El Reus se ahoga, pero tiene que seguir jugando
La Federación Española no acepta aplazar el partido del sábado ante el Córdoba pese a los impagos a los futbolistas
La jornada 18 de la Liga de Segunda no va a echar en falta ningún partido. El Reus-Córdoba, previsto para este sábado a las 18.00, se disputará pese a la controvertida situación que vive el Reus, al borde de la exclusión de la división de plata por impagos reiterados a sus futbolistas, que llevan tres meses sin cobrar. Los intentos de LaLiga y de la Asociación de Futbolistas (AFE) por aplazar el encuentro no han cuajado y la juez única de competición de la Federación decidió que no hay motivos jurídicos para no jugar. La resolución importuna a ambos equipos. El Reus mantiene que en su vestuario no anida la estabilidad suficiente para que el encuentro se pueda jugar con unas mínimas condiciones de competitividad y, por su parte, el Córdoba suspiraba por un aplazamiento que, a la postre, le concediera los tres puntos sin tener que jugar, dada la dudosa continuidad del club catalán en el campeonato.
El propietario del Reus, Joan Oliver, negocia a contrarreloj para encontrar un comprador que le ayude a salvar los muebles. El club arrastra un agujero de cinco millones de euros y Oliver lleva meses anunciando que mantiene contactos con varios inversores interesados en adquirir el club.
Las últimas novedades ofrecidas por Joan Oliver a la plantilla del Reus y a LaLiga sitúan en China el salvavidas financiero del club catalán, a través de un inversor que pudiera hacerse cargo de la deuda y de los pagos de las mensualidades pendientes. Antes, se alimentó durante semanas la posibilidad de que el dinero para salvar al Reus llegase de los Emiratos Árabes. El dueño del club catalán tiene negocios en China y es accionista del BIT, un equipo con sede en Pekín y que milita en las divisiones inferiores del país asiático. Por ahora, nada se ha confirmado.
Mientras, la incertidumbre crece. Fue LaLiga, de acuerdo con la AFE, quien movió ficha para lograr la suspensión de un encuentro que, hoy día, es la menor de las preocupaciones que tiene el Reus. Pese a que el equipo se halla en puestos de descenso (20º clasificado con 16 puntos en 17 jornadas) y el Córdoba es un rival directo en la parte baja de la tabla, los tres puntos en juego parecen poco menos que un brindis al sol para los reusenses, atendiendo al tormentoso horizonte que les espera. Con tres salarios pendientes de cobro, los jugadores están decididos a denunciar al club, una acción que les liberaría para poder fichar por otro equipo durante el mercado invernal y que, automáticamente, supondría la puntilla para el Reus. Falto de jugadores y sin posibilidad de fichar —su reiterada morosidad bloquea las fichas e impide recurrir al filial—, la segunda vuelta de Segunda quedaría con 21 equipos.
LaLiga se ha reunido con varios componentes de la plantilla para ofrecerse a abonar los salarios pendientes. La entidad que preside Javier Tebas trata de evitar una baja a medio campeonato, una situación insólita en el fútbol profesional. A los jugadores el parche no les convence porque el oxígeno financiero se queda en el campo, pero no alcanza a los demás empleados del club, ni tan siquiera al cuerpo técnico.
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