La liberación de Semedo
El luso, querido por el vestuario, supera la adaptación y anima la pugna con Sergi Roberto
Al núcleo duro del Barcelona no le agradan mucho los cambios. Más de gestos que de palabras, acostumbra a poner cara de circunstancia cuando algún entrenador llega a Sant Joan Despí con algún método diferente. Está familiarizado con una clase de ejercicios, siempre afines a la escuela de fútbol azulgrana. Les funcionó y les funciona. “En general les gusta hacer solo tres tipos de ejercicios: rondos, posesión y partidos en espacios reducidos”, cuentan desde la Ciudad Deportiva del Barcelona. ADN Barça en estado puro, difícil de interpretar para los que se criaron fuera de la Masia, como le pasó a Semedo, un portento físico, menos delicado con la pelota en su bota derecha.
Semedo llegó al Barcelona en el verano de 2017 por 30 millones. Su misión, la misma que se le había encomendado a Aleix Vidal: llenar el vacío de Dani Alves. Pero el lateral catalán nunca terminó de cuajar y Luis Enrique, entonces técnico del Barcelona, improvisó con Sergi Roberto en la defensa. El canterano no falló, más dúctil para atacar que para retroceder, nada extraño en un futbolista que se curtió en la medular. En cualquier caso, el exsecretario técnico azulgrana Robert Fernández confiaba en Semedo (25 años) para que se adueñara del lateral. Entendía a Sergi Roberto como un parche, no una solución. “Es un fichaje mío”, aseguró el exdirector deportivo azulgrana. Sin embargo, la adaptación del portugués al Camp Nou llegó en slow motion.
En su primera campaña con el Barcelona, jugó 36 partidos (28 de titular). Números lejanos a los de un novato, pero no le dieron carrete. Firmó una planilla con un 87,23% de acierto en los pases, una media de recuperaciones de 4,64 balones y 9,4 pérdidas. Su competidor, Sergi Roberto: 90,67%, 5,2 y 8,7. “Estás cosas se notan enseguida, cuando el vestuario no acepta a un jugador. Con Nelson no fue el caso, todos entendieron que estaba en un proceso de adaptación”, explican desde el entorno del cuerpo técnico. El portugués no se desesperó. Intentó no bajar los brazos en los entrenamientos, mientras aguardaba su oportunidad en el once inicial, nunca ofrecida en los partidos importantes del Barcelona. Y hasta se quedó sin Mundial.
“No es sencillo para ningún jugador llegar a un club como el nuestro”, lo defiende Valverde. “A veces, jugamos con muy poco espacio. Se requiere entender ese juego de posición al que hay que acostumbrase. Y un futbolista con las características de Nelson necesita espacio”, completa el preparador azulgrana. Valverde confiaba en Semedo, también sus compañeros. “Es un chico muy bueno que se adaptó muy bien al grupo. Todos le quieren. Entendió lo que significa estar en un vestuario como este y cuál es su rol”, explican desde la Ciudad Deportiva. Poco a poco, Semedo se ha comenzado a expandir, más relajado con el balón, firme en la marca, autor de su primer gol como azulgrana ante el Girona.
Difícil de pasar
El luso ha mejorado su porcentaje de pases (90,70%) y sus pérdidas de balón (8,15), mientras que mantiene su número de recuperaciones. “Defensivamente nos soluciona muchas cosas. Es un jugador muy difícil de desbordar y que en ataque nos da muchas cosas”, explica el preparador azulgrana. Nunca tan tranquilo como en el clásico. No tenía una tarea sencilla, contener al habiloso Vinicius. Sabía Valverde que la fortaleza del Madrid en ataque estaba por el ala izquierda, motivo de sobra para apostar por el portugués. No le falló el cálculo.
Semedo terminó el clásico con cinco entradas y seis regates. Ningún azulgrana birló tantos balones, ni tuvo tanto éxito en sus gambetas. “Nelson está asentado. A veces, está más suelto y otras veces menos”, subraya Valverde, todavía sin un preferido para el lateral derecho. “Los voy alterando en función del partido y de los esfuerzos”, dice el Txingurri. Eso sí, contra el Madrid no había dudas de que su hombre era Semedo. “Ellos nos iban a lanzar la presión alta”. Semedo se libera en el Camp Nou.
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