El Atlético reacciona ante el miedo al batacazo
Los rojiblancos y el Villarreal golean al Sant Andreu y Almería. Girona, Sevilla y Real Sociedad también estarán en octavos de la Copa
El pase del Atlético a los octavos de final de la Copa del Rey se fraguó en el momento en el que lo vio difuminarse. Solo cuando el batacazo aguardaba tras la esquina reaccionó el equipo rojiblanco para de cuatro plumazos (4-0) mandar al traste el sueño del Sant Andreu, al que no le faltaron ni entusiasmo ni fe, pero sí el caparazón suficiente para aguantar las embestidas de un animal herido en el orgullo.
En un palco del Wanda Metropolitano, cumpliendo el segundo de sus tres partidos de sanción, Diego Simeone se removía de un lado al otro sacando y metiendo permanentemente las manos en los bolsillos de su refinado abrigo negro. No se podía creer el técnico del Atlético que el Sant Andreu fuera capaz en los primeros 45 minutos de encontrar una y otra vez la manera de llegar hasta Adán, y que incluso tuviera el gol mucho más en la mano que los suyos. Cuando Josué Rodríguez disparó fuera con toda la portería de cara, y Elhadji primero dirigió de cabeza el balón al poste de la portería rojiblanca y después a las manos del sustituto de Oblak, las pulsaciones del argentino alcanzaron desconocidas.
Reaccionó el Cholo moviendo el banquillo, y lanzando un mensaje a sus jugadores (y a los rivales) incluyendo en el descanso a Lemar y a Rodri, dos pilares habituales, y que con su entrada al campo agrandaron la consideración del Sant Andreu y elevaron el cariz de un partido que pasó de experimental (uno de los sustituidos fue el joven Toni Moya) a trascendental por lo escaso de la renta inicial, tan solo un 1-0 tras la ida.
El movimiento causó efecto de forma inmediata. Lemar, en sus primeros contactos con el balón, tiró un recorte y golpeó con tal fortaleza y precisión el balón con su pierna derecha que ni el poste evitó que acabase en el fondo de la portería de Segovia. No movió un músculo el portero del Sant Andreu, que poco después observó como a su guarida acababan de hackearle la contraseña. Si en la primera mitad solo en una ocasión había logrado imponerse a su par, en la segunda Kalinic encontró la manera de ponerle el broche a sus buenos movimientos corporales. Lo hizo con un brinco en estático, poderoso, que culminó con un cabezazo picado que por fin inauguró su casillero como goleador del Atlético.
Descorchada la botella del Sant Andreu, carente de balón y sin capacidad de recuperar el trayecto, el conjunto catalán se desinfló y volvió a ver cómo el balón se alojaba de manera tan estética como efectiva en su portería. Correa, de un disparo con el exterior de su bota derecho, amplió una herida que agrandó después Vitolo y permitió que Simeone disfrutase, sentado, de la comodidad de su asiento.
Igualmente opulenta resultó la goleada del Villarreal al Almería (8-0), con un papel estelar de Ekambi, que firmó cuatro tantos. Al camerunés se le unieron Bacca, Gerard Moreno y Raba para sepultar al conjunto andaluz, desbordado en todas sus facetas.
Vaivén en Montilivi
Mucho más inquieto, tanto por el resultado de la ida (2-2) como por el equilibrio del encuentro en sus dos mitades, resultó el encuentro de Montilivi. El Girona acabó logrando el pase a la siguiente fase tras derrotar al Alavés (2-1) en un encuentro que llegó a tener perdido gracias a una mezcla de fortuna y torpeza.
La acción la protagonizaron Borja Bastón y Alcalá. El primero se plantó ante Iraizoz y picó el balón con demasiada fuerza por encima del corpachón del portero, lo que elevó considerablemente la parábola, para darle tiempo suficiente al defensa del Girona a alcanzarlo con la cabeza. Sin embargo, a pesar de contar con el espacio suficiente para cambiar modificar la dirección del remate, lo envió directamente al fondo de su portería. Pero la suerte es muy volátil y en un saque de falta de Granell el balón lo desvió al fondo de su portería Calleri, lo que situaba al equipo de Eusebio de nuevo con la eliminatoria de cara. No suspiraron los catalanes hasta que Portu hizo el segundo y dio carpetazo al partido.
Le costó lo suyo al Sevilla conseguir el billete para la siguiente fase del torneo, ya que se topó con un Villanovense que le plantó cara también en el Sánchez Pizjuán, y vendió cara su eliminación (1-0). Un solitario gol de André Silva al comienzo de la segunda mitad acabó resultando decisivo para el conjunto de Pablo Machín, que en todo momento estuvo condicionado por el empate a cero de la ida.
De manera ligeramente más cómoda consiguió la victoria la Real Sociedad frente al Celta (2-0), al que derrotó en Anoeta gracias a los goles de Oyarzabal y de Januzaj, ambos anotados en la primera media hora del partido. El Valladolid también accedió a los octavos al derrotar de nuevo al Mallorca con tantos de Plano y Verde (2-1), que dieron la vuelta al gol inicial de Prats.
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