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La sorpresa mayúscula del Metz

El equipo francés remontó en el Camp Nou en la Recopa del 84 después de que Schuster dijera que había que recibirles con jamón por los regalos del 2-4 de la ida

Kurbos, jugador del Metz, en el partido de vuelta contra el Barcelona en 1984.
Kurbos, jugador del Metz, en el partido de vuelta contra el Barcelona en 1984.

Aquel era el primer año de Venables en el Barça y todo iba viento en popa. Empezó la Liga con una aplastante victoria (0-3) en el Bernabéu, con aparición estelar de Calderé. Luego ganó 4-0 al Zaragoza, jornada de huelga, en la que participaron juveniles. El más adelante célebre Milla sería uno de ellos.

Así estaban las cosas cuando el Barça visitó al Metz el 19 de septiembre de 1984 en partido de Recopa. El Metz, duodécimo el año anterior, ahora era decimoquinto, con ocho goles a favor y 16 en contra. La noticia del día era la crisis de la Sollac, empresa siderúrgica local que se anunciaba en el pecho del equipo y que comunicó el mismo día del encuentro que despediría a 1740 trabajadores. Había pesimismo en la ciudad. También con la eliminatoria, claro.

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En Barcelona se hablaba de que el partido no se podría ver en directo. TV3 había llegado a un acuerdo con la televisión francesa para intercambiar la ida y la vuelta, pero TVE lo saboteó, aduciendo que el medio catalán no tenía todas las licencias. Seis días antes se había jugado un Barça-Athletic, homenaje a Olmo y Artola, televisado por TV3 y Euskal Telebista. TVE no permitió que la señal viajara por los repetidores españoles y fue enviada por los de Francia. Ahora, consiguió evitar que la red francesa enviara este partido. TV3 grabó los dos tiempos por separado, los envió por avioneta y se emitió a medianoche. Polvos que trajeron lodos.

El Barça volvió con un brillante 2-4, que hirió al presidente del Metz, Carlo Molinari. Había recibido al Barça con las máximas cortesías, incluso cambió el color (el del Metz es un grana con algunas rayas blancas) para que el rival jugara con los suyos. Pero el desastroso papel de su equipo, que regaló tres goles ridículos, le puso del peor humor. Incluso pidió a su entrenador, Marcelo Husson, que rodaran cabezas. Cómo serían los regalos que Schuster dijo que a la vuelta había que recibirles con jamón, en agradecimiento.

La vuelta se jugó el 3 de octubre. La víspera se le preguntó a Venables si no sería conveniente sacar suplentes y contestó que nada estaba seguro, lo que provocó cierta rechifla. Y, en efecto, sacó lo mejor que tenía. Incluso regresó Migueli, que faltó en la ida por sanción. Solo faltó el meta Urruti, que tuvo que viajar a San Sebastián por enfermedad grave de su padre. Jugaron: Amador; Sánchez, Migueli, Alexanko, Julio Alberto; Víctor, Schuster, Calderé, Rojo; Carrasco y Archibald. Luego entrarían Esteban y Clos, avanzada la segunda parte. Entre un partido y otro, el Barça había ganado 1-0 al Español en casa y 1-2 al Betis en Sevilla. Era líder, con 10-1 en la tabla de goles.

Devolvió la cortesía y jugó de amarillo, para que el Metz pudiera lucir su granate habitual. Solo hubo un cuarto de entrada. El Barça cobró a los socios porque el partido no pudo televisarse y eso restó público. Lo del amarillo recordó a los más supersticiosos malas experiencias recientes con ese color ante Osasuna, Aston Villa y Manchester United. Esta vez sería peor.

Y eso que la cosa empezó bien. El Barça mandaba, dentro de un ambiente desangelado, y en el minuto 33 Lobito Carrasco, que estaba de dulce, marcó un gol. Más confianza, y más aburrimiento. En el 38, Kurbos, un yugoslavo-esloveno-alemán marcaría el 1-1, escapándose de la trampa del fuera de juego. El Barça de Venables adelantaba la defensa y ya en la ida el Metz había tratado de sincronizar el pase con la arrancada de Kurbos para pillar a la defensa saliendo. Esta vez lo consiguió. Volvió a ocurrir en el 39 (1-2), de nuevo en el 55 (1-3), y finalmente, para estupor de todos, en el 86 (1-4). Siempre la carrera de Kurbos, que hizo tres goles y provocó un autogol de Sánchez. Entre gol y gol, mucho juego florido del Barça, sin provecho. Fue el choque de la confianza y la suficiencia del Barça contra la rabia del Metz, tan maltratado tras la ida.

Al final, el meta, Ettore, fue corriendo a Schuster y le espetó: “¿Dónde está ahora tu jamón?”. Alguien tituló: "Miércoles de Ceniza". Ese mismo día, el Girondins echó al Athletic de la Copa de Europa, y en la UEFA cayeron el Atlético ante el Sion, el Betis ante el Universitatea Craiova y el Valladolid ante el Rijeka. Se salvó de la debacle el Madrid, y eso que perdió 2-0 en Innsbruck. Pero había viajado con un 5-0 en la ida. Venables no se lo podía explicar, pero reaccionó con habilidad: “Esto nos ayudará a ganar la Liga”. Y, en efecto, la ganaría ese año. Habían transcurrido 11 desde la última. 

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