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LaLiga Santander jornada 12
Real Valladolid
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0 0
Finalizado
Eibar
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Un divertido empate a cero

Valladolid y Eibar no consiguen marcar, pero brillan en la mañana gris del Nuevo Zorrilla

Jon Rivas
Jordán intenta controlar el balón ante Kiko Olivas y Alcaraz.
Jordán intenta controlar el balón ante Kiko Olivas y Alcaraz.R. GARCÍA (EFE)

Aunque sin goles parece que un partido de fútbol se queda incompleto, a veces no hacen falta para que brille, y que los aficionados que han pagado su entrada, salgan satisfechos del estadio. Basta con la intensidad, con los detalles, con las ocasiones. Sucedió en Zorrilla, donde Valladolid y Eibar protagonizaron un choque entretenido, en el que ocurrieron muchas cosas, y casi todas buenas. La mañana estaba gris, hacía frío y llovia, en principio un ambiente desapacible, una jornada de otoño avanzado en Castilla, en lo que en tiempos fue el estadio de la pulmonía. Pero a los protagonistas no les importó demasiado. Tal vez, incluso, les activó para trabajar con más ahínco en busca del triunfo, que no se decantó para ningún bando.

Primero fue el Valladolid el que se lanzó al asalto sin complejos. El Eibar había perdido al portero, Dmitrovic, en el calentamiento, así que fue Asier Riesgo quien cogió la responsabilidad de responder a los ataques pucelanos. A los 7 minutos desbarató con una gran buena parada, la ocasión del turco Unal, después de una acción grupal por la izquierda, la banda que mejor le funcionaba al Valladolid en la primera media hora. Por ahí llegaron los sustos para el Eibar, que, sin embargo, respondió pronto con una jugada de Orellana, que se plantó frente a Masip después de dos regates en el área. El portero catalán respondió con entereza.

También después, en un centro de Rubén Peña que Orellana remató de cabeza. Para entonces, el cuarto árbitro ya le estaba haciendo un marcaje al hombre al hiperactivo José Luis Mendilibar, que se desgañitaba en la banda para intentar que su equipo se metiera más en el partido, porque se conoce la plaza en la que durante tiempo fue venerado y en la que recibió un homenaje la víspera. El Eibar lo fue haciendo poco a poco. El equipo vasco se marchó al descanso con una sensación de control mucho más intensa que al principio del partido, y regresó al campo convencido de que esa era la actitud.

Los guipuzcoanos tomaron posesión del medio campo a medida que el Valladolid se desdibujaba. Jordan y Diop imponían su presencia en la medular. Su peso inclinaba el campo cuesta abajo hacia la portería contraria. Por la izquierda, Cucurella hacía de la presión, virtud. Entre estos dos últimos fabricaron la primera gran oportunidad del Eibar. El senegalés controló una pelota, burló con el cuerpo a su marcador, y se la dejó en bandeja al catalán, que disparó alto. Mendilibar no se lo creía. En el minuto 60, apenas ocho después, un rebote en Moyano casi se cuela en la portería de Masip, que reaccionó con unos reflejos extraordinarios. En plena avalancha visitante, Cucurella robó un balón y se la puso a Charles, que hizo lo más complicado: enviarla fuera. Mendilibar reaccionó con un cambio de delantero. Se fue Charles y entró Kike García, pero poco más tarde, el destino del partido se modificó tras una mano obligada de Arbilla, que era su segunda tarjeta amarilla. Con un hombre menos, el Eibar reculó, y Sergio decidió utilizar su última bala, al poner en el campo al italiano Daniele Verde. Su golpeo de balón llevó el pánico a la defensa armera en una falta, un tiro cruzado y dos saques de esquina envenenados. Claro que el Eibar también respondió en un remate de Kike de cabeza.

Pasó casi todo, pero no hubo goles. Fútbol sí, y también intensidad. El público, pese a la lluvia y la mañana gris, se entretuvo con el juego de los dos equipos, que siguen progresando. El objetivo de ambos, dicen, es la salvación, y parecen ir por el buen camino.

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