Iago Aspas no tiene fin
Un triplete del delantero rescata al Celta ante el Eibar en una situación límite para su entrenador
Sale de las tinieblas el Celta, que ganó y bien cuando ya se empezaba a dudar sobre la bonanza del proyecto que armó el pasado verano. Nada debería cambiar un único marcador, pero a veces en el fútbol, como en la vida, hay situaciones fronterizas. Habrá que ver si esta lo es para la idea que trata de levantar el técnico argentino Antonio Mohamed. Eso sí, en situaciones límite el Celta tiene una joya, un tipo que asume responsabilidades y saca adelante el trabajo. Y suele hacerlo con excelencia.
Los calificativos se acaban con Iago Aspas, que es el hombre de club total, tan completo que podría desarrollar en el Celta el rol que quisiera. Por ahora anda con el de futbolista y ahí su repertorio no parece conocer fin. Brilla donde le sitúen, allí desde donde parta se convierte en capital para su equipo: desde la derecha, en su zurda natural, como segunda punta o como referencia en la delantera, con compañía de otro futbolista más avanzado o en solitario. Ante el Eibar, de nuevo ausente Maxi Gómez, se alistó más cerca de la portería rival. Una vez más fue imparable. Y sin necesidad de tocar mucho tiempo la pelota, detalle que para él no deja de ser un engorro. Pero, ¡ay cuando la tocó!
Aspas marcó dos golazos, dos vaselinas trazadas con escuadra y cartabón. Lo hizo además cuando más lo precisaba su equipo para calmar el nerviosismo que le reconcome. El Celta llegó al partido después de seis jornadas sin ganar, con su entrenador cuestionado y varios sustitutos en la puerta del club. Aceleró el Celta, pleno de ritmo y fogosidad para llegar al gol tras cinco minutos de monólogo que culminaron con un caracoleo de Boufal por la banda izquierda que encontró a Iago Aspas en el pico del área. Cualquier zaga, así lo hizo la del Eibar, hubiera esperado que el nueve acudiese a la presunta zona de los goles, pero el emblema celtista no es un nueve cualquiera, enganchó hacia fuera, buscó el espacio donde no lo había y armó un remate maravilloso al palo opuesto, sobre la estirada de Riesgo.
Lo asombroso fue que en la recta final de la primera parte lo volvió a repetir. Entonces lo hizo para culminar una contra, con Riesgo adelantado en auxilio de su defensa, de nuevo el golpeo ajustado al palo más lejano. Lo volvió a hacer Aspas para darle aliento a los suyos. Lo estaba pasando mal el Celta porque a veces ocurre que cuando se marca un gol madrugador el partido vira a calvario. Y el Eibar no es un equipo montado para la rendición. Se fue a por el empate con un bombardeo de centros y remates. Enrich probó en el minuto 14, De Blasis en el 16, Kike García en el 18... Al Celta le desagrada correr hacia atrás, no es un equipo construido para restar. Aspas lo arregló con un nuevo golpe y el Eibar se fue a la lona.
Huérfano de puntería, el equipo de Mendilibar quedó a expensas de la respuesta del Celta con más colmillo de las últimas semanas, bregador y listo para salir al galope como lo hizo Hugo Mallo para regalarle el tercero a Brais Méndez, que volvió a poner de seda en la definición para dejar todo cerrado con bastante antelación y a expensas de que Aspas lograse el triplete. Lo buscó y lo encontró al aprovechar una desconexión entre Arbilla y Riesgo. La tarde amenazaba tormenta en Balaídos, pero al menos para el Celta salió el sol. El Eibar deberá ajustar la mirilla y tratar de no cruzarse más con tipos como Aspas.
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