Papanikolau hunde al Baskonia
Un triple del jugador griego a falta de tres segundos, y otro más en la prórroga, impiden el triunfo vitoriano (91-87)
Al final, frente al Olympiacos griego, la moneda salió cruz después de un final apasionante que resolvió la infalibilidad de Papanikolau, pero el Baskonia competitivo, que puede ganar o perder pero que siempre tiene opciones de llevarse los partidos, ha regresado. El tono mortecino de los últimos estertores de la dirección de Pedro Martínez, ya se ha disipado. Con Perasovic, al fin y al cabo, un hombre de la casa, el equipo vitoriano ha recuperado el aliento y el color. De nuevo se disparan las pulsaciones de los jugadores en la cancha, incluso con la importante ausencia de Shengelia.
OLYMPIACOS, 91- BASKONIA, 87
Olympiacos: Mantzaris (-), Strelnieks (2), Papanikolau (22), Printezis (19) y Bogris (4) --quinteto inicial-- William-Goss (17), Spanoulis (4), Timma (-), Leday (23), Vezenkov (-) y Toupane (-).
Baskonia: Marcelinho (17), Janning (8), Shields (3), Voigtmann (10) y Poirier (17) --quinteto inicial-- Vildoza (19), Hilliard (13) y Diop (-).
Parciales: 20-22, 23-25, 12-15, 25-18 y 11-7.
Árbitros: Belosevic, Latisevs y Peerandi. Eliminaron por faltas a Poirier.
La Paz y la Amistad. 7.000 espectadores.
Ante un Olympiacos al que no le funcionó Spanoulis, fallón en el tiro, garrafal en el pase, intermitente en la creación, el equipo vasco intentó lucir sus mejores galas. Apoyado en la conducción de un clarividente Marcelinho Huertas, que salió de las catacumbas europeas, y en el poderío físico de Poirier, amo y señor del rebote, y el mejor de su equipo; uno de los gigantes del partido junto con Papanikolaou, para el que Perasovic pedía más atención en cada tiempo muerto, el Baskonia fue avanzando por el partido casi siempre por delante en el marcador, aunque nunca con ventajas significativas. Ganar en el pabellón de la Paz de y de la Amistad no es nunca una tarea sencilla, ni aunque en algunos instantes parezca que va a serlo.
El Baskonia mandaba en el descanso, pero sufrió un pequeño bache en el comienzo de la segunda parte. Apareció entonces Papanikolau por primera vez para equilibrar las cosas, apoyado también en Leday, aunque un triple de Janning devolvió el dominio a los vitorianos, que no lo perderían hasta el último segundo del partido, cuando el choque ya se había convertido en un tobogán. La quinta falta de Poirier, a 3,01 para el final, afectó al rebote del Baskonia. La ventaja se fue esfumando punto a punto, pese a que un triple de Vildoza amplió la diferencia a cuatro.
Sin embargo, iba a aparecer de nuevo Papanikolau, y esta vez resultó determinante. A falta de 27 segundos anotó dos tiros libres; en la jugada siguiente, cuando quedaban 16 segundos, Hilliard falló uno de los suyos y en la acción siguiente anotó el Olympiakos (77-78). Quedaban 13 y el equipo griego cometió otra falta. Vildoza transformó. Al Olympiacos sólo le quedaba una bala. Preparó la jugada para Papanikolau, –“cerradlo, por favor”, pedía Perasovic–que con sólo 3 segundos por jugar, llevó el partido a la prórroga con un triple. Pero no fue su último servicio al equipo. Después de un error en el tiro del Baskonia, y nada más comenzar los cinco minutos adicionales, se sacó de la manga un lanzamiento milagroso que hundió a los vitorianos. El Olympiakos se puso por delante, el pabellón vibró como nunca y ya no fue capaz el Baskonia de reconducir la situación. Perdió en cinco minutos lo que había ganado en 39,57, aunque habrá que sacar alguna conclusión positiva de la derrota (91-87): el equipo vasco ha dado un salto importante en su juego, y todavía tiene opciones de meterse en la pelea.
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