran sancionadas por dopaje en 2016. A esto hay que añadir el hecho de que no es la primera vez que Valentín recoge una medalla olímpica con retraso: en enero de 2018, hace un año, ya recibió la plata de Pekín una década después de haberla ganado. Fue la primera vez que el dopaje la sacaba de un podio ganado de forma legítima. No sería la última.
“Por fin soy campeona”, comenzó diciendo la leonesa en su discurso. La frase condensa los sentimientos encontrados que caracterizaron el acto: el alivio de una injusticia corregida y la impresión de que, inevitablemente, ganar así no es lo mismo. Después de que el público se pusiera en pie y vitoreara la campeona tras sonar el himno del Comité Olímpico Internacional, la propia Valentin recordó a todos la situación casi sin querer: “Agradezco mucho a todos los que habéis venido hoy a este acto de recogida de mi medalla, un jueves y entre semana”. No, aquello no era Londres.
“Recuerdo irme hace siete años con un sabor agridulce de la competición de Londres porque sabía que tenía que estar en el podio y me iba sin medalla. Ha prevalecido la única verdad que hay. Hoy se ha hecho justicia. Hay unos valores y unas normas que hay que respetar y, si no lo haces, debes echarte a un lado. Para mí, las sancionadas no son deportistas, son parte de un circo del que cuanto más lejos esté, mejor”, declaró la atleta a la salida del COE. Flota ahora en el ambiente la duda de si algo así podrá volver a repetirse, de si la federación internacional de halterofilia está haciendo todo lo posible para evitar que el dopaje manche de nuevo su deporte. Antes de contestar a esta cuestión, Valentín se tomó cinco segundos de elocuente silencio. Tras un suspiro, tan solo acertó a responder, lacónica: “Espero que sí. No sé si mis rivales estarán limpias a partir de ahora. Sé que está habiendo controles y que la gente se está cortando un poco más. Pero no depende de mí”.
“Saúl Craviotto o yo deberíamos ser los abanderados en Tokio”
Ante la imposibilidad de deshacer el pasado, solo cabe mirar hacia los Juegos de Tokio, que se celebrarán dentro de un año. Allí, Lydia Valentín tendrá 35 años, pero también llevará sus campeonatos del mundo de halterofilia de 2017 y 2018. El primero que puso sobre la mesa la idea de que el deporte le debe el cajón más alto del podio en unos Juegos Olímpicos fue Alejandro Blanco, presidente del COE: “Te has convertido en la más grande de la historia de la halterofilia en España. Nos vemos en Tokio. Vamos a estar todos contigo y esa medalla la vas a recoger en Japón”.
Precisamente, la posibilidad de que la halterófila esté en Tokio ha desatado los rumores sobre que sea ella la deportista abanderada. “Me lo han propuesto. El hecho real es que ninguna mujer tiene tres medallas en tres Juegos Olímpicos distintos. Mireia Belmonte tiene cuatro, pero en dos Juegos, yo solo puedo conseguir una cada vez que compito. A nivel masculino tenemos al gran Saúl Craviotto, que tiene cuatro en otros tantos Juegos. Creo que, por justicia, deberíamos ir de abanderados él o yo”.
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