Cruyff aparece en nuestras vidas
El cruce entre Madrid y Ajax, en la 67-68, descubrió a un holandés barbilampiño que hacía diabluras. Llegaba una nueva época. Un fútbol de tipos delgados, melenudos y móviles, con Johan como heraldo
La primera vez que el Madrid el Ajax se cruzaron en la Copa de Europa fue en la temporada 67-68. Por entonces, el fútbol holandés no significaba nada. En la 65-66 el Madrid había jugado contra el Feyenoord. Un Puskas casi cuarentón, ofensivamente gordo, le marcó cuatro tantos en el Bernabéu. Sus últimos goles europeos. A ojos del aficionado un equipo holandés era entonces una perita en dulce. En el verano del 66, la Selección, que preparaba en Santiago de Compostela el Mundial de Inglaterra, jugó un amistoso con el Ajax. Perdimos 1-2 en Riazor y se consideró una vergüenza nacional.
Ahora se trataba del Madrid y la Copa de Europa. Era el Madrid ye-yé, campeón dos años antes. Lucía bien. Acababa de empezar la Liga y había ganado 0-2 en Sevilla y luego le hizo 9-1 a la Real Sociedad. Muñoz advirtió que el Ajax tenía un delantero de 20 años formidable, pero entonces 20 años eran demasiado poco. Pirri y Zoco recordaban algo de lo ocurrido en Riazor, pero eso no asustó a nadie.
La llegada a Ámsterdam estuvo cargada de cortesías. El presidente del Ajax, Van Praag, (padre de quien también lo sería después) se declaró profundo admirador del Madrid, y anunció que cedía los colores: "Mis aficionados merecen ver al Madrid con el color de su gloria". El Ajax jugó de rojo. Asistieron seis mil emigrantes, llegados de Alemania, Bélgica, Francia, Suiza o la propia Holanda. Todo lo contrario de un ambiente intimidatorio.
En el Ajax aún no están todos, pero ya sí bastantes de los que harán leyenda pronto: Bals; Suurbier, Vasovic, Pronk, Hulshoff; Groot, Nuninga, Muller; Swart, Cruyff y Keizer. El entrenador es Rinus Michels, al que también le espera la gloria. Muñoz se protege: saca a Zunzunegui como medio junto a Zoco: Junquera; Calpe, De Felipe, Sanchís; Zunzunegui, Zoco; Amancio, Pirri, Grosso, Velázquez y Bueno. En realidad, cinco defensas, tres medios y Amancio y Bueno en el ataque.
El Madrid lo pasa mal. En el 16' marca Cruyff, en un tiro que se le escurre a Junquera, que parece quedar nervioso. Se ha estrenado la limitación de cuatro pasos al portero cuando tiene el balón (ahora son 6 segundos) y se lía. Cada poco le pitan indirecto en el área. En el 35', Pirri marca, tras una rápida jugada, un raro acercamiento. ¡Albricias! También es reciente lo de que en caso de empate en la eliminatoria los goles marcados fuera valen más. Era crucial marcar.
Lo mejor, el resultado, se comenta al regreso. La vuelta se juega a las tres semanas. Vienen tres mil holandeses, que pasean por la Plaza Mayor y el centro, ruidosos, cerveceros, con camisetas del equipo, cosa que aquí no se veía entonces.
El Madrid está preocupado en la víspera. Faltará De Felipe. Faltará Velázquez. Amancio está entre algodones. El Ajax repite equipo. El Madrid sale con Junquera; Calpe, Zunzunegui, Sanchis; Pirri, Zoco; Veloso, Amancio, Grosso, De Diego y Gento. De Diego debuta ese día, un poco fuera de sitio porque es más segundo punta que interior de organización y recorrido, como Velázquez, pero jugará bien, con varios lanzamientos estupendos a Gento.
El Madrid devuelve la cortesía y juega de azul. El Ajax juega de Ajax, con su franja ancha, nunca vista aquí, y llaman la atención sus jugadores, delgados, melenudos, móviles… Se percibe algo nuevo. Cruyff es un barbilampiño que de tan pálido casi parece transparente, pero hace diabluras.
Juega mejor el Ajax, es muy visible. El Madrid se bate con coraje, pero el balón y la maestría son del Ajax. Zoco y Zunzunegui pasan un quinario ante Cruyff. Junquera hace paradas enormes. Fue la mejor noche de un gran portero al que limitarían las lesiones. El Madrid se adelanta, en el 58', con un tirazo de Gento desde el borde del área. El Ajax empata en el 68', en saque de falta que cabecea Groot a la escuadra.
Hay prórroga, con un Madrid visiblemente agotado. Cruyff se hace más dueño de la escena aún. Va a un lado, a otro, regatea, medio Madrid se afana en torno a él. Junquera para, Junquera se levanta, Junquera vuelve a parar, se echa sus pies… Un tiro da en el palo. Si entra, el Madrid está fuera. En eso, una arrancada de Veloso, con su último aire. Regatea a tres y lanza un zurdazo ajustadísimo que entra. Compañero de Amancio en el Depor, fichó por el Madrid tres años después, nunca se hizo sitio firme como titular, pero ese día le quitó al Madrid la soga del cuello. Ya defendió con más orden, aunque siguió dependiendo de Junquera.
Pasó el Madrid, pero todos nos fuimos presintiendo que llegaba una nueva época. Se anunciaba un fútbol de tipos delgados, melenudos, móviles, con ese Cruyff como heraldo.
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